La idiosincrasia israelí es innovadora, en el sentido más amplio de la palabra. Los avances, en todos los campos que consideremos, son lo cotidiano en Israel.

El concepto de lo milagroso encaja en el plano de la innovación desde que Israel fue denominada como la tierra en la cual fluye leche y miel. No se puede entender el espíritu innovador el moderno Israel sin considerar su historia. Lo que hoy es Israel fue sembrado en el transcurso de los tiempos.

Cada gobierno que ha tenido Israel, a lo largo de toda su historia, ha sido innovador, visionario y dispuesto a enfrentarse a todos los retos que se le venían por delante. No significa que todos han actuado correctamente, pero todos han sido innovadores para bien o para mal. La innovación no es una religión, aunque algunos la elevan a niveles metafísicos. La innovación ciertamente está basada en la creencia de que se alcanzará todo aquello que se busca, pero no puede sustituir la fe basada en la Torá. La ciencia puede llegar a ser un dios ajeno que nos separe del verdadero camino.

La innovación debe alcanzar a todos los ámbitos de la sociedad. El progreso tiene que progresar, valga la redundancia, en una sociedad acostumbrada a enfrentar retos con firmeza, decisión y la ya nombrada innovación, pero sin excluir la fe. Israel es un país innovador que mira al futuro a los ojos. Los retos se pueden superar cuando entran en juego esa mentalidad dispuesta a encontrar la formas y modos de buscar soluciones creativas. Israel está a la cabeza de las naciones en creatividad lo que ha determinado su liderazgo internacional en todos los campos. Innovar es crear luminosas propuestas, que ayudan a la humanidad.

La idiosincrasia israelí está basada es un Judaísmo innovador, que ha dado soluciones a los problemas más diversos de la humanidad. No se podría entender la capacidad creativa de Israel sin considerar el espíritu innovador, que genera la también llamada Escritura. El ADN espiritual de la sociedad israelí está impregnado de esperanza, fe y motivación a buscar el sentido de la vida.

La cabeza representa la innovación contra la repetitiva actuación de la cola. Israel ha dejado de estar a la cola, para ser cabeza de innovación internacional. Las grandes victorias son consecuencia de la capacidad de innovar y ser creativos. Israel lleva demostrando a lo largo de toda su historia una innovación, que se ha manifestado espectacular desde la fundación del moderno Estado de Israel.

La fuerza de Israel no solo está en su capacidad defensiva, comercial o industrial. Israel es sobre todo un país que sabe estar a la cabeza de la innovación y los avances tecnológicos. Ahora estamos en tiempo y a tiempo de innovar para que en este año seamos cabeza y no cola. Visitar Israel es la mejor manera de renovar nuestros pensamientos y aprender en la práctica lo que significa innovación. Aprender en la práctica a ser cabeza y no a estar a la cola de la bendita innovación creativa ¡Adelante amigos!

Por: José Ignacio Rodríguez, colaborador especial de Unidos con Israel

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