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Por Elie Wiesel:

Para mí, el judío que soy, Jerusalem está más allá de la política. Está mencionada más de seiscientas veces en las Escrituras Sagradas, y ni una vez en el Corán. Su presencia en la historia judía es abrumadora. No hay una plegaria más conmovedora en la historia judía que la que expresa nuestro anhelo por retornar a Jerusalem. Para muchos teólogos, es historia judía, para muchos poetas, una fuente de inspiración. Le pertenece al pueblo judío y es mucho más que una ciudad, es lo que une a un judío con otro de una manera que aún es difícil de explicar. Cuando un judío visita Jerusalem por primera vez, no siente que es la primera vez; es un regreso a casa. La primera canción que escuché fue el arrullo de mi mamá sobre, y por, Jerusalem. Su tristeza y su alegría son parte de nuestra memoria colectiva.

Cuando un judío visita Jerusalem por primera vez, es un regreso a casa.
Desde que el Rey David tomó Jerusalem como su capital, los judíos han vivido dentro de sus murallas con solamente dos interrupciones: cuando los invasores romanos les prohibieron el acceso a la ciudad, y luego, bajo la ocupación jordana. A los judíos, más allá de su nacionalidad, se les negó la entrada al cuarto judío para meditar y rezar en el Muro, el último vestigio del Templo de Salomón. Es importante recordar: si Jordania no se hubiera unido a Egipto y Siria en la guerra de 1967 en contra de Israel, la ciudad vieja todavía sería árabe. Claramente, mientras que los judíos estaban dispuestos a morir por Jerusalem, no estaban dispuestos a matar por Jerusalem.

Hoy, por primera vez en la historia, los judíos, cristianos y musulmanes pueden adorar libremente es sus lugares sagrados. Y, al contrario de algunos reportes de la prensa, los judíos, cristianos y musulmanes TIENEN permitido construir sus hogares en cualquier lugar de la ciudad. La angustia por Jerusalem no es sobre bienes raíces sino sobre memoria.

¿Cuál es la solución? Ciertamente la presión no producirá una solución. ¿Hay una solución? Debe haber, habrá. ¿Por qué abordar el problema más complejo y sensible prematuramente? ¿Por qué no primeramente tomar pasos que permitan que la comunidad israelí y palestina puedan convivir en una atmósfera de seguridad? ¿Por qué no dejar de lado el asunto más complejo, más sensible, durante ese tiempo?

Jerusalem debe continuar siendo la capital espiritual judía del mundo, no un símbolo de angustia y amargura, sino un símbolo de confianza y esperanza. Como dijo el maestro jasídico Rebe Najman de Breslov: “Todo en este mundo tiene un corazón; incluso el corazón mismo tiene su propio corazón”.
Jerusalem es el corazón de nuestro corazón, es el alma de nuestra alma.

Fuente: Aishlatino y Radio JAI