La Autoridad Palestina (AP) ha decidido que los palestinos no sigan recibiendo tratamiento médico en Israel. El pasado marzo, el Ministerio de Sanidad de Ramala, capital de facto de los palestinos, anunció el cese de las transferencias médicas a los hospitales israelíes y prometió encontrar alternativas en hospitales públicos y privados.
Por: Basam Tawil
La AP dice que su decisión responde a las deducciones que está haciendo el Gobierno israelí sobre los impuestos que recauda en nombre de los palestinos a cuenta de lo que Ramala paga a las familias de los presos y mártires palestinos.
Una nueva ley israelí permite al Gobierno Netanyahu imponer sanciones económicas a la AP por su política de Pagar por Asesinar, que anima a los terroristas a perpetrar ataques contra israelíes porque saben que ellos y sus familias recibirán un salario vitalicio del Gobierno de la AP.
Se calcula que en 2018 la AP gastó no menos de 502 millones de shékels (126 millones de euros) en salarios y pagos a terroristas presos y excarcelados. Se destinaron al menos 230 millones de shékels (58 millones de euros) a pagar a terroristas presos, y otros 176 millones de shékels (44 millones de euros) a pagar a terroristas excarcelados, según se ha revelado. Los 96 millones de shékels (24 millones de euros) restantes se destinaron a pagos y prestaciones adicionales para los terroristas y sus familias.
A pesar de las deducciones israelíes, los terroristas y sus familias siguen percibiendo íntegramente sus salarios. Los que están pagando las consecuencias son las decenas de miles de funcionarios palestinos que en los últimos tres meses han recibido sólo entre el 50 y el 60% de sus salarios.
El presidente de la AP, Mahmud Abás, ha prometido seguir sosteniendo a los terroristas y a sus familias, aunque provoque la ruina a su Gobierno. “No aceptaremos el recorte o la cancelación de los salarios a las familias de los mártires y presos que algunos están intentando imponer”, dijo. Y se han citado estas otras declaraciones de suyas:
Por Alá, aunque sólo nos quede un céntimo, se gastará en las familias de los mártires y los presos, y sólo después se gastará en el resto de la gente.
Evidentemente, el “resto de la gente” incluye no sólo a los empleados de la AP, también a losenfermos que necesitan tratamiento médico. Abás ha decidido ahora castigarlos privándoles de recibir atención en Israel.
Osama al Nayar, portavoz del Ministerio de Sanidad de la AP, ha informado de que su Gobierno ha decidido dejar de financiar el tratamiento de los enfermos palestinos en los hospitales israelíes en respuesta a las referidas deducciones israelíes. Al Nayar calculó el coste de las transferencias a los hospitales israelíes en 100 millones de dólares anuales.
El periodista palestino Fazi Sabah ha calificado la decisión del Ministerio de Sanidad de la AP de “equivocada, precipitada e insensata”. Sabah denuncia que se adoptó sin haber previsto alternativas, y también que es
peligrosa porque a los pacientes se les está negando el derecho a recibir un tratamiento del que no disponen en los hospitales palestinos, poniendo en riesgo en su vida. Es un precio muy alto.
Sabah apuntó que enviar a los enfermos a hospitales de Jordania y Egipto aumentaría su sufrimiento. Muchos de ellos, abundó, ya habían empezado a recibir tratamiento en Israel, y ahora tendrían que empezar desde cero en Jordania o Egipto. “Los hospitales jordanos y egipcios no podrán tratarlos con la atención profesional necesaria, y se verán obligados a volver al punto de partida y someterse a nuevas pruebas médicas”, añadió.
Esto supone un sufrimiento adicional para los enfermos, y más gastos para el Gobierno palestino. Además, los enfermos tendrán que soportar los padecimientos aparejados a las largas horas de viaje a Egipto y Jordania. El viaje desde Gaza a El Cairo dura entre dos y tres días, y la vuelta entre tres y cuatro. Esto significa que los pacientes de cáncer dedicarán una semana entera a recibir una dosis de quimioterapia, mientras que les supone un día o unas horas obtener el mismo tratamiento en Israel.
La decisión de la AP de impedir que los palestinos reciban tratamiento médico en Israel no afecta a sus altos cargos.
Recientemente, Yibril Rayub, alto funcionario de Fatah, el partido del presidente Abás, fueatendido en el hospital Ichilov, el mayor centro de cuidados intensivos de Israel. Rayub, que también preside la Asociación Palestina de Fútbol y pasó 17 años en una cárcel israelí por delitos relacionados con el terrorismo, fue trasladado de urgencia a ese hospital para recibir tratamiento a pesar de la decisión adoptada por la AP. Sin embargo, y aunque los médicos israelíes se esforzaron por darle la mejor atención, Rayub envió una carta a las asociaciones de fútbol de Europa y España para exigir que el Atlético de Madrid cancelara un amistoso con un equipo israelí. “No estamos en contra de que se juegue en Israel, pero sí en la ocupada Jerusalén”,escribió. Rayub no mencionó que el Teddy Stadium, donde tendrá lugar el partido el próximo día 21, está en la zona occidental de Jerusalén.
Unos días antes de ser atendido en el hospital israelí, Rayub pidió a los árabes y a los musulmanes que “cesaran todas las formas de normalización deportiva con Israel”.
Rayub no es el primer alto cargo palestino –ni será el último– que recibe tratamiento médico en algunos de los mejores hospitales de Israel. En 2017, el secretario general de la OLP, Saeb Erekat, que ha acusado a Israel de “genocidio”, ingresó en el centro médico Beilinson para recibir tratamiento después de someterse a un trasplante de pulmón en EEUU.
Los líderes palestinos vuelven a mostrar su hipocresía. Por un lado, no pierden la oportunidad de lanzar libelos de sangre contra Israel. Por el otro, cuando enferman, lo primero que hacen es llamar a los hospitales israelíes para recibir el mejor tratamiento médico de Oriente Medio. No se van corriendo a los hospitales de Egipto o Jordania.
Qué perturbador es que los líderes palestinos pongan en peligro las vidas de sus conciudadanos al negarles el tratamiento médico en los hospitales israelíes. He aquí otra muestra de cómo los líderes palestinos actúan en función de sus intereses personales, mientras ponen en riesgo la vida de unas personas que lo único que han hecho es no tener familiares en las altas esferas de la AP, que podrían ayudarles a recibir tratamiento en Israel.
© Versión original (en inglés): Gatestone Institute
© Versión en español: Revista El Medio