A menorah belonging to a Jewish-owned shop in the former ghetto in Venice. (Photo: Giovanni Dall'Orto) A menorah belonging to a Jewish-owned shop in the former ghetto in Venice. (Photo: Giovanni Dall'Orto)

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Era la octava noche de Janucá en el poblado de Kiel en Alemania, donde vivían unos 500 judíos.

Fuente: Aurora

El rabino Akiva Posner estaba prendiendo la última vela de Janucá en su casa, frente a los cuarteles del partido Nazi en la ciudad, minutos antes de la entrada de Shabat. Ahí, en 1931, estaba la bandera nazi en una fría noche de diciembre, cuando la luz de la Janukiá desafiaba la oscuridad del odio.

La esposa del rabino Posner, Rajel, corrió y tomó una foto de la Menorá frente al edificio nazi. Luego, escribió en la parte de atrás de la foto: «Janucá, 5692 (el año judío). ‘Muerte a Judea’ dice la bandera, ‘Judea vivirá eternamente’, contesta la luminaria».

El rabino Akiva Posner publicó una carta de protesta en la prensa local expresando su indignación por unos posters que habían aparecido en la ciudad que decían «Prohibida la entrada a Judíos». Por su protesta, fue citado por el jefe de la sede local del partido nazi y desde ahí la tensión y la violencia con los judíos fue en constante aumento.

La familia Posner abandonó Alemania en 1933 y llegó a Israel en 1934. Pero, además, la familia del rabino fue clave para salvar la vida de cientos de judíos: antes de irse del país advirtieron a su comunidad sobre las intenciones del régimen nazi y que debían abandonar Alemania. Finalmente solo algunos pocos de los 500 judíos de la ciudad, murieron durante el Holocausto.

Actualmente la foto y el candelabro original están exhibidos en el Museo del Holocausto de Yad Vashem en Jerusalén. Cada año el museo devuelve el candelabro a los descendientes del rabino que siguen usándola para cumplir con el precepto del encendido de las velas de Janucá.

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