A man blows a shofar on the Mount of Olives. (Photo: Yonatan Sindel/Flash90
) A man blows a shofar on the Mount of Olives. (Photo: Yonatan Sindel/Flash90
)

Todos deberíamos estar conscientes de que somos lo que somos estemos dónde estemos. Aquellos que tienen el privilegio de vivir en Israel han experimentado la sensación de estar etiquetados como gente especial.

No es lo mismo vivir en la diáspora que vivir en la Tierra de Israel, aunque en realidad somos los mismos y actuamos igual vivamos en Israel o en otra parte del mundo. La etiqueta de vivir en Israel debe ser un aliciente, para progresar y hacer progresar a otros.

La Agencia Judía de Noticias publica lo siguiente “Un informe de la Oficina Central de Estadísticas difundió que Israel hoy tiene diez veces más ciudadanos que en su fundación. El país se acerca rápidamente al punto de inflexión donde la mayoría de los judíos del mundo vivirán en Israel” El crecimiento de Israel es imparable.

La diferencia de vivir en Israel es incuestionable, para aquellos que hemos vivido en otras partes de este maravilloso e impresionante mundo. La creación es un acto de amor del Creador que alcanza a todos los rincones del planeta, pero de forma especial a Eretz Israel. Un lugar designado desde el Cielo como el Hogar Nacional del Pueblo Hebreo. Los que viven en Israel entienden de primera mano el significado emocional y espiritual de vivir en la Tierra Prometida.

El compromiso de vivir la realidad del Israel de hoy, sin desvincularlo del resto de la historia, nos llama a vivir de una manera diferente, en esta especial parte del planeta. Una manera de vivir que nos impele a defender la Tierra y a todos los que en ella habitan. No se trata solo de ser un habitante más o un buen ciudadano, en Israel. Los que viven en Israel están comprometidos con unos ideales comunitarios, que como Pueblo Elegido sustentan, con una actitud de esfuerzo, trabajo, constancia personal y visión de futuro.

La Nación de Israel se ha conformado con la dedicación y la lucha de todos aquellos dispuestos a dar la vida por la defensa de los ideales históricos de ver un Hogar, una Casa y una Familia, en su propio espacio geográfico. El Pueblo de Israel es la conjunción de los ideales de todas las generaciones, que se hicieron milagrosamente realidad el 14 de Mayo de 1948. La memoria colectiva nos recuerda que no hemos llegado hasta aquí, para volver atrás.

En el 69 Aniversario desde la fundación del Estado de Israel tenemos mucho que celebrar y compartir. Todo lo bueno se festeja y se comparte. La alegría de Israel por ser una nación libre e independiente alcanza y motiva a otras muchas naciones sumidas bajo le esclavitud de la pobreza, los problemas sociales y el desgarro mortal, que el terrorismo islámico provoca entre sus ciudadanos. La fortaleza de Israel al enfrentarse con el terrorismo es una fuente de motivación y esperanza para otros pueblos. La libertad no es gratuita. La libertad exige pagar un gran precio, que no todos están dispuestos a enfrentar y asumir. Los que quieren ser libres tienen que asumir un rol o etiqueta, que les defina como verdaderos luchadores por la libertad. En Israel la palabra libertad es sagrada.

El enfrentamiento contra el mal no cesa nunca. Los que están dispuestos a llevar esta etiqueta colgada en su mente y corazón estarán dispuestos a seguir luchando, día tras día, contra el mal en todas sus formas. La vida en Israel exige una particular disposición al enfrentamiento dialéctico, político y militar contra aquellos que quieren volver a esclavizarnos bajo las antiguas leyes egipcias o las actuales llámense Ley Sharia o similares.

Las normas de convivencia democráticas con las que se ha dotado Israel son un paradigma de libertad en todo Oriente y resto del mundo. La población de Israel sigue creciendo alcanzando en este 69 Aniversario los 8,68 millones de habitantes. Una esperanzadora noticia que hace de Israel un país diferente, motivador y con las perspectivas de futuro más impresionantes, para la presente generación y las venideras ¡Vivir en Israel es la etiqueta que todos queremos llevar!

Por: José Ignacio Rodríguez, colaborador especial de Unidos con Israel

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