El presidente Isaac Herzog, pronunció el siguiente discurso:
(Comunicado del portavoz presidencial)
“Querido Hersh, con el corazón desgarrado y quebrado, estoy hoy aquí como presidente del Estado de Israel, despidiéndome de ti y solicitándote perdón a ti, a Carmel, a Eden, a Almog, a Alex y a Ori y a todos tus seres queridos.
Te pido perdón en nombre del Estado de Israel, que ha fracasado en protegerte en el terrible desastre del 7 de octubre, por no haberlos traído a casa sanos y salvos.
Te pido disculpas ya que el país al que has emigrado a los 7 años de edad, envuelto en la bandera israelíת no pudo mantenerte a salvo.
Rachel, Jon, queridas Libby y Orly, abuelos y la familia toda-les pido disculpas, disculpas por no haber podido traer a Hersh a casa con vida..
Hersh, tu particular luz, nos cautivó a todos desde el primer impacto, incluso desde los carteles solicitando a gritos tu retorno.
La mayoría de nosotros no ha tenido el privilegio de conocerte en vida, pero has estado tan vivo en nosotros durante once meses; junto a muchos otros hermanos y hermanas, cautivos de malditos y monstruosos asesinos, desde Simjat Torá, que se convirtió en el día de nuestra tragedia.
Sepan esto: somos testigos y nunca olvidaremos. No hay una puerta en el mundo que tu querida familia no haya golpeado por ti, por tu rescate y bienestar.
No dejaron piedra sin remover, ni plegaria ni súplica que no hayan clamado, de un extremo al otro del mundo, a los oídos de Dios y del hombre.
Michal y yo nos reunimos con tus padres y familia decenas de veces en el último año, y hemos tenido el privilegio de conocer muy de cerca a gente de una estatura excepcional y aprendimos de ellos una lección que nunca olvidaremos-el amor ilimitado de una madre y un padre.
Hace muy poco, en la noche de Tishá BeAv, junto con tus padres, elevamos una plegaria en la residencia presidencial por tu retorno, junto con todos los secuestrados. y ahora, nuestro corazón, ya roto, se hace añicos. En una noche, fuimos notificados del asesinato de seis almas inocentes y puras, cada una de ellas es un mundo entero, con seres queridos que no han dormido una noche entera, ni respirado profundamente durante once meses.
Ahora, el Estado de Israel tiene una tarea urgente e inmediata.
Los responsables de la toma de decisiones deben hacer todo lo posible, con determinación y coraje, para salvar a aquellos que aún pueden ser salvados, y traer de regreso a todos nuestros hijos e hijas, nuestras hermanas y hermanos.
No se trata de un objetivo politico, ni se debe transformar en una disputa política. Es un deber moral, judío y humano supremo del Estado de Israel para con sus ciudadanos.
No cumplimos con este deber. Y ahora, tenemos la obligación sagrada y compartida, de ponernos de pie y traer a todos de regreso a su patria. Por el espíritu, la resiliencia y la unidad de Israel.
Por supuesto, no olvidamos por un momento nuestra obligación de ajustar cuentas con los despreciables asesinos que te han masacrado a ti, Hersh, a tus amigos, a nuestras hermanas y a nuestros hermanos.
Aquí también, la misión es clara y vinculante: continuar luchando sin pausa contra la organización terrorista asesina Hamás, que una vez más ha demostrado que no tienen fin su salvajismo y los crímenes de lesa humanidad que está dispuesta a cometer.
Queridos Jon y Rachel, Libby y Orly, Michal y yo hemos llegado a conocerlos muy bien durante estos últimos once meses.
Al igual que millones, también nosotros vimos vuestros viajes alrededor del mundo y los vimos hablar desde vuestro propio “planeta privado” de terror y angustia con un coraje y una claridad que mueve montañas.
Como le has dicho a millones hace unos días, Jon-los secuestrados retenidos por Hamás no son una cuestión política. Ellos son una cuestión humanitaria. Y es por ello que es el deber de cada uno de nosotros, en todo el mundo garantizar que cada uno de ellos regresen a casa inmediatamente.
Jon y Rachel, contra el odio sin sentido y la brutalidad impensable del terrorismo de Hamás, pura maldad bárbara, ustedes le han enseñado al mundo sobre la dignidad humana.
Como ser humano, como padre y como presidente del Estado de Israel, quiero decir cuán apenado estoy. Cuánto lamento no haber protegido a Hersh en ese día oscuro. Cuánto lamento que no hayamos podido traerlos a casa.
En su vida y en su muerte, Hersh ha conmovido profundamente a toda la humanidad. Él ha cambiado nuestro mundo. Y ha entretejido su esencia de luz y amor en la historia del pueblo judío y en nuestra historia humana, para siempre.
Desde aquí, realizo un llamamiento a la comunidad internacional: el momento de actuar es ahora: Tráiganlos a casa”.
Quiera Dios que el alma del querido Hersh, y las almas de todos los asesinados, los caídos y los fallecidos, sean ligadas en el vínculo de la vida y grabadas en nuestros corazones para todas las generaciones”.