¿Ustedes creen en la reencarnación? Me gustaría compartir con ustedes un relato verídico que yo mismo escuché de boca del protagonista.

La Yeshivá NeveTzion donde enseño es una escuela para jóvenes judíos de 17 a 20 años de edad. En los últimos diez años, la yeshivá ha realizado viajes anuales a Polonia a visitar las diferentes ciudades y los campos de concentración, las viejas sinagogas y otros tantos sitios históricos con la esperanza de acercar a los jóvenes a sus raíces judías. En uno de esos viajes sucedió lo que estoy a punto de narrar.

Ese año, uno de los participantes era un joven muy especial oriundo de Canadá. A diferencia de la mayoría de nuestros alumnos, que provienen de un medio religioso, Josh había crecido en un medio judío conservativo. Pero a pesar de las diferencias, con su cálida personalidad, Josh se ganó el afecto y el aprecio del personal docente y de sus compañeros. Y llegó a Polonia con la esperanza de conectarse con sus raíces.

El viaje principal fue al infame campo de concentración de Auschwitz. Josh se sintió emocionalmente abrumado a cada paso. Recuerdo haberlo visto llorando descontroladamente cuando salimos de la cámara de gas de Auschwitz. Pero lo que iba a pasar después, nadie lo podría haber previsto. A unos pocos kilómetros queda Birkenau, otro campo de concentración con su terrible “selección”: aquellos que eran señalados con el dedo Nazi, al trabajo y a la vida, o a la muerte. Cuando Josh llegó a este campo, inclusive antes de empezar a caminar por adentro, de inmediato empezó a decirles a sus compañeros dónde quedaba cada edificio. “Si van a la derecha, van a ver este edificio, y si doblan a la izquierda, van a ver eso otro…”. Todos se quedaron con la boca abierta. Nadie entendía lo que estaba pasando.

Antes de seguir adelante con nuestro relato, volvamos a la época en que Josh tenía cinco años de edad. A pesar de haberse criado en un ambiente cálido y afectuoso, Josh solía tenía una pesadilla recurrente que no lo dejaba en paz. En el sueño, Josh se veía a sí mismo desnudo junto a otros judíos que eran brutalmente golpeados y llevados a la fuerza a una habitación sin ventanas. Los gritos y el pánico eran algo imposible de describir. De pronto, se abría una apertura pequeña en el techo y empezaba a salir de esa apertura un poderoso veneno. Ese gas letal hacía que todos se ahogaran, muriendo por asfixia. En ese momento, Josh se despertaba.

Esta pesadilla se repetía varias veces al año y así continuó durante varios años, hasta que cumplió diez. Sus padres estaban muy preocupados por esto pero no sabían qué hacer y lo llevaron a un terapeuta. Este le preguntó si tenía idea de lo que era el Holocausto y Josh respondió sinceramente que no tenía la menor idea de a qué se estaba refiriendo. El terapeuta, a falta de una explicación mejor, les dijo a los padres que aparentemente Josh era una reencarnación de alguien que había muerto en el Holocausto. Los padres no sabía n muy bien qué hacer con eso, pero por suerte los sueños pararon.

Hacía ya muchos años que Josh no había pensado en aquellos sueños, pero cuando pisó el campo de Auschwitz, y en especial Birkenau, los recuerdos de sus pesadillas le llenaron la cabeza. Estos lugares, en la vida real, eran exactamente los mismos lugares que él había visto de niño hacía ya tantos años. Josh volvió como en un túnel del tiempo a su temprana infancia. Y a su vida anterior. La experiencia fue algo espeluznante. Él sabía decir dónde quedaba cada cosa, debido a que él ya había estado allí.

Con el tiempo, esta vivencia fue el catalizador para un cambio radical de vida. Él no podía, ni quería, negar lo que había pasado. Josh sabía que había estado en ese lugar y que lo habían llevado de vuelta con algún motivo. ¿Para qué? Para que se conectara con Hashem, con Su Torá y por supuesto, con el pueblo judío. Hashem no lo había olvidado (como no ha olvidado a nadie de todo los que pasaron por esos años de terror).

Hoy, gracias a Dios, Josh está casado y tiene una hermosa familia y acaba de empezar un trabajo en el que tiene trato con judíos que todavía no conocen la dicha del judaísmo. Su historia de deja-vu es muy poderosa pero yo creo que lo más poderoso de todo en esta historia es su dedicación a transformar la muerte del pasado en un sueño de esperanza, para él, para su familia y para todo el pueblo judío.

Fuente: Breslev en español

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