(AP/Vadim Ghirda)

El 21 de septiembre, el presidente de la Autoridad Palestina (AP), Mahmud Abás, telefoneó a su homólogo turco, Recep Tayyip Erdogan, y le pidió que enviara observadores a las elecciones palestinas –si es que se celebran.

Por: Jaled Abu Toameh

La llamada tuvo lugar mientras Turquía albergaba un encuentro entre la facción de Abás, Fatah, y los islamistas de Hamás, apoyados por Irán. Se ha informado de que las partes acordaron celebrar las desde hace tanto tiempo demoradas elecciones a la Presidencia de la AP y al Consejo Legislativo Palestino.

La petición de Abás sorprendió a muchos palestinos y árabes, principalmente porque Erdogan manipuló los comicios presidenciales y legislativos turcos de 2018: poco después de que las votaciones concluyeran, miles de usuarios de Twitter utilizaron el hashtag #Erdogan_amañó_las_elecciones para acusar al presidente turco de perpetrar un pucherazo.

No es la primera vez que Erdogan es acusado de fraude electoral. En 2014, la oposición turca acusó a su partido de amañar las elecciones locales.

Lo que estamos viendo es cómo un autócrata árabe (Abás) pide ayuda a un autócrata musulmán (Erdogan) para la celebración de unos comicios “libres y justos”. Por lo visto, Abás confía en que los observadores de Erdogan sancionen los resultados de cualquier proceso electoral palestino para asegurarse de salir victorioso.

Abás, de 85 años de edad, que va por el 15º año de su mandato de cuatro, parece ser un admirador del gobierno autoritario de Erdogan. Mientras éste pretende resucitar el Imperio otomano y fungir de sultán, Abás busca la forma de mantenerse en el poder hasta el último de sus días.

Por lo visto, Erdogan quiere expandir su influencia en Oriente Medio inmiscuyéndose en los asuntos palestinos tras haberse involucrado en los conflictos de Libia y Siria. Ahora tiene la oportunidad de servirse de las elecciones palestinas para tratar de aupar al poder a sus amigos de Hamás tras librarse de Abás.

Abás, que no tiene intención de competir con Erdogan por el título de Sultán, quiere conservar su estatus de presidente vitalicio de los palestinos y confía en que Erdogan le ayude a conseguirlo.

Abás fue elegido presidente de la AP en enero de 2005. Las siguientes elecciones presidenciales estaban previstas para enero de 2009, pero la disputa Fatah-Hamás ha impedido hasta la fecha la celebración de nuevos comicios presidenciales y legislativos. Las últimas elecciones legislativas se celebraron en enero de 2006, y Hamás se hizo con la mayoría de los escaños.

Un año más tarde Hamás perpetró un violento golpe en Gaza, expulsó a la AP de Abás y se hizo con el control total del enclave costero, en el que viven unos dos millones de palestinos. Desde entonces, los palestinos están sin Parlamento debido a la escisión entre la Margen Occidental, controlada por la AP, y la Franja, en manos de Hamás.

Los sucesivos intentos –liderados por Egipto y otros países árabes– de resolver el conflicto entre Fatah y Hamás llevados a cabo en los últimos 12 años han fracasado, por lo que los palestinos viven en dos mini Estados separados: el de la Margen y el de Gaza.

En los últimos 11 años, Abás ha expresado en varias ocasiones su deseo de poner fin al conflicto y celebrar elecciones, pero sus críticos ridiculizan sus palabras.

“Las elecciones palestinas no son más que una patraña que llevamos años escuchando, a la hora de la verdad no pasa nada”, han comentado varios usuarios en Twitter. Uno de ellos publicó un vídeo con varias declaraciones de Abás sobre la celebración de elecciones.

Así, en 2009 anunció: «He firmado un decreto para la celebración de elecciones presidenciales y parlamentarias el 24 de enero de 2010”. Y en 2016 proclamó:

Seguimos con nuestros sinceros esfuerzos para lograr la reconciliación palestina, formar un Gobierno de unidad nacional sobre la base del programa de la OLP y celebrar elecciones presidenciales y parlamentarias.

En 2017, en un discurso ante la Asamblea General de Naciones Unidas (AGNU), llamó a Hamás a que permitiera a la AP asumir sus responsabilidades en Gaza y convocar elecciones generales. El año pasado, en otro discurso ante la AGNU, volvió a manifestar su intención de celebrar comicios presidenciales y legislativos. “Cuando vuelva a mi patria, convocaré elecciones generales en la Margen Occidental, la Franja de Gaza y Jerusalén”, dijo.

El pasado mes de febrero, durante una videoconferencia con líderes de facciones palestinas, afirmó:

Pese a todos los obstáculos de los que sois perfectamente conscientes, estamos preparando la celebración de las elecciones legislativas, a las que sucederán las presidenciales, con la participación de todas las facciones palestinas.

Abás ha conseguido evitar cumplir sus promesas culpando unas veces a Hamás y otras a Israel. Para Abás, todo el mundo tiene la culpa de que no haya elecciones libres y justas menos él.

Pero los palestinos y algunos árabes están diciendo ya que no confían más en él. El hashtag con la frase “La farsa electoral” demuestra que son muchos los palestinos y los árabes que dudan de las verdaderas intenciones de Abás.

“Estamos habituados a hablar de elecciones”, incidió Hesham Abo al Hosom, activista político gazatí. “Las elecciones de las que habla Abás son un montaje plagado de mentiras y engaños”. Rawan Armana comentó en Twitter: «Estamos hartos de discursos, mentiras y engaños. Hemos perdido la confianza [en nuestros líderes]”.

Tareq al Farra, miembro de Fatah, se burló de las repetidas promesas electorales de Abás: “¿Cuándo acabará este juego? Estamos cansados de declaraciones en las que se prometen elecciones generales y la unidad nacional. Basta de mentiras”. Yara Lolo, que se describe como seguidora de Mohamed Dahlán, el archirrival de Abás, escribió: “La gente que elige oportunistas corruptos y estafadores no son víctimas sino cómplices”.

Respecto de la petición de Abás para que Turquía monitorice las elecciones palestinas, el egipcio Ahmed Maka escribió:

¿Sabéis que el presidente de la AP ha pedido a Turquía que monitorice las elecciones palestinas, pese a que la propia Turquía amaña sus elecciones municipales, según el testimonio de los observadores internacionales?

El analista político libanés Nidal al Sabeh también expresó su preocupación por la petición de Abás a Turquía, porque a su juicio revela el alineamiento de Abás “contra Egipto, Arabia Saudí, Emiratos y Siria, y su implicación en el proyecto turco-catarí”. El también libanés Jairalá Jairalá se preguntó si las referidas elecciones podrían conducir a un auténtico cambio y poner fin al “emirato islámico talibánico” de Hamás en Gaza:

Con la excepción de Turquía, que albergó la reunión Fatah-Hamás para reafirmar su papel regional, no se sabe de qué manera unas elecciones podrían llevar al profundo cambio que los palestinos necesitan más que nunca (…) Las elecciones pueden ser la puerta a un cambio fundamental. Sobre todo, pueden ser un puente que lleve al surgimiento de un liderazgo palestino distinto. Es alucinante que Abás hable como si viviera en otro planeta.

¿Interesa a los palestinos atacar a la Administración norteamericana, aun cuando haya adoptado posiciones injustas para con ellos? ¿Interesa a los palestinos referirse en términos negativos a los acuerdos de paz entre Israel y Emiratos y Baréin? Los palestinos necesitan volver a la realidad. Necesitan llegar a un compromiso con la verdad.

Jairalá llamó a los palestinos a explicar qué quieren decir cuando hablan de alcanzar la unidad nacional y celebrar nuevas elecciones. “Es preciso que dejen de vender ilusiones”, añadió.

Hay que adaptarse a los desarrollos regionales e internacionales. Hay que reconocer que la unidad nacional no puede ser restaurada mediante el apaciguamiento con Turquía o Irán, o mediante el reconocimiento de la legitimidad de lo que está haciendo Hamás en Gaza. Las elecciones palestinas no pueden celebrarse sin la clara idea de que se trata de preservar una decisión palestina independiente, apartada de la interferencia de Turquía e Irán.

El analista político palstino Hani al Masri dice que es “inútil” hablar de celebrar elecciones mientras los palestinos se encuentran divididos.

Sin un Gobierno de unidad que procure una atmósfera de confianza y respeto a las libertades y los derechos humanos, que luche contra la corrupción y unifique las instituciones, especialmente la Justicia, no puede haber elecciones. Lo que se requiere es una visión estratégica nueva, un único liderazgo y una verdadera asociación.

El renovado interés de Erdogan en la cuestión palestina quizá pueda verse en el contexto de su apoyo a los Hermanos Musulmanes y sus afiliados de Hamás. Si Erdogan va a enviar observadores a monitorizar las elecciones palestinas es porque quiere ayudar a sus amigos de Hamás a vencer.

Un informe de la Century Foundation sobre los lazos del Gobierno turco con los Hermanos Musulmanes cifra en 20.000 los miembros egipcios de la Hermandad residentes en Turquía. Recientemente, otro informe reveló que Turquía ha dado pasaportes a decenas de miembros de Hamás radicados en Estambul.

Evidentemente, a Erdogan le importa más Hamás que Abás. Desde luego, el líder turco quiere que los palestinos celebren elecciones, y está dispuesto a aportar la ayuda necesaria. Al invitar a Turquía a supervisar los comicios, Abás se está poniendo en manos de Erdogan y de Hamás. Abás está haciendo prosperar la misión turca de reemplazar su régimen por uno comandado por la Hermandad.

© Versión original (en inglés): Gatestone Institute
© Versión en español: Revista El Medio