(Ariel Hermoni/ Defense Ministry) (Ariel Hermoni/ Defense Ministry)

¿Alguien sabe a quién votaba el abuelo de Gilad Shalit? ¿Alguien sabe si Ron Arad (israelí secuestrado desde 1986) reza según la tradición sefaradí o ashkenazí? Estas son las preguntas que escuche en un vídeo sobre Tishá Veab.

En el mundo judío hoy tenemos un sinfín de formas de vida: ashkenazí, sefaradí, temaní, jaredí, jardalí, sionistas religiosos, secular, reformista, conservador y un enorme etcétera. ¿Quién en su día no ha dicho que fulano o fulana es un extremista religioso? ¿Hemos dicho en nuestras vidas que mi hija no se casará con un ashkenazí, o sefardí (según el caso)? ¿No hemos dicho nunca que este amigo nuestro es un jiloní (secular) radical?

Las diferencias en el mundo judío significan riqueza. No somos iguales ni debemos aspirar a serlo. Sin renunciar a un ápice de lo que somos, lo que sí hay que hacer es respetar al otro, y quererle. Cosa que pocos hacen.

Durante 5 años lloramos porque un hermano nuestro estaba secuestrado por Hamas. Hace tan solo un año llorábamos porque los terroristas palestinos habían secuestrado a tres jóvenes estudiantes de una Yeshivá, que al final asesinaron.

Queridos amigos, uno era jiloni, los otros tres eran sionistas religiosos. ¿Y qué? ¿Alguno se acuerda de eso? No. Eran Judíos. Eran nuestros hermanos. Llorábamos y pedíamos sin parar a Dios por su liberación porque eran nuestros hermanos. Qué más nos daba el partido al que votaban, ni lo que hicieran en su casa durante la mesa de Shabat. Eran nuestros hermanos.

¿Hay que esperar a que un hermano esté secuestrado para parar de hablar mal de él? ¿Hay que esperar una guerra para que, de repente, comencemos a rezar por nuestros soldados? ¿Tiene que fallecer un rabino para que, de repente, se hable bien de él, cuando en vida le llamábamos «loco», «fundamentalista»…

Vamos a seguir llorando en Tisha Veab hasta que no amemos a nuestro prójimo tal como nos amamos a nosotros mismos. En hebreo: «Veabta lereaja kamoja«.

Ningún pueblo nos ha logrado vencer. Ni los griegos, romanos, comunistas, nazis ni los árabes, ni el acuerdo con Irán. Nadie. Sabemos que Dios y que nuestros héroes (se llamen macaccabeos o IDF) ganan las guerras. Sabemos que no hay amenaza temible para el Pueblo Judío. La única que nos hace seguir llorando es el odio gratuito a nuestro hermano. Ahora solo nos falta querernos…de verdad.

Basado en un vídeo de Rabbi Refael Rubin.

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