Jerusalem, la capital eterna del pueblo judío que fue reunificada en la Guerra de los Seis Días, en 1967, y que hoy, 55 años después, es un símbolo de libertad de culto para todas las religiones, como nunca lo fue en sus miles de años de historia.
Ninguna visita a Israel sería completa sin una estadía en su icónica, majestuosa y bulliciosa capital – Jerusalem. Sagrada para tres religiones monoteístas, se dice que es el hogar de más lugares santos que cualquier otra ciudad en el mundo. Las sinagogas, las mezquitas y las iglesias se encuentran en casi todas las direcciones, especialmente cuando se exploran los pintorescos callejones de adoquines de la Ciudad Vieja.
Como la ciudad más sagrada del Judaísmo, el Rey David declaró a Jerusalén capital de su Reino hace 3.000 años. Fue aquí donde se construyeron el primer y segundo Gran Templo judío, y donde miles de judíos acudían, especialmente en las festividades, para la oración y el servicio religioso.
Para los cristianos, Jerusalem es venerada como el lugar de la Última Cena de Jesús, la crucifixión, la resurrección y la ascensión. El Islam considera a la ciudad como su tercer sitio más santo, ya que el Monte del Templo sirvió como el sitio desde el cual comenzó el viaje nocturno del Profeta Mahoma.
Millones de turistas visitan Jerusalem cada año para asimilar no sólo miles de año de historia, sino también una arquitectura exquisita, un amplio panorama cultural y una exquisita cocina tradicional En los últimos años, Jerusalem se convirtió en un importante destino y centro internacional para la tecnología de vanguardia, la creatividad multicultural y un centro moderno para los emprendimientos sociales y el voluntariado. De hecho, la ciudad ofrece una gran cantidad de experiencias e instalaciones, desde encantadores paseos a museos y teatros de categoría mundial, a plazas comerciales y bodegas.