Les presentamos un nuevo reportaje gráfico de Ariel Jerozolimski desde el mercado Majane Yehuda de Jerusalem.
Tras casi 2 meses prácticamente sin actividad, el famoso mercado “Majane Yehuda” de Jerusalem volvió a abrir sus puestos.
Por más que es admirado por muchísima gente, tanto locales como visitas, nunca fui uno de sus más fervientes admiradores.
La experiencia al venir a comprar un viernes antes del mediodía me resultaba poco agradable: la limpieza dejaba mucho que desear, el ruido demasiado fuerte entre la multitud, los vendedores ofreciendo su mercadería y a eso sumados los empujones y pisotones por la cantidad de gente.
El estilo es distinto, pero prefiero el Mercado agrícola de Montevideo, la feria de Barcelona y mercados de otros lugares del mundo más limpios,prolijos y estéticos, para comprar.
Pero como fotógrafo es para mí un paraíso.
Un espejo del mosaico humano de Jerusalem que proyecta un contraste de luz, rostros y colores admirable.
El Corona le provocó un cambio:al venir de visita con su reapertura encontré un mercado más limpio, sin esa multitud impresionante, más prolijo y todos los compradores con sus máscaras, los más estrictos sumando un plástico que les cubre la cara.
La entrada es regulada con barreras que limitan el número de personas que ingresan y empleados municipales que miden la fiebre.
La alegría del reencuentro es visible en vendedores y clientes; venir a Majane Yehuda es mucho más que una actividad comercial.
Clientes en la cola de un puesto que vende el tradicional Falafel (bolitas de harina de garbanzo fritas que se sirven en un pan de pita con ensaladas y papas fritas) esperan con ansiedad recibir su porción y la devoran con la máscara solo bajada un poco al mentón.
El viernes es el día más vital del mercado cuando la gente viene a hacer las compras para preparar la cena familiar de Shabat, y aquí no hay que esperar a la puesta del sol para sentir el comienzo del mismo.
Agradecemos a nuestros amigos de Semanario Hebreo Jai por la difusion de este artículo.