Por General (retirado) Yaakov Amidror
Israel tendrá que aumentar la intensidad de sus operaciones contra los iraníes. La retirada de Estados Unidos de la arena es una buena oportunidad para que Israel actualice su estrategia en Siria.
La decisión del presidente Trump de retirar varios miles de soldados estadounidenses desplegados en Siria, que junto con los kurdos lucharon contra los restos del Estado Islámico (ISIS) en el noreste de Siria, es significativo en varios aspectos. Vale la pena ver este desarrollo desde una perspectiva amplia, más allá de la visión militar de Israel de la situación.
En primer lugar, la retirada es una expresión de la perspectiva estadounidense compartida por ambos partidos políticos, que puede resumirse de la siguiente manera: Estados Unidos necesita reducir su participación militar en el extranjero. En otras palabras, los soldados estadounidenses deben retirarse de todos los lugares donde no exista una amenaza importante para los intereses estadounidenses. El presidente Obama fue el primero en implementar esta política y el presidente actual la continúa. Ambos fueron influenciados por la opinión prevaleciente entre los estadounidenses, que están cansados de soportar la carga global de los últimos cien años. Esto se debe al hecho de que EE.UU. casi ha alcanzado la independencia energética y, por lo tanto, Oriente Medio se ha vuelto mucho menos importante para su economía. Y también por el hecho de que Estados Unidos quiere invertir más a nivel nacional, donde la sociedad y la economía están sufriendo.
Hay un profundo desacuerdo entre republicanos y demócratas en cuanto a las razones de la crisis interna; pero tanto Obama como Trump, al igual que la mayoría de los ciudadanos norteamericanos, creen que la sangre norteamericana no debería ser derramada en guerras extranjeras y que se debería cambiar la atención hacia los esfuerzos nacionales. Este sentimiento se hizo mucho más fuerte como resultado de las bajas y el coste económico de dos guerras, en Afganistán e Irak, que contribuyeron poco al futuro de Estados Unidos y que fueron empresas esencialmente fracasadas que han resonado con fuerza en la historia moderna de Estados Unidos.
La retirada de Estados Unidos es históricamente significativa. La tendencia hacia el aislacionismo probablemente persistirá en las futuras administraciones. Los aliados de los Estados Unidos tendrán que aprender a arreglárselos solos, crear alianzas regionales y operar conjuntamente, sin el involucramiento de Estados Unidos. Las fuerzas estadounidenses se concentrarán en las regiones donde EE.UU. tiene intereses claros y directos, y en un futuro próximo esto al parecer será en el Mar del Sur de China y sus alrededores, donde se está desarrollando una confrontación con China.
Lo que esto significa es que para hacer frente a sus enemigos en el Oriente Medio, Israel tendrá que caer de nuevo en el principio que adoptó cuando declaró su independencia: «protegerse a sí mismo – por sí mismo». Ningún líder israelí debe hacerse ilusiones. Israel debe desarrollar su propio poder para enfrentar este desafío, tanto económica como militarmente. Esta será la tarea más importante de todos los gobiernos futuros en Israel.
Al mismo tiempo, Israel debe mantener su relación especial con Estados Unidos. Israel continuará necesitando la asistencia económica de EE.UU. para adquirir armas de EE.UU. y utilizar la tecnología estadounidense siempre que esto proporcione la máxima ventaja en el campo de batalla. Finalmente, Israel todavía necesita el respaldo de Estados Unidos en la arena internacional, donde no puede hacer frente al frente unido de sus enemigos y rivales, ya que es el único Estado judío que enfrenta a 57 países musulmanes.
Pero nuevamente, Israel debe internalizar y operar sobre la base de la suposición más importante que siempre ha sido el fundamento de la doctrina de la defensa de Israel: que Israel se defenderá a sí mismo. Esta es la razón de ser del país, así como el resultado de las realidades globales.
Con respecto a la confrontación de Irán en Siria, se debe hacer una distinción entre dos dominios. Con respecto a las batallas contra Irán, no habrá cambios después de la retirada de las fuerzas estadounidenses, por la sencilla razón de que ellos no han participado en esas batallas. Estados Unidos ni siquiera actuó una sola vez contra la máquina de guerra iraní que está emergiendo en Siria. Todas las fuerzas y esfuerzos de Estados Unidos fueron invertidos en la eliminación del Estado Islámico (ISIS). Esta decisión no fue influenciada por consideraciones de los comandantes militares, ni del Pentágono, ni en el terreno. Esta fue una decisión del Congreso que limitó el mandato de la presencia militar estadounidense en Siria a combatir a la organización terrorista sunita, Estado Islámico (ISIS). Por lo tanto, no habrá cambios para peor en este frente.
Por el contrario, la retirada de las fuerzas estadounidenses abrirá inmediatamente nuevas posibilidades de maniobra para los iraníes, que fueron negadas previamente a Irán debido a la presencia de una importante base estadounidense de la región sobre la ruta principal de transporte que conecta Irak y Siria, cerca de la frontera jordana.
El sueño iraní de un corredor terrestre desde el Golfo Pérsico hasta el Mediterráneo que satisfaga sus necesidades logísticas se materializará rápidamente tras la retirada de Estados Unidos. Tal movimiento les facilitará mucho más el transporte de equipos y fuerzas por tierra, y ahí radica su importancia tanto para Hezbollah como para la construcción de una infraestructura militar para la maquinaria de guerra iraní en Siria. Desde este punto de vista, el sentido de satisfacción iraní está completamente justificado. Acaban de recibir un regalo del presidente de los Estados Unidos. No hay duda que esto planteará un mayor desafío para Israel.
Otro tema es la credibilidad de Estados Unidos. Por desgracia, el presidente de Estados Unidos sigue el camino de su predecesor, quien explicó que la «credibilidad» no tiene importancia. En mi opinión, tanto Obama como Trump están equivocados. Una superpotencia sin credibilidad pierde parte de sus capacidades. Estados Unidos, que está abandonando a los kurdos a su suerte y exponiéndolos a la venganza de los turcos, los sirios y quizás incluso los iraníes, serán percibidos en la región como habiendo perdido credibilidad. Se considerará que Estados Unidos abandona a sus aliados y, por lo tanto, en el futuro, los aliados potenciales lo pensarán dos veces antes de confiar y asociarse con Estados Unidos.
En mi opinión, pronto será evidente en más de unos pocos países que se sienten apuñalados por la espalda por Estados Unidos. El primero en sentir esta reacción será Jordania, que también es el más cercano a los frentes y ahora se enfrentará directamente a los iraníes.
No me sorprendería que la renuncia del secretario de Defensa Mattis esté de hecho relacionada con este aspecto de la decisión del presidente, ya que es más difícil para los oficiales militares aceptar la traición de un aliado que para los políticos. Es una cuestión de «honor» y «dar la palabra», dos de los conceptos más importantes para los estadounidenses uniformados y para cualquier persona que haya sido instruida en el sistema militar.
Los mayores ganadores de la decisión estadounidense son Turquía, Irán y Rusia. Rusia sigue siendo la única superpotencia en la región. Esto es tanto una carga como una oportunidad para que Moscú promueva sus intereses en la región. Turquía obtendrá mano libre para operar contra su odiado enemigo, los kurdos, que hasta ahora contaban con el respaldo de Estados Unidos gracias a sus operaciones militares conjuntas. Erdogan ha sabido en el pasado explotar la debilidad de Estados Unidos, no solo contra los kurdos.
Tampoco será una sorpresa que, paralelamente a la eliminación de los últimos vestigios de autonomía e independencia kurdas, haya una mejora en las relaciones entre el dictador en Ankara y el actual presidente de los Estados Unidos. El Congreso no estará contento con esto, pero el presidente aparentemente ha decidido reconciliarse con Erdogan, quien es responsable de un número no insignificante de muertes desde que llegó al poder.
Finalmente, los iraníes están viendo cómo se concreta su sueño de un corredor terrestre, gracias al presidente de Estados Unidos que les ha dado las llaves del corredor de forma gratuita.
Desde el punto de vista de Israel, hay dos posibles beneficios derivados de la decisión del presidente. Una vez que EE.UU. haya abandonado la región, habrá un actor menos que Israel deberá considerar al planificar sus operaciones en Siria. En general, una ecuación con menos variables es más fácil de entender y tratar. Sin los estadounidenses, cuyos intereses debían considerarse en cada operación, se simplificará el proceso de toma de decisiones en Israel. Y Estados Unidos ya no limitará las operaciones de Israel. La retirada de Estados Unidos le da a Israel una libertad de acción casi completa.
La retirada de EE.UU. deja a Israel como el país más fuerte y estable de la región y el único actor serio con el que los principales países árabes pueden cooperar en la confrontación con Irán y el Estado Islámico (ISIS). El grado de fortalecimiento de la posición de Israel como resultado del vacío dejado por los estadounidenses es difícil de evaluar, pero el potencial es significativo.
En conclusión, el Presidente está haciendo lo que prometió hacer y no tiene sentido quejarse de ello. El precio inmediato será pagado por los kurdos, que ahora están sin protección y tendrán que enfrentar su amargo destino. Habrá una mayor responsabilidad puesta sobre Rusia; y Turquía, Irán y Moscú intentarán llenar el vacío.
Israel sigue decidido a contener a los iraníes. En este contexto, no ha habido cambios a excepción de los beneficios logísticos (y quizás psicológicos) para Irán, que podrá realizar su sueño de un corredor terrestre. Israel tendrá ahora el desafío adicional de interrumpir ese sueño. Israel debe prepararse en consecuencia. Tendrá que aumentar la intensidad de sus operaciones contra los iraníes en Siria. De hecho, la retirada de Estados Unidos de la arena es una buena oportunidad para que Israel actualice su estrategia en Siria.
Nota: este artículo fue escrito antes de los ataques del 25 de diciembre en Siria atribuidos a Israel.
Fuente: The Jerusalem Institute for Strategy and Security
Traducido por: Aurora