Terroristas enmascarados sostienen sus armas. (Nasser Ishtayeh / Flash90) (Nasser Ishtayeh / Flash90)

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El atentado en la calle Dizengoff en Tel Aviv es el cuarto en una serie de ataques que se han sucedido desde el comienzo de la actual escalada.

Por: Yohanan Tzoreff, INSS The Institute for National Security Studies

Las organizaciones palestinas, incluyendo Fatah/Jenin, que están afiliadas a la Autoridad Palestina, hicieron un gran uso del hecho de que Dizengoff es un centro de la actividad comercial y la vida nocturna de Israel, para elogiar el ataque y al atacante, y presentar al sistema de seguridad israelí como indefenso frente un terrorista solitario «que persigue al enemigo y no se escapa de él», tal como afirmara Ismail Haniyeh, en una visita de condolencias al padre de Ra’ad Hazem, el perpetrador.

Imágenes de video en bruto transmitidas durante varias horas en la televisión israelí fueron utilizadas por los palestinos con fines propagandísticos.

Hamas y otras organizaciones de resistencia ya habían sentado las bases entre los palestinos en los meses anteriores a Ramadán, y antes de esta escalada.

Para ellos, el ataque en el corazón de Tel Aviv es la expresión más prominente, hasta el momento, de la escalada que imaginaban.

El ataque en Tel Aviv y el ataque en Bnei Brak, una semana antes, fueron perpetrados por terroristas solitarios del área de Jenín.

La filial local de Fatah aplaudió las acciones y contribuyó con la celebración pública en Jenín y otras ciudades.

La filial emitió la declaración de que Ra’ad Hazem estuvo alguna vez entre sus miembros y sus portavoces rechazaron las condenas de Abu Mazen y no dudaron en criticarlo en público.

Esto refleja un proceso en curso en el movimiento Fatah, que antes de las elecciones programadas para 2021 se dividió en tres campamentos.

Hoy en día, hay muchos signos de la pérdida de confianza en el liderazgo oficial existente.

El padre del perpetrador, un ex alto miembro de los aparatos de seguridad palestinos, expresó estos sentimientos cuando elogió el accionar de su hijo y lo presentó como el acelerador de la liberación de Palestina, e incluso prometió que «todos nosotros» la veremos liberada en nuestro tiempo.

Jenín, paralelamente al auge económico de los últimos años, es el foco de la actividad de varias organizaciones, tales como Fatah y la Jihad Islámica, que no aceptan la autoridad de los aparatos de seguridad de la AP (Autoridad Palestina) y, a menudo, se entreveran con ellos en confrontación.

La debilidad de la AP y su líder entre los activistas de Fatah en Jenín, más que en otros lugares, ha provocado manifestaciones abiertas de desobediencia, rechazo y crítica.

Hamas y otras organizaciones han estado ocupadas ya que la Operación Guardián de las Murallas les facilitó una fórmula que les permitiría alcanzar lo que se les negó con la cancelación de las elecciones, es decir, ser parte de la Autoridad Palestina y trabajar para reemplazarla, sin causar una mayor destrucción en la Franja de Gaza.

Están tratando de recrear, aunque hasta ahora sin éxito, la idea de múltiples frentes como durante la última operación en Gaza, cuando los ciudadanos árabes de Israel se unieron a los enfrentamientos en las ciudades con poblaciones árabes y judías mixtas.

El público palestino tampoco tiene prisa por unirse a la gran protesta que Hamas y otras organizaciones buscan provocar contra Ramallah.

¿Han encontrado una nueva fórmula en Jenín?

Esta pregunta surge tras los ataques en Bnei Brak y Tel Aviv.

¿Hay aquí una simbiosis entre los activistas de Fatah y la Jihad Islámica que goza de enorme poder en el campo de Jenín, y posiblemente también con Hamas, que permite la ejecución de tales ataques, sin dejar marcas en una organización u otra, erosionando así el estatus de la AP y aumentando su debilidad?

¿O deberíamos seguir adheridos a la teoría del terrorista solitario?

Todavía no hay suficiente información para formarse una imagen precisa de los desarrollos recientes.

Es obvio que la atmósfera en las áreas de la AP, el gran estímulo de las organizaciones terroristas, la creciente debilidad de la AP, y la fricción en curso entre las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) y la población local tienen el potencial de fomentar ataques adicionales y actos de venganza.

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