Eleazar López Contreras - Foto: Wikipedia - Dominio Público

Era una noche oscura, tras una travesía difícil de miles de kilómetros en un clima inclemente. Habían cruzado el océano desde Hamburgo escapando de Hitler, habían llegado hasta su destino, pero, sorprendentemente, al no recibir a tiempo la autorización necesaria, tenían nuevamente que volver al terror nazi en Europa.

Por Gabriel Chocrón, Aurora

Estaban ya en alta mar cuando recibieron la noticia más importante de sus vidas: el presidente Eleazar López Contreras había autorizado su entrada al país.

El barco se dio la vuelta y emprendió de vuelta el camino a las costas de Venezuela. Pero al llegar a las cercanías del puerto no había suficiente luz para atracar. Una vez más, cuando la incertidumbre se apoderaba de los pasajeros, la solidaridad del pueblo venezolano se hizo presente: cuentan que todo Puerto Cabello se iluminó para hacer luz al barco y decenas de vehículos se dirigieron al puerto para iluminarlo con sus faros. Así, el 3 de febrero de 1939, 86 judíos llegaron a Venezuela a bordo del SS Caribia y lograron salvarse del Holocausto.

Unas semanas después otro barco, el SS Konigstein, rechazado una y otra vez en diferentes islas del Caribe, llegó a Venezuela con otros 165 pasajeros judíos de Europa.

Esta tierra de promesas se convirtió en un hogar acogedor para miles de judíos que construyeron ahí sus casas, prosperaron y ayudaron a hacer prosperar el país.

Venezuela era considerado el paraíso de las oportunidades: las mayores reservas petroleras del mundo, una nación de inmigrantes comprometidos con el futuro, una economía vibrante y una sociedad bondadosa. En el año 1950 fue incluso considerado el cuarto país más rico del planeta (en base a su PIB). Pero con el pasar de las décadas y los gobiernos, el país está sumido ahora en una tragedia humanitaria inconcebible.

El país con la mayor reserva petrolera ahora necesita importar gasolina para suplir a la población. Los hospitales colapsan ante la falta de recursos, la inseguridad amenaza a todos y muchos mueren de hambre, incapaces de poder conseguir los alimentos necesarios.

Más de 5 millones de venezolanos (más de 15% de la población) han emigrado o se han refugiado en otros países alrededor del mundo. Muchos de ellos han huido a pie a través de rutas irregulares para refugiarse en los países vecinos. En el camino han sido víctimas de traficantes, grupos armados y enfermedades. Otros han optado desesperadamente por huir en embarcaciones inapropiadas.

El caso que más ilustra la triste situación que vive Venezuela se dio hace unas semanas: al menos 20 venezolanos intentaron huir a Trinidad y Tobago en una embarcación, naufragaron en alta mar y ya no están entre los vivos.

El país que hace 82 años recibió embarcaciones de judíos que huían de Europa, hoy ve cómo su pueblo naufraga intentando escapar de la tragedia.