Presidente de la Autoridad Palestina, Mahmoud Abbas (STR/Flash90) (STR/Flash90)

Al revés de lo que ocurre en varias versiones del conocido chiste, comenzaré por las buenas.

Por: Ana Jerozolimski, Directora Semanario Hebreo Jai

Tras mucho tiempo de boicots, distanciamiento, medidas airadas y furia contra la firma de acuerdos de paz entre Israel y dos países árabes del Golfo Pérsico, la Autoridad Palestina comienza a cambiar de rumbo.

En realidad, las medidas tomadas por el liderazgo palestino precedieron a los Acuerdos de Abraham ya que hace ya muchos meses que la AP suspendió toda coordinación con Israel, tanto en el área de seguridad como por ejemplo en temas cardinales para los propios palestinos, léase el pasaje de pacientes palestinos a hospitales israelíes. Tampoco aceptaba recibir el dinero de los impuestos que pagan los propios trabajadores palestinos, que de acuerdo a lo pactado en el Protocolo de París (la parte económica de los acuerdos de Oslo), corresponde a Israel recolectar y transferir a la Autoridad Palestina. La AP tomó esa medida como reacción airada al hecho que Israel comenzó a deducir de dicho dinero, las sumas que los palestinos pagaban a terroristas y sus familias por perpetrar atentados cruentos contra la población israelí. De más está decir que al no cobrar ese dinero que le correspondía- Israel lo depositaba y la AP lo devolvía-estaba perjudicando a la propia población palestina.

A ello se sumaron las medidas concretas de respuesta a los acuerdos de paz entre Israel, los Emiratos Arabes Unidos y Bahrein.Lo primero fueron las nefastas declaraciones de diferentes figuras palestinas, acusando de “traición” y de “acuchillar por la espalda al pueblo palestino” a quienes firmaban la paz con Israel, inclusive habiéndose tratado, especialmente en el caso de los Emiratos, de fuentes de ayuda económica durante mucho tiempo a los palestinos. Eso se tradujo también en la retirada de embajadores palestinos en dichos países árabes.

Los palestinos, enojados como siempre, sin perder la oportunidad de ponerse en el papel de víctimas en lugar de ver el potencial de progreso y mejora de su propia situación si tienen otra actitud, veían todo negro.

Pero he aquí que el pueblo norteamericano fue a elecciones y ahora está claro que Donald Trump ya no será el Presidente de Estados Unidos, lo cual colocó a la AP en un estado de euforia total.

No entraré aquí a analizar el conflicto entre la administración Trump y la Autoridad Palestina, que se manifestó en varios frentes, y me limitaré a recordar lo que considero esencial. Trump, visto hoy como sumamente amigo de Israel-y sin duda adoptó posturas muy firmes animándose a decir verdades que nadie antes había dicho en relación al conflicto israelo palestino-no llegó con la visión de “bueno para Israel y malo para los palestinos”. En absoluto. Comenzó intentando claramente acercar. Recordamos bien la calidez que irradió su encuentro con el Presidente palestino Mahmud Abbas en la Casa Blanca.

Hasta que empezó a criticar actitudes concretas, exigió el fin de la incitación y más que nada, reconoció a Jerusalem como capital de Israel. Los palestinos pusieron el grito en el cielo y no solamente discreparon-lo cual era más que legítimo-sino que insultaron directamente al Presidente y su administración y cortaron todo tipo de vínculo. La administración Trump no se quedó atrás.

Y ahora que ganó Joe Biden, los palestinos ven en ello la gran oportunidad.

Resolvieron reanudar la coordinación de seguridad con Israel. Devuelven a sus embajadores a los Emiratos y a Bahrein, y hasta anunciaron-según escribió el gran cronista de asuntos palestinos de la radio y televisión públicas de Israel KAN Gal Berger-un cambio dramático en el sistema de pagos a las familias de los terroristas presos en Israel. Ya no se les pagará-veremos si se concreta-por la espeluznante tarifa gradual de acuerdo a cuántos israelíes mataron o hirieron, sino de acuerdo al tamaño de la familia a la que se efectúa el pago.Esto da para una nota aparte, para la que ya habrá ocasión.

Estas son buenas noticias. Si bien tenemos claro que están motivadas solamente por el deseo de empezar con el pie derecho con Joe Biden, con la esperanza de que reanude la ayuda a la Autoridad Palestina y sea menos cercano a Israel que Trump, dado que las medidas en sí son buenas, las vemos positivamente.

Las malas noticias son que hay razones para dudar que haya aquí cambios de fondo que puedan conducir a una nueva realidad que ayude a la posibilidad de paz entre israelíes y palestinos.

¿Por qué?

Por lo que siempre nos pareció lo central, el obstáculo más peligroso a todo futuro real de paz: la incitación venenosa, preocupante, que sigue educando a los palestinos, a los expuestos a sus medios de comunicación y redes sociales, a la noción de Israel como algo maligno y demoníaco.

Tomamos varios ejemplos de los últimos días, publicados por Palestinian Media Watch.

1) A pesar del hecho que investigaciones forenses de distintos países llegaron a la conclusión que el líder palestino Yasser Arafat-de cuya muerte se cumplió días atrás un nuevo aniversario- no fue envenenado, la Autoridad Palestina continúa difundiendo un libelo al respecto, afirmando que “el enemigo sionista” lo asesinó envenenándolo con polonio-210. La televisión oficial palestina transmitió las renovadas acusaciones al respecto el 9 y 10 de noviembre.

Para entender la importancia del tema, es importante recordar que Arafat era el único líder palestino que la enorme mayoría de la población palestina había conocido, cuando murió en noviembre del 2004. Y continúa siendo presentado como símbolo del pueblo, como emblema nacional.

2) La Autoridad Palestina, a través de pronunciamientos de sus distintas figures (o sea no necesariamente en comunicados formales y oficiales) siempre alegó que las dos franjas azules en la bandera de Israel representan el Nilo y el Eufrates , “prueba” de que el objetivo judío e israelí es que el Estado se extienda entre esas fronteras.

Al firmarse la paz entre Israel, los Emiratos y Bahrein, los palestinos consideraron oportuno adaptar la mentira a la nueva realidad. El órgano oficial de la AP, Al Hayat al-Jadida, publicó el 16 de noviembre una caricatura en la que aparece un soldado israelí-evidentemente de aspecto desagradable y con características propias de los estereotipos antisemitas- diciendo: “ No es cierto que las franjas azules signifiquen del Nilo al Eufrates. Significan desde el Océano Atlántico hasta el Golfo Pérsico”.

Recordemos que en diferentes declaraciones palestinas desde la firma de los acuerdos de Abraham, dijeron que son parte de un deseo israelí de controlar toda la región.

3) Continúan publicándose en términos elogiosos los testimonios referentes a atentados mortales contra Israelíes cometidos por terroristas palestinos, presentados de modo que cualquier joven puede verlos como ejemplo a emular.

El 17 de noviembre, la televisión oficial de la Autoridad Palestina entrevistó a la madre del terrorista Said Musa Shtayyeh quien proporcionó armas a los asesinos de 2 israelíes. La madre se dijo orgullosa de su hijo, afirmando que él y otros fueron criados “con la leche del heroísmo”.

Realmente, no esperamos que los palestinos, y menos que menos la madre de uno preso, salgan a criticarlos públicamente y a defender a Israel. Pero entre eso y presenter a quienes cometen atentados o los hacen posibles, como heroes, hay una distancia. Y el resultado es un llamado a la violencia y la justificación del terrorismo.

O sea…no por ser aguafiestas, pero las buenas noticias no alcanzan para hacer olvidar estas y tantas más del mismo tono, que son absolutamente pésimas.

Y tal como lo hemos escrito muchas veces, estamos convencidas:son pésimas no sólo para Israel sino para los propios palestinos.

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