El Gabinete de Ministros fue convocado ayer, martes, de manera urgente y excepcional a través de una videoconferencia y mediante la aplicación Zoom, considerada como un medio menos seguro, para discutir “cuestiones humanitarias” vinculadas con Siria.
Por: Aurora
Una fuente familiarizada con los detalles de la reunión indicó que se trataba de un asunto de “seguridad”.
La censura autorizó la publicación de que Israel y Rusia han mantenido intensos contactos últimamente sobre cuestiones humanitarias vinculadas con la guerra civil en Siria.
En los últimos días, el primer ministro Benjamín Netanyahu, ha dialogado telefónicamente con el presidente ruso, Vladimir Putin. También lo ha hecho el ministro de Defensa, Benny Gantz, y su homólogo ruso, Sergey Shoygu. Asimismo, se han comunicado por teléfono el ministro de Exteriores, Gabi Ashkenazi, y su contraparte ruso, Sergey Lavrov.
El miércoles pasado, Gantz y Shoygu conversaron “sobre los desafíos de seguridad en el Oriente Medio y Siria en particular”. Los ministros acordaron continuar el importante diálogo importante entre Moscú y Jerusalén para mantener la seguridad de sus fuerzas, como así también para promover medidas humanitarias en la región”.
Rusia, principal aliado del régimen del presidente sirio, Bashar al Assad, en la lucha contra el Estado Islámico, y las facciones rebeldes sunitas, mantiene una gran influencia en Siria, y ha actuado como mediador en contactos secretos entre Jerusalén y Damasco.
En marzo de 2019, el Kremlin ayudó a Israel a recuperar los restos del soldado Zachary Baumel, que había desaparecido en la Batalla de Sultán Yacoub, en 1982, en el Líbano. Según los reportes, efectivos rusos rescataron los restos de Baumel del cementerio del campo de refugiados palestinos de Yarmouk en las afueras de Damasco.
En abril de 2019, los restos de Baumel fueron entregados a Netanyahu en una solemne ceremonia en el Ministerio de Defensa en Moscú, para ser luego enterrados en el cementerio militar del Monte Herzl de Jerusalén.
Semanas atrás fue reportado que tropas rusas estaban realizando excavaciones en el cementerio de Yarmouk y habían cerrado el acceso al camposanto a los visitantes locales.