La controversia continúa, y cada vez será mayor, a medida que se conozcan nuevos atentados de odio contra los judíos o todo lo que parezca judío. Cuando una parte de las autoridades religiosas de Francia aconsejaron no llevar kipá, por seguridad, muchos se pusieron en contra alegando que sería una claudicación frente a los islamistas. Siguen levantándose voces en contra de esta medida de seguridad, como así ha sido calificada, con peregrinas justificaciones tales como que sería sucumbir al fanatismo religioso protagonizado por los islamistas.
Francia tiene una de las mayores poblaciones musulmanas de Europa. Algunos barrios franceses son todo menos franceses en el sentido estricto de la palabra. La Ley Sharia está implantada, de forma no oficial, en muchos barrios dónde la misma policía francesa tiene todas las dificultades inimaginables para hacer cumplir las leyes francesas. En recientes encuestas ha quedado patente la hostilidad de los musulmanes en Francia contra los judíos en particular y contra los franceses en general.
Todos saben, y lo pueden visualizar en Internet, como unos periodistas franceses se pasearon por algunas calles de París llevando Kipá y el resultado fue demoledor y altamente preocupante. Los insultos por parte de los viandantes eran la tónica general pasando por empujones y una manifiesta hostilidad. Todo parece indicar que las agresiones verbales no llegaron a ser agresiones físicas por causa de la presencia de la cámara que los filmaba.
La Doctora en Análisis Geográfico Regional (España) María José Arévalo Gutiérrez en su artículo de opinión, publicado en Aurora Israel, se posiciona diciendo que “ocultar la religión que un creyente profesa por miedo a sufrir un ataque sería ceder a las presiones que intentan realizar determinados grupos terroristas” ¡Evidentemente no conoce ni lo que pasa en Francia, ni lo que pasa en España! Llevar kipá por una calle, con toda tranquilidad, en España es también imprudente, arriesgado y en muchos lugares impensable. La señora doctora en Análisis Geográfico, debería saberlo.
Qué fácil es decir que debemos manifestar nuestra identidad judía, religión o fe cuando no se practica, ni se exterioriza. Qué fácil es decir que no hay que renunciar a llevar kipá cuando quienes lo dicen tienen escolta y van en lujosos automóviles. Qué fácil posicionarse en favor de no ocultar nuestra identidad cuando no se tiene necesidad de transitar por las calles rodeados de multitud de enemigos que con desprecio y odio nos insultan.
Si pudieran muchos de esos cobardes acosadores nos acuchillarían como es notorio en Francia, en Europa y evidentemente en Israel. Qué fácil es decir que tenemos que manifestar nuestra identidad desde la seguridad que da no ser judío, ni parecerlo.
La identidad judía no depende de lo que parecemos sino de lo que somos. Lo parezcamos o no lo parezcamos. Somos lo que somos estemos dónde estemos. Vistamos como vistamos llevemos o no llevemos símbolos externos de nuestra fe. La mejor arma, en todo caso, es la prudencia a la cual muchos hacen poco aprecio.
La Tanaj dice expresamente “El prudente ve el mal y se esconde, pero los ingenuos pasan y reciben el daño” (Prov. 22.3) Algunos confunden la prudencia con la cobardía. Todo lo contrario, el prudente es sagaz y precavido. Creer que hacer ostentación de nuestra identidad judía, sea de la forma que sea, es valentía es realmente muy cuestionable. Lo que no voy a cuestionar es el Consejo que viene de lo Alto que me dice “que los ingenuos pasan y reciben el daño” Por cierto, que quede claro, un servidor no hace ostentación de su fe por las calles españolas al igual que muchos reconocidos judíos sefarditas ¿Qué algunos lo hacen? Pregúnteles si tienen escolta o van en un lujoso automóvil ¡Aunque es verdad que de imprudentes está el mundo lleno!
Por: José Ignacio Rodríguez, colaborador de Unidos con Israel