El gobernador palestino de Hebrón acusó el ministro de Relaciones Exteriores de Israel, Avigdor Liberman de incitar a la violencia al visitar un sitio sagrado de los judíos.
El gobernador palestino de Hebrón, Kamel Hemeid, describe la visita a la histórica ciudad judía por parte del ministro de Relaciones Exteriores israelí, Avigdor Liberman, como parte de un «creciente llamado a la profanación de lugares sagrados y a la propgación del caos». Lieberman visitó la Cueva de los Patriarcas en un acto de campaña para promover su partido, Yisrael Beitenu, antes de las elecciones del martes.
Hebrón es una de las cuatro ciudades santas consideradas fundamentales para la historia judía, así como el lugar donde se encuentra la Cueva de los Patriarcas. En el marco del Memorando de Wye River de 1998, el Waqf islámico controla el 81 por ciento del sitio, incluyendo la única entrada conocida a la cueva y las tumbas de Isaac y Rebeca. Por otra parte, la ley israelí prohíbe a las autoridades religiosas judías de mantenimiento del sitio, dando la plena autoridad Waqf para hacerlo.
En su discurso, Liberman criticó al primer ministro Benjamin Netanyahu por haber aceptado en 1997 retirar el ejército israelí del 80% de Hebrón, colocándola bajo el control total de la Autoridad Palestina. Kamel describe esta declaración como una amenaza, diciendo: «Este es un claro retroceso y [muestra] la falta de compromiso por parte del gobierno israelí con el protocolo, y nos advierten contra la continuación de estas visitas y redadas».
Kamel fue tan lejos como para acusar a Liberman de incitar a la violencia. «[Estos comentarios] son un llamado a los extremistas israelíes para repetir la masacre de la mezquita Ibrahimi, cuyos efectos aún se sienten en la división de la ciudad», dijo, refiriéndose al ataque contra los fieles musulmanes por Baruch Goldstein, que fue ampliamente condenado 1994 en Israel.
Yisrael Beitenu llama oficialmente para una solución de dos estados con intercambios de tierra. Bajo este plan, Israel se retiraría de asentamientos aislados, de retener los principales bloques de asentamientos, y transferir el «Triángulo», un centro de población árabe-israelí contigua a la Línea Verde, al nuevo estado palestino. Este plan despertó la oposición entre los árabes israelíes, que abrumadoramente prefieren permanecer en Israel. En una encuesta de 2000 de los residentes de Umm al-Fahm, el 83% de los encuestados se opuso a la transferencia de su ciudad al control palestino. La principal razón dada, en el 54%, fue la preferencia de vivir en un estado democrático con un alto nivel de vida.
Por: Lauren Calin
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