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Israel tendrá las quintas elecciones en los últimos cuatro años luego de que el parlamento se disuelva por la crisis del oficialismo.

Fuente: Aurora

El costo para la economía de Israel de las próximas elecciones generales previstas, la quinta votación de este tipo en menos de cuatro años, ascenderá a casi 3.000 millones de shékels, o 837 millones de dólares, según una estimación del Instituto de Democracia de Israel (IDI).

La Knéset celebró el miércoles la primera de una serie de votaciones para disolverse, a pedido del gobierno, después de que el primer ministro Naftali Bennett anunciara la necesidad de volver a elegir al parlamento por la crisis en el oficialismo.

Solo el día de las elecciones, que es un día libre pagado para permitir que los ciudadanos voten, costará más de 400 millones de dólares. Muchos israelíes votan temprano, tarde o no votan y usan el día para recreación o para pasar tiempo con sus familias. Las pequeñas y medianas empresas asumirán del 43% al 53% de esos costos.

El presidente de la Asociación de Fabricantes, Ron Tomer, dijo que el día libre de las elecciones para los trabajadores debería cancelarse, ya que “en los últimos años, debido a la inestabilidad política, se ha convertido en una carga financiera enorme e injusta sobre los hombros de los empleadores”.

El abogado Roi Cohen, presidente de LAHAV, la Cámara de Organizaciones y Empresas Independientes de Israel, emitió un llamado similar para cancelar el día libre. Las empresas y los empleadores independientes “están pagando los costos electorales de sus propios bolsillos”, dijo en un comunicado.

Más allá de la pérdida de productividad, está la financiación de las elecciones en sí, incluido el presupuesto del Comité Electoral Central. Este presupuesto ha crecido entre un 10% y un 20% con cada elección. Esta vez, estimó, alcanzará los 288,7 millones de dólares.

Además del costo de dotar de personal al comité, instalar los colegios electorales e imprimir millones de boletas de votación en papel, cada partido recibe fondos estatales para sus actividades electorales.

La cantidad a la que tiene derecho cada partido se calcula en función del promedio del número de escaños que ya tiene y el número que gana en la elección. Los partidos toman prestado del estado para financiar sus campañas de acuerdo con la cantidad de fondos que esperan recibir eventualmente. Los nuevos partidos hacen sus estimaciones de acuerdo con las encuestas preelectorales.

Otro costo es el de aquellos partidos que celebran primarias. Una ley de 2018 prohíbe a los diputados actuales recaudar fondos para las primarias y, en cambio, el estado les proporciona un presupuesto, aunque es posible que eventualmente no sean elegidos para representar a su partido. Eso podría sumar otros 4 millones de dólares.

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