El director ejecutivo de United with Israel, David Israel Zeit fue uno de los miles y miles de ciudadanos israelíes que visitan estos días a las familias de las víctimas y que asisten a los funerales, durante las últimas semanas, desde el secuestro y asesinato de tres adolescentes seguido por el lanzamiento de cohetes desde Gaza. En esta carta, Zeit, que creció en los EE.UU., expresa sus sentimientos y los de todos los israelíes.
Yo viví la mayor parte de mi vida en una comunidad fabulosa. En una comunidad donde todos se conocen entre sí. En una comunidad que es conocida en todo el mundo por su generosidad y calidez. En una comunidad que comenzó como inmigrantes y ahora, varias generaciones después, siguen viviendo juntos. La comunidad está creciendo y prosperando. Fui un miembro de esa comunidad durante 30 años.
Hace seis años, cuando le dije a todos que mi familia y yo estábamos haciendo Aliyah (el término hebreo para «ascender», es decir «trasladarse a Israel»), algunos encontraron no entendieron nuestra decisión. No es que no son sionistas. La comunidad es extraordinariamente pro-Israel. Es que, como me dijeron, «nadie sale de la comunidad. Especialmente, tu, David. Tu eres un líder aquí. ¿Por qué te vas a la comunidad?»
Mi respuesta fue la misma para todos los que me dijeron lo mismo: «Me voy de una comunidad para ser parte de una nación».
Nunca había sentido esas palabras de forma tan fuerte hasta que esta mañana visitara a la familia Heiman durante la shiva por su hijo Yuval, un segundo teniente de la Brigada Golani, quien fue asesinado el lunes junto con otros seis soldados.
Shiva (la palabra hebrea para «siete») es el período de siete días de luto obligatorio que el judaísmo instituye para la familia inmediata del difunto, donde se establecen una serie de restricciones con el fin de que la familia se centre y vuelque en el duelo tras la pérdida del ser querido.
Yuval vivió en Efrat, mi nueva comunidad durante los últimos seis años, desde que hice Aliá. Lamentablemente, yo no conocí ni a Yuval ni a su familia. He estado en cientos de «shiva» en mi vida, y si no me equivoco, todos ellos eran de familias que yo conocía, o por lo menos de gente que había conocido durante algún momento de mi vida. Esta mañana ha sido diferente. Yo no conozco a la familia, pero fui porque sentí que debería ir.
La gente a menudo se preguntan cuál es el protocolo cuando se visita una familia de un fallecido a quien nunca había conocido. En Israel, en momentos como éste, no hay tal protocolo. Para bien o para mal, en el caso de Yuval y los otros soldados caídos, este período de luto de siete días no se limita a los familiares directos. No sólo los Heimans y las otras familias pierden a un hijo: La Nación de Israel pierde a un soldado, La Nación de Israel perdieron a un hijo. Y por eso todos lo lamentamos. Todos estamos en «Shiva». No importa quiénes somos, de qué familia; no importa el lugar donde vivimos, al norte o al sur; todos nos congregamos en la casa del luto. Todos perdimos un hijo. He perdido un hijo.
Déjame que te cuente sobre el hijo que perdí. Era un soldado valiente en una unidad de élite. Era guapo. Era fuerte. Él era un buen chico. Era respetuoso con los demás y todo el mundo lo amaba. Estoy muy orgullosa de él, y hoy lo lamento. Todos lo lamentamos.
Esto puede sonar extraño, pero hoy hace séis años cumplí mi sueño de hacer Aliá. Hoy, esas palabras que dije hace seis años se hicieron realidad. Salí de una comunidad para ser parte de una nación. Hoy mi país está de luto. Pero mañana vamos a regocijarnos. Porque sé que el resto de mis hijos que sirven en el IDF prevalecerán.
Que Dios los proteja, los bendiga y los traigan a casa sanos y salvos.