(Israeli Prime Minister's Office via AP)
Oman's Sultan Qaboos

Fue el primer líder del Golfo Pérsico en recibir oficialmente a un jefe de gobierno israelí: Itzjak Rabin, 1994.

Por: Ana Jerozolimski, Semanario Hebreo Jai

Es mucha aún la labor a realizar en Medio Oriente para poder hablar de paz entre Israel y los árabes. Pero indudablemente, el Sultán Qabus bin Said de Omán, fallecido este viernes 10 de enero, era uno de los símbolos principales del cambio paulatino que se ha estado dando en los últimos años. Y cuando figuras israelíes, especialmente el Primer Ministro Netanyahu, hablan sobre el acercamiento con países árabes moderados del Golfo Pérsico, el primer nombre que viene a la mente es el de este líder singular, el Sultán Qabus, fallecido a los 79 años de edad, tras casi 50 años en el poder.

Ya en 1994 recibió al entonces Primer Ministro Itzjak Rabin, quien habló luego de la valentía de este gobernante árabe que abrió su país a Occidente, le garantizó estabilidad y lo supo conducir con sabiduría en las turbulentas aguas de la región.

La mejor prueba de ello es la gran variedad de firmantes de comunicados de duelo por su muerte: desde Israel a Irán, pasando por la Unión Europea, la Autoridad Palestina, Irak, Líbano, Kuwait, Egipto, Jordania, Gran Bretaña y muchos más.

“Envío mis condolencias al pueblo de Omán y participo de su profundo pesar por la partida del Sultán Qabus bin-Said”, declaró Netanyahu apenas terminó en Israel el shabat. “Hace aproximadamente un año él nos invitó a mi esposa y a mí a una visita importante y sumamente emocionante, durante la que ofreció su ayuda para promover la paz y la estabilidad en la región”, recordó.

Netanyahu calificó al fallecido Sultán de “gran líder”, afirmando que “bajo su liderazgo, Omán se convirtió en un país central y avanzado”.

El jefe del partido opositor Kajol Lavan, Beni Gantz, se manifestó en términos similares, asegurando en un comunicado especial que “Medio Oriente ha perdido a un líder que realizó una contribución significativa a la estabilidad de la región”.  Gantz agregó que “Su Majestad el Sultan Qabus bin Said al-Said, fue de los primeros en comprender que las relaciones con Israel sirven al interés de todos los países de Oriente Medio”. También él ofreció sus “más sinceras condolencias al pueblo de Omán”.

Tanto Netanyahu como Gantz, candidato a Primer Ministro,auguraron éxito al  nuevo Sultán Haitham bin Tariq al-Said, primo del fallecido Qabus. Éste fue elegido por el Consejo Supremo de la familia Al-Said para sucederlo, y el propio Qabus dejó también una carta en este sentido. Qabus no tenía descendencia. Netanyahu destacó en especial que el sucesor ya dijo que “la política exterior de Omán y su actividad en pro de la paz en la zona, continuarán”.

También la Cancillería israelí publicó un comunicado llamando al Sultán Qabus de “líder y amigo”, elogiado como “hombre valiente de paz y reconciliación”. “Acompañamos al pueblo de Omán en su dolor”, decía el comunicado del Ministerio de Exteriores de Israel.


El Profesor Uzi Rabi, experto en temas de Medio Oriente, director del Centro Dayan para la investigación de Oriente Medio y África en la Universidad de Tel Aviv, declaró en una entrevista a la radio pública israelí que en efecto, el Sultán Qabus logró ubicar a su país en una situación singular como mediador en conflictos, siempre buscando la estabilidad, tanto entre Irán y occidente como en las distintas riñas internas en el Golfo Pérsico, una zona de grandes tensiones, cerca tanto de Irán como del problemático Yemen.

Qabus tomó el poder de su padre en 1970, iniciando de inmediato un cambio de fondo que modernizó a Omán. Su padre, sumamente apegado a la tradición, temía que toda apertura del país al exterior, provocaría gran inestabilidad. Qabus, por su parte, comprendió que sin ello, Omán quedaría sumido en el atraso y lidiaría con numerosos problemas.  Abrió a Omán al mundo y logró garantizarle no sólo estabilidad y tranquilidad sino también desarrollo para su población.

Claro está que no se trata de una democracia sino de un país gobernado por una dinastía familiar. Y el propio Qabus era el gobernante árabe más longevo en el poder, casi medio siglo al frente. Su pueblo y gobernantes extranjeros lo consideraban un líder sabio, sinónimo de Omán.