El Consejo de Derechos Humanos de la ONU aprobó una resolución, claramente condenatoria, para confeccionar una lista negra de empresas israelíes y de otros países que desarrollen su actividad en Cisjordania, Judea y Samaria, la Meseta del Golán, así como las erradicadas en Jerusalem zona este.
Como es habitual al ONU sigue marcando la política internacional contra Israel, posicionándose juntamente con los grupos antisemitas BDS. La pretensión de la ONU y del movimiento racista y antisemita BDS es ahogar la productiva, innovadora y rentable economía de Israel. Una pretensión absurda e inalcanzable pero que afecta y afectará sobre todos a los empleados árabes que trabajan en las empresas israelíes.
La ceguera mundial, incluyendo la de aquellas naciones que se llaman amigas de Israel, está produciendo un retroceso internacional de la economía. Recesión, sobre recesión, es lo único que puede esperar la economía mundial de seguir presionando a Israel. Todos los marcadores económicos de solvencia apuntan a Israel como un modelo productivo con grandes beneficios en la mayoría de los casos. Las empresas más innovadoras del mundo están constituidas con capital y medios humanos israelíes.
Las grandes marcas y empresas a nivel mundial son israelíes o tienen en sus juntas de accionistas y administrativas a directores, gestores o inversores israelíes. No es casualidad que las mejores empresas que producen los mejores productos, valga la redundancia, tengan su base de crecimiento en las políticas empresariales con las que se mueve la economía de Israel. Las grandes empresas israelíes, cuya lista ocupa varias páginas, están dirigiendo el progreso y la innovación empresarial en medio mundo.
Todos quieren el conocimiento de la economía que tiene Israel, pero no quieren reconocer a las empresas israelíes como las más productivas, en todos los campos, a nivel mundial. La lista negra de la ONU es un paso más en su contra y por tanto en contra de las naciones que dice representar. Lejos de reconocer la positiva influencia de la economía de Israel y de las empresas israelíes, implantadas a nivel internacional, la ONU trata de socavar la base principal de desarrollo desde la Creación del Estado de Israel que es la exportación de su variada y tecnológica producción.
Israel es el país con más empresas innovadoras por habitante del mundo. El país con más presencia en la economía internacional que está agilizando la salida de la crisis por sus competentes empresas, empresarios y personal humano que las dirigen y gestionan.
La resolución de la ONU “incluye una condena a los asentamientos e insta a las compañías a no hacer negocios con los asentamientos israelíes” toda una declaración al estilo del boicot a los negocios regentados por judíos en la Alemania Nazi ¿No es preocupante que un organismo internacional como la ONU promueva el boicot contra la economía de Israel? Los términos de la mencionada resolución no dejan la menor duda que el boicot contra Israel ha llegado a un nivel cada vez más álgido de confrontación directa contra el Estado de Israel.
La resolución de condena, obsérvese su gravedad, está incluida dentro del llamado Consejo de Derechos Humanos de la ONU ¿Quebranta Israel los derechos humanos contratando para trabajar en sus empresas a empleados árabes? Absurdo, se mire por donde se mire, sino fuera que además de absurdo, es inmoral la actuación de la ONU. Luego cuando llegue la próxima recesión mundial que llamen a los expertos en economía para que resuelvan el problema. Reconocidos expertos en economía que la ONU debería saber que también, como las empresas que están boicoteando son israelís, en otras palabras judíos, tengan la nacionalidad que tengan ¿También los harán boicot?
Por José Ignacio Rodríguez, colaborador de Unidos con Israel