Yonatan Sindel/Flash90
Incoming IDF Chief of Staff Aviv Kochavi visits at the Western Wall. (Yonatan Sindel/Flash90)

Entrevista especial con el General (reserva) Gershon Hacohen, por el reciente Iom Haatzmaut.

Por: Ana Jerozolimski, Semanario Hebreo Jai

Gershon Hacohen (65), ha dedicado la mayor parte de su vida al servicio en Tzahal, las Fuerzas de Defensa de Israel. Se enroló cuando aún no había cumplido los 18 años y ahora, aunque por edad ya no tiene obligación de hacerlo, continúa yendo al servicio de reserva (miluim). “Me gusta, siento que debo aportar mientras puedo, me alegra ser soldado en Tzahal”, nos dice en esta entrevista especial.

Hacohen tiene un segundo título en Filosofía y Literatura Comparada de la Universidad Hebrea de Jerusalem.

Se desempeñó en una gran variedad de cargos  y desde el 2006, ostenta el rango de General. En el 2014 finalizó su servicio activo tras 41 años de servicio. Hoy  es hoy uno de los miembros del Centro Begin-Sadat de Estudios Estratégicos, pero su fuerte vínculo con Tzahal, parte integral de su vida, se mantiene.

Pedimos conversar con él hace unos días, para adentrarnos en la visión de un alto oficial de Tzahal respecto al Estado, la defensa, la lucha y los logros, justamente cuando Israel estaba por conmemorar  el día recordatorio de sus caídos, Iom Hazikaron, seguido inmediatamente de Iom Haaatzmaut, el Día de la Independencia.

 

P: Israel vive esta semana días singulares, como todos los años, claro está, a esta altura del calendario. ¿Qué significa para usted Iom Haatzmaut?

R: Para mí es un hito en la redención de Israel.Y estoy seguro que con este planteamiento, me estoy haciendo plenamente eco de lo que dijo David Ben Gurion, mi maestro. Israel no fue creado para alimentar a los hambrientos que sobrevivieron a Auschwitz sino para juntar a las diásporas, para garantizar el renacimiento nacional. Ya en 1915 , durante la Primera Guerra Mundial, antes de la Declaración Balfour, Ben Gurion escribió “se acerca el shofar del Mesías”.

P: Es una visión que quizás no pega mucho con la imagen de Ben Gurion…

R: Es que el sionismo es básicamente mesiánico. Claro que mientras los haredim, los ultraortodoxos, consideran que hay que esperar que la redención venga del cielo, hay otra visión en el judaísmo, ya desde Rabi Akiva, que sostiene que hay que esforzarse y actuar para que la redención llegue. El Sionismo fue precisamente un enorme esfuerzo que aceleró la construcción de Israel y creó condiciones de vida nuevas para todos los judíos.

Una vez participé en una reunión con unos Generales norteamericanos. El entonces jefe del ejército Beni Gantz les dijo que al día siguiente, cuando vayan a Yad Vashem, iban a entender el por qué de Israel. Yo me paré y dije que no, que el renacimiento de Israel empezó mucho antes de la Shoá.

P: Como dice el Profesor Yehuda Bauer, investigador de la Shoá, los horrores de Europa no fueron la razón de la creación de Israel aunque sí concientizaron a la comunidad internacional. Pero el proceso interno en el pueblo judío, empezó mucho antes.

R: Eso es indudable. A mi abuelo, cuando se sumó a los pioneros de Yosef Trumpeldor  llegados de Rusia, no le prometieron un Estado, ni que será mayoría, ni seguridad, pero vino porque era la Tierra Prometida, el lugar de los judíos. Se lo dije al vice Canciler de Rusia Sultanov. Le conté que un hermano de mi abuelo viajó a Sudáfrica, donde había una gran comunidad judía, pero que no está claro cuál será allí el futuro judío, mientras que mi abuelo, en la tierra de Israel, tuvo una descendencia de más de 400 nietos y bisnietos, de los que ninguno se fue. “¿Sabe por qué?”, le dije a Sultanov. “Porque esta es la patria. ¿Entiende?”.  Él, por protocolo, hablaba en ruso y la traductora me lo decía en inglés, pero él la corregía porque sabía mejor que ella. Y al final, pasamos al inglés. Y me contestó: “Por supuesto, sin duda, lo entiendo. No se puede ignorar que esta es la tierra de vuestros antepasados. ¿Pero por qué sus líderes ya no hablan de eso?”, preguntó retóricamente.

P: ¿Porque es obvio?

R: No es que sea obvio. Quizás a algunos les suena como demasiado religioso, y quieren ser “normales”. Pero los no judíos lo entienden bien. Estuve en Jordania, invitado en su momento por un General jordano, que me llevó a conocer los montes Guilad, de donde vino el Profeta Eliahu. Le dije a mi anfitrión que me emociona, que imagino a Eliahu mirando desde allí a nuestra tierra sagrada. Y me contestaron: “Lo sabemos y lo apreciamos mucho”. O sea que el tema de la redención, viene de mucho tiempo atrás.

P: Y volviendo a Ben Gurion, podría no parecer una terminología acorde a su encare, percibido en general como muy imbuido de la historia judía, pero muy secular.

R:  Es un error llamarlo de secular. Es que los propios biógrafos de David Ben Gurion, no han sido capaces de captar dimensiones judías muy profundas en él, no las conocen. Tanto Tom Segev como Mijael Bar Zohar y Anita Shapira, han sido como daltónicos que describen una pintura de Van Gogh sin ver la composición de sus colores. El tema nacional y el religioso van juntos, no se pueden separar.

P: Y usted no lo dice sólo por venir de un hogar religioso.

R: Claro que no. Cuando Abu Mazen y otros que están contra el Sionismo dicen que el judaísmo es sólo una religión, no una nacionalidad, alegan que por eso no merece reconocimiento. Hay dos extremos. Los ultraortodoxos no ven los aspectos nacionales del judaísmo, sólo los religiosos, y los ultraseculares, que son una pequeñísima parte del pueblo pero que se hacen oír bastante, por sus ideas, quieren separar las dos cosas porque viven como en París. Recordemos que toda la idea de la Emancipación en Europa, estaba basada en la posibilidad de distinguir lo religioso de lo nacional. Es como decía Mendelsohn, que era un alemán de la religión de Moisés.

P: Y el Estado se creó, y aunque están las posiciones encontradas en muchos casos, está claro que en su vida diaria hay muchos puntos de contacto entre lo nacional y lo religioso.

R: Y es un kibutz galuiot, un crisol de diásporas que respondieron al llamado a los judíos a volver a la tierra de Israel. Y esto llevó a cosas increíbles. Es impresionante un país en el que la primera generación de inmigrantes haya llegado a posiciones claves de poder y liderazgo. Un inmigrante de Irán fue jefe del Estado Mayor del ejército, un inmigrante de la ex –URSS fue Ministro de Defensa, otro fue Presidente de la Kneset…en ningún otro lado, que yo sepa, la primera generación de inmigrantes llega a tales posiciones de liderazgo.

Es tal cual dice el Talmud: “Gadól iom kibutz galuiót keióm shenivreú bo shamáim vaaretz”. El día de la reunión de las diásporas es tan grande como el día en que fueron creados el Cielo y la Tierra.

P: Es una frase imponente. No sabía que está en el Talmud.

R: Así es. Lo decían nuestros sabios, y Ben Gurion los citaba a ellos.

Entre el precio y el resultado

 

P: Gershon ¿le resulta difícil la inmediatez entre Iom Hazikaron y Iom Haatzmaut?

R: La verdad, a mí nunca me gustaron las celebraciones. Me gustan las marchas, las formaciones, desde niño. Me emocionan mucho. La forma en que se festeja hoy , no me gusta. Pero respecto a la inmediatez entre las dos fechas, creo que por el sentido profundo que tienen, sí, deben ir juntos, porque no se puede hallar consuelo por el precio que se pagó, sin ver para qué cayeron. Hay que conectar el precio con el resultado. De lo contrario, el precio fue en vano, por nada.

Te diré que lo captó mi hija, cuando tenía 4 ó 5 años. Fue increíble. El hermano de mi esposa cayó mientras hacía miluim, la reserva, en Líbano en 1983. Mi hija vio un programa en la televisión cuando era chiquita, en el que hablaban de la guerra y me preguntó si ganamos la guerra. Le dije que sí. “Pero el abuelo Shlomo murió”, me contestó. Y antes que yo alcance a responderle, agregó: “Entendí. Él perdió y nosotros ganamos”. Toda la historia sobre nuestra capacidad de consuelo está basada en que nosotros estamos hoy aquí. Lo único que puede consolarnos por el precio que pagamos, es que eso garantizó el futuro del pueblo. Si no, no puede haber ningún consuelo.

P: Y cada uno es una historia con nombre y apellido.

R: Por supuesto. Te doy un ejemplo muy sencillo, de una mujer que vive aún hoy en el kibutz Dovrat. Se llama Nejama Israeli, era combatiente en el Palmaj antes de la independencia. Su esposo ayudaba a los maapilim, a los judíos que llegaban de Europa en los barcos y algunos morían en el mar…Perdió a dos hijos en la guerra de Iom Kipur, en un blindado. Un día, en un acto de Iom Hazikaron, dijo que quien no tiene nada de valor por lo cual estaría dispuesto a sacrificar su vida, no tiene un valor por el cual es digno vivir.

P: Y de fondo, de todos modos, el deseo es siempre evitar la guerra.

R: Por supuesto. Quien envía soldados al campo de batalla, debe pensar bien si el pueblo está dispuesto a ir con él a la guerra. Líderes que manden gente a morir sin un motivo muy justificado,no podrán seguir en sus cargos. Por eso cayó Sharon en 1983 y por eso Begin dejó el gobierno, porque no pudieron enfrentarse a la crítica pública por la guerra en Líbano.

P: Es una responsabilidad enorme sobre los hombros…

R: Así es. Te doy un ejemplo muy positivo, de me contó Dov Tamari, que era jefe de la unidad élite Saieret Matkal a mediados de los años 60. Llegó una vez al Estado Mayor cuando había un debate en el que él no tenía que estar, pero le dijeron que entre. Estaba el Primer Ministro Levi Eshkol, al que el Jefe del Servicio de Inteligencia Aharon Yariv le presentó el pronóstico de seguridad. Estamos hablando antes de la guerra de los Seis Días de 1967. Itzjak Rabin era el Jefe del Estado Mayor. Yariv dijo que la tesis es que dado que los egipcios estaban muy ocupados en la guerra en Yemen, no resultaba probable que atacaran a Israel. Y Siria tampoco, ya que no saldrá a una guerra sin los egipcios. Dijo que los egipcios no podrían atacar a Israel sin prepararse bien, pero eso les requeriría mucho tiempo porque estaban en Yemen …por todo eso, su evaluación era que en 1967 no se esperaba una guerra. Pues Levi Eshkol, que era un hombre muy inteligente, le preguntó-en idish- y qué pasa si los egipcios deciden salir de Yemen de sorpresa. Yariv le contestó que no tienen fortificaciones en el Sinaí, ni depósitos de logística, de combustible y municiones, lo cual significa que precisarían mucho tiempo. Eshkol, nuevamente en idish, le dijo “¿Y si deciden hacerlo rápido?”. Y Rabin contestó “yo puedo reclutar al ejército en 48 horas y ponerlo en la frontera”. Eshkol volvió a contestar: “No estás entendiendo joven. Tú puedes reclutar al ejército también en 24 horas, pero yo tengo que preparar al pueblo para una guerra, y eso lleva mucho más”.

P: Gran cautela…

R: Otro ejemplo me lo contó el ex Ministro Dan Meridor, sobre Biniamin Ben-Eliezer, conocido como Fuad, que fue Ministro de Defensa. Tenía lugar un debate en el gabinete sobre un operativo especial secreto de una unidad élite. Dan Meridor era miembro del gabinete y decidió hacer por su cuenta unas averiguaciones para cerciorarse de que el operativo en cuestión, que era muy peligroso, era necesario e imprescindible.

Pues Meridor habló con alguien que puso en duda lo imprescindible del operativo, preguntándose si el riesgo valía la pena. Con esa información, fue al debate y finalmente el operativo fue cancelado. Al final, Fuad se acercó a Meridor y le agradeció. Confesó que no había resistido la presión de quienes presentaron el operativo para aprobarlo. “Yo les autoricé, te agradezco por haberlo impedido”.

P: O sea que siempre puede haber dudas de fondo…Son temas de vida o muerte

R: Y va en dos direcciones el tema. Para un Primer Ministro es muy difícil decidir algo si de abajo no le irradian plena certeza de que se quiere y puede concretarlo, que son capaces de ello. En ese sentido, el gran rol de Yoni Netanyahu en el rescate de los rehenes en Entebbe, fue convencer al Ministro de Defensa Shimon Peres que podían llevarlo a cabo.

P: ¿Le parece que el Primer Ministro Biniamin Netanyahu es responsable en temas de seguridad? Mi impresión siempre fue que no se lanza a aventuras militares. Es más, si alguno presiona, él trata de frenar.

R: Exacto. No se puede tomar decisiones de este tipo sin tomar en cuenta el gran peso que eso supone. Cuando Ben Gurion tomaba una decisión de algo que sabía que también constituía un riesgo para los combatientes, después estaba dos o tres días enfermo.

Un recuerdo personal

P: ¿Iom Hazikaron tiene para usted rostros, nombres y apellidos?

R: Por supuesto. Recuerdo siempre a mi amigo Beni Hanani, comandante de paracaidistas, un poco mayor que yo. Paseábamos mucho, hacíamos muchas cosas juntos. Murió en la batalla de Tel Saki en los altos del Golan en la guerra de Iom Kipur en 1973. Durante toda la guerra, no logré ir a visitar a sus padres. Hoy es difícil entenderlo, pero luego de la guerra, que fue en octubre, la primera vez que salí a mi casa fue para la fiesta de Januca, por diciembre, por un shabat muy corto.Y luego, nuevamente no salí por dos o tres meses. Estuve en un enclave sirio, después en curso de comandante de tanques…

P: En esa guerra usted, en una situación muy singular, combatió en dos frentes, primero el egipcio y luego el sirio. 

R: Así es. Así lo quiso el destino. Pero volviendo a mi amigo…el recuerdo tiene que ser concreto. Para mí, el recuerdo de los caídos tiene música, aroma, voz, recuerdo de los abrazos de amigos que cayeron.

Israel, hoy

P: ¿Cómo ve hoy a Israel, con tantas discusiones y polarización?

R: Yo no estoy de acuerdo en que hay tanta polarización. La gente, de distintas comunidades y credos, trabaja con naturalidad con otros, comparte muchas cosas de la vivencia diaria. También judíos y árabes trabajan juntos. Y religiosos y laicos. La israelí es una sociedad muy solidaria. Te cuento algo muy representativo que me pasó hace dos años. Tenía que dirigir una maniobra en el comando norte. Fui con mi coche particular y en camino a Safed, se arruinó el embriague.  Casi no llego. Como era mi coche particular, no podía mandar a un chofer del ejército, así que avisé al taller en Nazaret, propiedad de unos jóvenes árabes, que voy en camino para allí porque tengo que arreglar urgente el embriague.  Pero a la mitad del camino entendí que no lograría llegar y que no tenía más remedio que esperar el servicio de la grúa. El dueño del taller, cuyo hermano que estudia en el exterior estaba aquí de vacaciones, me dijo : “No te preocupes, tenés tu ejercicio, en media hora estamos ahí”. Vino con el hermano, me dio su coche para que yo vaya a la maniobra en el ejército y ellos se quedaron esperando a la grúa.

P: Impresionante.

R: Y así es cuando uno está en casa. Esto es en gran medida como una familia. ¿Acaso tu hijo no te enoja a veces por algo que hace? Sí, pero lo aceptas. Es como la canción que dice que tu hogar es el lugar donde siempre tendrás la puerta abierta si tienes que volver. También soy pragmático. No creo que aquí todo es un paraíso, claro que hay problemas.

Tzahal, un ejército sin igual

P: Gershon, Israel siempre se vanaglorió de lo singular de Tzahal, de las Fuerzas de Defensa de Israel, como el ejército del pueblo. ¿Sigue siéndolo hoy a pesar de que menos gente se recluta al servicio militar?

R: Por supuesto que es el ejército del pueblo. Eso no se mide por la cantidad de reclutados, sino por la esencia y espíritu de quienes hacen el servicio. Los mejores van al servicio militar, no como servicio profesional. Una vez acompañé al Comandante en Jefe del Ejército de Gran Bretaña que estaba de visita en Israel.  Fuimos a un lugar en el que se activaban dispositivos no piloteados , lo cual estaba a cargo de una jovencita de 20 años. Él le preguntó cómo se entrena y ella respondió que en un simulador. Él preguntó quién lo hizo y ella dijo señaló a otros compañeros, también muy jóvenes, y dijo “ellos”. Luego estuvimos en una maniobra de los paracaidistas, con los que él conversó. Y me dijo “nosotros nunca tendremos un ejército así”. Claro que el nuestro es el ejército del pueblo, porque lo que cuenta, es la motivación. Y eso acá está claro. Aunque no sepan decirlo, lo sienten.

P: ¿Qué es lo que más le gusta de Israel?

R: Tzahal, las Fuerzas de Defensa de Israel. Creo que es el mayor logro del pueblo judío en los últimos 100 años. Logra preservar la unidad, conviven allí sectores muy variados de la sociedad, trabajando juntos. En Tzahal no hay ninguna diferencia.

P: ¿Y qué quisiera cambiar, arreglar, mejorar?

R: Es como aquel poema de Yehuda Amihai en el que dice “Dios está recostado sobre su espalda debajo del universo, siempre ocupado arreglando, siempre hay algo que arreglar”.

P: ¿Y qué le desea a Israel en su nuevo cumpleaños?

R: Primero, que se sobreponga al Coronavirus. Esto puede ser oportunidad para muchos cambios para bien. Creo que tenemos que aprender. E inclusive si no logramos cambiar todo lo que deberíamos, esto da proporciones a todas las preguntas sobre qué somos, qué esperamos, qué queremos. Hay que entender que nada es seguro en la vida, que todo puede alterarse. Y eso es clave para tener claro qué es lo realmente importante.