Por Eli Cohen

El pasado mes de octubre, el IHS Jane Information Group publicaba un ránking de las potencias militares de Oriente Medio; en el primer puesto estaba Israel. Bussines Insider se hizo eco de la noticia y un experto consultado por el magazine declaró al respecto:

“Piloto a piloto, fuselaje a fuselaje, la Fuerza Aérea israelí es la mejor del mundo”

A menudo se escucha el tópico –especialmente cuando combate en los llamados conflictos asimétricos– de que Israel tiene la mejor Fuerza Aérea de Oriente Medio, o el Ejército más poderoso de la zona. Ambas cosas son ciertas. Aunque a muchos les pese que haya conseguido desarrollar unas Fuerzas Armadas de élite, es sobre todo en la Fuerza Aérea donde ha residido durante décadas la clave de su supervivencia.

En las guerras asimétricas (también llamadas de tercera generación) libradas en Gaza contra Hamás o en el Líbano contra Hezbolá, dos grupos armados que no poseen aviación militar alguna, el uso de cazas y helicopteros de combate por parte de Israel se ha entendido como un “abuso desproporcionado” y demás retahíla de calificativos que no resisten cualquier análisis medianamente elaborado. Sin embargo, dejemos a un lado a los cortoplacistas, y analicemos lo evidente: con una de las mejores fuerzas aéreas del planeta, si Israel quisiera llevar a cabo ungenocidio, éste se llevaría a cabo en un par de horas, sin necesidad de sacrificar a hombres sobre el terreno. Lo cierto es que si el Estado judío quería sobrevivir en un entorno hostil, debía tener el dominio del cielo. Sobre todo dado que es un país con un tamaño de 22.145 km cuadrados (el tamaño del estado de Nueva Jersey) y con una fisonomía estrecha (entre Jerusalén y el mar Mediterráneo hay apenas 50 kilómetros, y desde Netania a la línea verde, donde supuestamente estará la frontera con una hipotética Palestina, sólo median 14 kilómetros).  Sus enemigos, especialmente Egipto y Siria, que intentaron en tres ocasiones convertir a Israel en un solar deshabitado, debían quedar sometidos al poderío de las Fuerzas Aéreas de Israel (FAI).

Los orígenes

Pero las FAI, las más míticas de todo Oriente Medio según muchos analistas e historiadores como Andrew Brookes, no nacieron precisamente en medio de la abundancia y las facilidades. Sus orígenes son, como casi todo en la génesis de Israel, épicos.

El germen de las FAI fue el Sherut Avir (“servicio aéreo”) creado el 10 de noviembre de 1947 ante la inminente partición de Palestina en dos Estados, uno árabe y otro judío. El Sherut Avir seguía la misma dinámica y operativa que su predecesora Palavir, la fuerza aérea de la Haganá, el ejército clandestino de los judíos durante el mandato británico. El 14 de mayo de 1948, cuando el Estado de Israel declara su independencia, el Sherut Avir sólo contaba con 25 aviones, la mayoría provenientes de Aviron, las líneas aéreas civiles judías en Palestina, que comenzaron a operar en 1936. Irak para entonces contaba con 100 aparatos, Egipto con 54 y Siria con 50, todos ellos muchos más avanzados que la veintena de aviones israelíes; Egipto, por ejemplo, contaba con spitfires, hawker hurricanes y C-47, muy superiores a la flota de las FAI.

Los mahals

El 26 de mayo siguiente, ya iniciada la guerra contra ocho ejércitos árabes (Egipto, Siria, Transjordania, Líbano, Yemen, Irak, Arabia Saudí y el Ejército Árabe de Liberación, formado por unos 6.000 voluntarios procedentes de Yugoslavia, Turquía, Alemania, y de desertores británicos) se crean oficialmente las FAI. Además de los aparatos de aviación civil  ingeniosamente adaptados para el combate, los primeros aviones que los israelíes pudieron adquirir fueron suministrados por Checoslovaquia, único país que, con la esperanza de atraer al recién creado Israel a la órbita soviética, accedió a venderles armas. Los Avia S199 checos eran ciertamente más peligrosos para sus pilotos que para el enemigo; de hecho, las improvisadas pistas de despegue de estos cazas debían estar provistas de postes anclados en lugares estratégicos para poder levantar el fuselaje. No fue hasta otoño del mismo año cuando los checos enviaron algo más competitivo, los Spitfire y los P-51D Mustang. Aún así, el camuflaje y las insignias de los pilotos israelíes se aplicaban sólo cuando era posible, los trajes de vuelo eran los que podrían traer los propios pilotos, y los escalones de transporte en los aeródromos consistían en una pila de automóviles requisados en las calles de la ciudad más próxima.

Pero las jóvenes FAI no sólo tenían que lidiar con unos aparatos ineficientes u obsoletos para hacerse, en evidente minoría, con el dominio aéreo; también tenían que hacer frente al hecho de que no tenían pilotos expertos. Fueron los mahals (voluntarios extranjeros judíos y no judíos), en su mayoría pilotos experimentados de la Segunda Guerra Mundial, los que cubrieron esa importante laguna. Uno de los mahals más legendarios fue el piloto americano Milton Rubenfeld, que se unió como voluntario a la RAF antes de que los EEUU entraran en la contienda mundial, y después de la guerra fue reclutado por Hyman Shechtman y Al Schwimer para luchar por la supervivencia de Israel.

Rubenfeld, Ben Dulkenman, Mickey Marcus (interpretado por Kirk Douglas en la película La sombra de un gigante) David Boxer o Herbert Fischbein, junto a 3.500 voluntarios más, consiguieron, entre otras hazañas, entrenar y organizar unas fuerzas aéreas que no contaban con manuales técnicos ni de entrenamiento, y que llevaban a cabo sus  procedimientos operacionales sobre la marcha. En 2013, Nancy Spielberg, hermana del archiconocido director, homenajeó a los mahals con el documental Above and Beyond: The Birth of the Israeli Air Force.

Al terminar el conflicto, un año después, y aunque aún las FAI no habían logrado la supremacía aérea total sobre sus enemigos, la victoria en el cielo fue decisiva para ganar la guerra, tal como han concluído historiadores como William Norton y Shlomo Aloni. Sin las FAI, probablemente, Israel se habría quedado en un intento.

De inexpertos a los mejores

No obstante, la victoria no significó el fin de las vicisitudes para las FAI. Los mahals regresaron a sus casas en 1949 y la Knéset destinaba la mayoría de los fondos de Defensa, en aquellos duros comienzos, a armar unidades más experimentadas de infantería. En 1953, el general Dan Tolkovski es nombrado comandante en jefe de las FAI y en él recayó la tarea de organizar una aviación repleta de pilotos inexpertos. Bajo Tolkovski el principal proveedor de nuevos aparatos fue Francia, hasta que el general De Gaulle decidió cambiar de clientes y proveer a los enemigos árabes de Israel.

Los Mirage franceses se convirtieron en el avión de combate más famoso del mundo cuando las FAI consiguieron acabar en sólo tres horas con las fuerzas aéreas de Egipto, Siria y Jordania , el 5 de junio de 1967. Durante la Guerra de los Seis Días, las FAI se alzaron como una de las mejores fuerzas aéreas del mundo, y ases del aire como Giora Epstein se ganaron su lugar en el libro de la historia militar.

Hasta el día de hoy, como confirma el ránking de IHS Jane, las FAI ocupan lo más alto del podio de las fuerzas aéreas de Oriente Medio. Periódicamente lo demuestran, con misiones como laOperación Ópera de 1981, que destruyó el reactor nuclear iraquí; la Operación Mole Cricket 19, en la que por primera vez unas fuerzas aéreas occidentales conseguían neutralizar la red de misiles tierra-aire de fabricación soviética utilizada por los sirios, o la Operación Orchard, llevada a cabo el 6 de septiembre de 2007, en la cual las FAI destruyeron el reactor nuclear sirio; si el régimen de Asad hubiera desarrollado armas nucleares, ahora las consecuencias, tras una guerra civil de más de 4 años, habrían sido escalofriantes.

La organización, el entrenamiento, y su precisa efectividad (en 2007 lograron un ratio de víctimas civiles de 1:30; en palabras de Alan Dershowitz, “ningún ejército de la historia ha alcanzado un mejor ratio entre combatientes y bajas civiles en un entorno comparable”) rodean a las FAI de un aura mítica, que comenzó gracias al ímpetu de unos cuantos voluntarios que pilotaban verdaderas cafeteras volantes.

El nacimiento y desarrollo de las FAI reflejan perfectamente, a su vez, la historia de la formación y el éxito de Israel: la necesidad y las adversidades alimentaron el motor del ingenio que hizo posible que las FAI alcanzaran el estatus de legendarias y que Israel no fuera un proyecto fallido.

Fuente: elmed.io©