Cuando la mujer no tiene suficiente dinero para llegar a fin de mes, lo peor que puede hacer es gritarle a su marido, y en especial si él es un hombre trabajador

Permítanme contarles una historia de mi libro The Trail to Tranquility: dos soldados rusos estaban una vez en una maniobra de entrenamiento en el bosque en Siberia en pleno invierno, a medianoche. La luz de la luna se veía reflejada en la nieve y los bosques estaban bien iluminados.

De repente, oyeron un ruido sordo. Un pobre pavo salvaje con un ala rota se había caído de las copas de los árboles. En pocos segundos, dos lobos hambrientos llegaron a la escena. Uno tomó al pavo del ala y el otro hundió los dientes en el muslo. Los dos empezaron a pelearse, uno tira para acá y el otro tira para allá. Como ninguno de los dos consiguió quitarle el pavo al otro, los dos empezaron a atacarse el uno al otro. Con malicia y sin compasión, literalmente se hicieron pedazos el uno al otro, hasta que uno de los lobos se cayó muerto sobre la nieve. El vencedor se fue rengueando, arrastrando al pavo entre sus dientes y dejando un reguero de sangre sobre la nieve. A los pocos minutos, se cayó y se murió también.

Este incidente tan espantoso como profundo transmite un poderoso mensaje: el pavo pesaba más de cinco kilogramos; podría haber alcanzado con creces para una cena suntuosa para ambos lobos. Pero su codicia los llevó al enojo y su enojo los llevó a la violencia. Y el resultado fue que quedaron tres cadáveres tirados en la nieve: el pavo y los dos lobos.

El Talmud enseña una regla de oro basada en esto: allí donde tienes paz, tienes abundancia; sin paz, prevalece el hambre.

A menudo, los maridos y las mujeres se ponen furiosos los unos con los otros por dificultades financieras igual que los dos lobos con el pavo muerto. Pero ese enojo es terrible para su causa, tanto desde un punto de vista racional como espiritual. Y les explicaré por qué:

Punto de vista racional: cuando la mujer está constantemente enojada, ella debilita muchísimo a su marido, y viceversa. La ira de la mujer carcome la confianza y la autoestima de su marido, que son dos herramientas fundamentales para que él se enfrente al mundo comercial y profesional. Cuanto más la mujer ataca a su marido, peor es el rendimiento de él. Por lo tanto, los efectos negativos del enojo se manifiestan en el cheque del salario.

Cuando la mujer no tiene suficiente dinero para llegar a fin de mes, lo peor que puede hacer es gritarle a su marido, y en especial si él es un hombre trabajador y tiene un trabajo estable. La mujer inteligente debe darle aliento a su marido y ayudarlo a que crea en sí mismo. El marido que tiene una mujer que lo apoya hace todo lo posible por proveerle todas sus necesidades.

Rabí Najman de Breslev enseña otra regla de oro: el hogar libre de enojo es un hogar libre de deudas.

Punto de vista espiritual: Los kabalistas enseñan que las bendiciones de la abundancia –tanto los ingresos como la riqueza financiera—fluyen de los mundos espirituales superiores a nuestro mundo material tangible por medio de una serie de canales espirituales. Uno de esos canales es el de la paz hogareña. Cuando en el hogar hay un ambiente de enojo, el canal de la abundancia se tapa y por lo tanto la abundancia no llega. Por lo tanto el enojo está estrechamente asociado con la pérdida financiera.

Rabí Jaim Vital, que fue el principal del Arizal, dijo que su rebe era mucho más cuidadoso con respecto a evitar el enojo que con cualquier otra cosa en el mundo, ya que la ira y la santidad sencillamente no pueden coexistir.

El Arizal escribe que la persona pierde todos sus preceptos cuando se enoja. E incluso peor: si hasta ese momento había logrado parte de la corrección de su alma, también pierde eso. Por eso, muchas veces ocurre que después de que se enoja, la gente pierde todo lo que tenía.

Permítanme explicarles qué significa esto en términos prácticos. Hace poco tiempo, una pareja que había estado casada durante dieciocho años vino a verme. La mujer estaba llorando. Se sentía terriblemente culpable y me dijo así: “Rabino, no sé lo que me ha pasado. Últimamente no logro soportar a mi marido. No quiero ni que se me acerque”.

El marido estaba como loco y se puso a gritarme: “Rabino, si usted es tan experto en Shalom bait (paz hogareña), entonces haga algo con esta caprichosa mujer que tengo”. El hombre era hostil y realmente desagradable. Después de calmarlos a ambos, empecé a interrogarlos y entonces me di cuenta de que el marido había tenido un ataque de furia.

Cuando el marido se calmó después del ataque, la mujer no había querido ni mirarlo. No obstante, ella estaba llorando: “Rabino, este es mi primer y mi único marido. Tengo cinco hijos con él. ¿Qué es lo que me sucede?”.

Al principio, no supe qué decirle. Pero entonces Hashem me hizo acordar de una enseñanza del Zohar, donde Rabí Yehuda enseña que la persona pierde su neshamá (alma) cuando se enoja. Entonces entendí todo: el matrimonio es la unión de dos almas. Cuando el alma se va, un extraño espíritu de impureza se apodera de esa persona. En el caso de la mujer que no podía soportar a su marido por alguna causa extraña, la solución era perfectamente clara! Estaba viviendo con un extraño! Le dije al marido que la única forma de reparar su relación con su mujer era acabando con los devastadores efectos de la ira.

La sabiduría y el buen juicio provienen del lado santo de la espiritualidad. La ira surge del lado impuro del moneda espiritual. Igual que cuando tiramos una moneda, puede caer cara o cruz; no pueden salir las dos caras en el mismo momento. Por eso, la persona enojadiza le está diciendo adiós a la sabiduría y al buen juicio y pierde muchos, si no todos, de sus poderes de razonamiento.

La genuina felicidad va junto con la santidad. La ira proviene del otro lado, de lo opuesto a la santidad. Por eso, cuando uno se enoja, también se pone triste. La ira y la tristeza van de la mano. No se puede estar contento y enojado a la vez.

No se puede ser sano con el enojo. El Zohar dice que la ira ejerce un efecto negativo en el organismo del ser humano. No hace falta un médico para enumerar la larga listade enfermedades relacionadas con el enojo: enfermedades coronarias, hipertensión, úlceras, indigestión, derrames cerebrales. El enojo muchas veces produce ataques de asma y daña el sistema inmune de la persona. El enojo reduce la expectativa de vida.

La buena noticia es que si tu actual estado de salud te permite alcanzar la edad de ochenta, entonces si te libras de la ira, con la ayuda de Hashem vas a poder llegar a los cien! Amén!

Fuente: Breslev en español

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