(Nati Shohat/Flash90) (Nati Shohat/Flash90)

Muchas veces me encuentro a mí misma respondiendo de la forma en la que mis padres lo hacen, o actuando en el modo en el que ellos lo harían.

Es un comportamiento que tengo internalizado ya en mi personalidad me guste o no me guste… y es que el ser humano aprende de lo que ve y oye. Por eso, es muy importante prestar atención a lo que nuestros mayores nos enseñan. En el judaísmo, por supuesto, la Torá es nuestro compendio de leyes a seguir y nos fijamos en el comportamiento de nuestros antepasados para imitarles y así vivir en el modo que Hashem quiere de nosotros.

El tratado de ética judía, Pirké Avot, es el legado de nuestros sabios, de nuestros padres en la Torá, para que sepamos cómo comportarnos en cada momento. Es costumbre leer uno de los capítulos del Pirké Avot cada Shabat desde Pesaj hasta Shavuot y es muy oportuno repasar sus enseñanzas durante estas semanas. Es hermoso repasar los capítulos de este tratado y poner en práctica todas las enseñanzas que nos dejaron nuestros antepasados. Son leyes completamente atemporales. Igual se podían aplicar en los tiempos en los que fueron dadas al pueblo de Israel que hoy en día. Al fin y al cabo, Hashem quiere de nosotros que amemos a los que nos rodean, a todos, y ese amor no tiene fechas. Una de las formas de hacer esto es respetando los límites de cada uno en las relaciones interpersonales y para respetar estos límites debemos saber dónde se encuentran. Estudiando estas leyes podemos averiguarlo.

Saber cómo comportarse con los demás, como comprenderán, es algo totalmente práctico. Por supuesto, existen unas leyes teóricas que internalizamos y aprendemos para luego poder llevarlas a cabo en la vida, en nuestras relaciones interpersonales. Al igual que aprendemos de nuestros padres cómo hay que sentarse en la mesa, cómo saludar y dar las gracias, también aprendemos a tratar con los demás. Es una parte de la educación que no hay que dejar de lado, es importante enseñar a nuestros hijos cómo comportarse con los demás. Muchas veces, este comportamiento ya está determinado por lo que aprendimos desde pequeños (como les decía antes, muchas veces me descubro a mí misma reaccionando de la misma forma en la que lo haría mi madre) pero otra parte también está determinada por lo que nosotros hemos aprendido a lo largo de nuestro proceso de crecimiento tanto físico como espiritual. Debemos, por tanto, prestarle una especial atención a esta parte de nuestro comportamiento para regirnos según las leyes de Hashem y así también poder legar esto a nuestros hijos.

¡Qué gran ventaja para ellos! No solamente tendrán ya internalizadas esas conductas “automáticas” que les harán pensar que reaccionan como su madre o su padre al igual que nos sucede a nosotros sino que tendrán terreno ganado al iétzer hará ya que estas conductas serán las marcadas por Hashem en los tratados que nos dejó para saber cómo tratar con los demás. Es decir, de forma automática actuarán tal y como quiere Hashem ya que sabrán de antemano como hacerlo. Qué hermosa oportunidad de jesed tenemos al hablar cada día con los más pequeños. Ellos son como esponjas que absorben todo cuanto ven y escuchan, qué bonito que puedan seguir los caminos de Hashem desde una edad temprana.

Supongo que este tema me afecta y me apasiona especialmente porque me crié en un hogar cristiano aunque no practicante, donde había muy buenos valores y me transmitieron una educación perfecta (según las circunstancias era lo mejor para mi). Pero, sin embargo, me doy cuenta de que aún me quedaba un largo camino por recorrer para saber cómo interactuar de la forma correcta. Espero, por tanto, que cuando Di-s quiera que mis hijos vengan a este mundo, me encuentre preparada para transmitirles toda esta sabiduría y este comportamiento ético que en estos momentos estudio con ahínco.

Si tienes alguna pregunta o quieres compartir tu historia o inquietudes, escríbeme a tali.mandel.18@gmail.com

Fuente: Breslev en español

Donate to Israel