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Un soldado israelí hace lo normal. Lo que cualquier ser humano haría. Jugar y hacer gracias a un pobre niño enfermo.
El caso peculiar es que este niño, y su madre que le acompaña son palestinos. Pero ¿a quién le importa de donde sean? Lo único que nos importa es que se cure rápido y hacerle feliz. Porque se lo merece. Porque suficiente ya tiene con su enfermedad.
Así somos en Israel. Y lo decimos con orgullo. Porque mientras que ahí afuera nos llaman «asesinos», «genocidas», es bueno de vez en cuando enseñar al mundo la verdadera cara de Israel. Y si algún antisemita sigue pensando que somos genocidas o asesinos….es su problema. No haremos nada para cambiar su opinión. El antisemita es el que tiene el problema. No nosotros.
Nosotros seguiremos mostrando la verdadera cara de Israel y de los israelíes!