(AP/Vahid Salemi, File)

La elección de Ebrahim Raisi como presidente de Irán comenzó como era de esperarse: con un fuerte espaldarazo al terrorismo.

El «carnicero de Teherán», como es conocido el nuevo mandatario iraní, marcó de entrada su profundización de la política pro-terrorista del régimen.

Como había informado AURORA, durante la inauguración de Raisi se hizo presente Ismail Haniyeh, líder de Hamás. Luego de la ceremonia, el presidente se reunió con Haniyeh y otros miembros de organizaciones terroristas palestinas.

«Palestina ha sido y siempre será el problema número uno del mundo musulmán. Nunca hemos tenido y nunca tendremos ninguna duda sobre esta política», le aseguró Raisi a los militantes.

Además de Haniyeh, también estuvo Ziad Nakhaleh, líder de la Jihad Islámica Palestina, también con actividad en Gaza, y Talal Naji, del Frente Popular para la Liberación de Palestina.

Raisi también aseguró que las organizaciones terroristas habían triunfado durante la última escalada de mayo de este año. «Han surgido señales de la gran victoria de la resistencia. La Operación Espada de Jerusalén fue una de esas señales», expresó. «Espada de Jerusalén» es el término acuñado por Hamás para la Operación Guardianes de las Murallas.

También participó del acto Naim Qassem, segundo al mando del grupo terrorista libanés Hezbollah, de estrecho vínculo con el régimen de los ayatolás.

Además de estas reuniones, medios iraníes reportaron que el exministro de Defensa y actual rector de la Universidad de la Defensa, Ahmad Vahidi, sería el nuevo ministro de Interior.

Desde 2007, Vahidi es buscado por INTERPOL por su rol en el atentado a la AMIA. En 1994, Vahidi era miembro de la Guardia Revolucionaria Iraní, como comandante de la Unidad Especial.

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