Alrededor de treinta mil cristianos, la mayoría evangélicos, llegados desde un centenar de países de todo el mundo, participaron en la Marcha de Jerusalem en apoyo al pueblo judío y al Estado de Israel.

Desde hace décadas, la Embajada Cristiana Internacional de Jerusalem, un grupo cristiano evangélico, organiza este multitudinario encuentro en coincidencia con la festividad judía de Sucot (Fiesta de los Tabernáculos), que parte del Parque Sacker, cerca del Parlamento (Kneset) y paraliza el centro de la ciudad.

A la marcha también asisten organizaciones locales, empresas, clubes deportivos, instituciones y soldados y veteranos del Ejército de Defensa de Israel pero, sobre todo, está protagonizada por delegaciones de iglesias y creyentes de los cinco continentes que desfilan tras los estandartes de sus países de procedencia.

Las corrientes cristianas evangélicas hacen una lectura literal de un capítulo del Génesis que sostiene que los “gentiles” (no judíos) deberán respaldar a los judíos para que el Mesías pueda bendecir al mundo entero.

Entre ellas destacaban los latinos y especialmente los brasileños con miles de asistentes, como Luciana Sanpallo, que se confesaba emocionada por ser la primera vez que acudía al evento.

“Esta marcha pretende juntar a los países para cumplir las palabras bíblicas que dice que todas las naciones van a subir a Jerusalén para adorar al Rey de Reyes que es Jesucristo y aquí estamos nosotros cumpliendo este mandamiento”, argumenta el también brasileño Saul Fernández.

Los cristianos evangélicos consideran que el retorno de los judíos a la Tierra Prometida es uno de los principales requisitos para que Jesús vuelva a la tierra por segunda vez y, por tanto, condición imprescindible para la redención final.

Según sus creencias, será entonces cuando los judíos reconozcan a Jesús como el Mesías, lo que no hicieron hace dos milenios.

Por ello, muestran su apoyo al Estado de Israel, la reagrupación del pueblo judío y el mantenimiento de una Jerusalén unificada bajo bandera israelí, incluyendo la parte este de la ciudad, conquistada en 1967.

En los márgenes de la marcha, los israelíes se situaban en las vallas de protección desde donde recibían las ovaciones, muestras de apoyo, banderas y regalos de los miles de visitantes.

El israelí Ronen Levi, acude cada año como espectador, y poco después de comenzar la marcha ya acumulaba en su mano las banderas de una decena de países que le iban entregando con fervor los asistentes como apoyo de sus naciones.

“De verdad sentimos lo que los cristianos les han hecho desde el siglo IV (…) Todos estos sufrimientos que han experimentado durante 1.700 años en el mundo cristiano es nuestra culpa”, reza en uno de los volantes que repartían los cristianos coreanos.

Julio César Barma participa por quinta vez en esta marcha y es la cuarta que lo hace representando a España en nombre del Ministerio Bautista Internacional de Madrid y Salamanca.

“España tiene que ver mucho con Israel y el pueblo judío y queremos brindarle nuestro apoyo y decirle que no está solo. Cuentan con nosotros y con nuestras oraciones”, comenta Barma mientras camina alegremente junto a un grupo de tres iglesias españolas.

“Dios bendiga a Israel” se escuchaba una y otra vez entre la multitud visiblemente entregada a la celebración y que se ha convertido en uno de los eventos principales de la semana de festividades judías de Sucot.

Fuente: EFE y Aurora

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