(Photo: Paul Prescott/Shutterstock)

Traducido para porisrael.org por José Blumenfeld

Debemos mirar a Israel no como una presencia extranjera, lo que no es, sino como un componente singular y notable del Medio Oriente que enriquece a la región.

La creación de un estado palestino bajo las actuales circunstancias es probable que resulte en un estado dominado por Hamas que es violentamente hostil hacia Israel. La Autoridad Palestina debe convertirse en una entidad pacífica y estable antes de que pueda esperarse que gobierne un estado.

Benjamín Netanyahu sugirió recientemente un método para que la iniciativa de paz funcione, pero el Secretario General de la Liga Árabe, Nabil al-Arabi, lo rechazó de plano. No es así como se construyen relaciones armoniosas entre naciones.

“Todos debemos elevarnos por encima de toda forma de fanatismo, autoengaño y obsoletas teorías de superioridad”. – Presidente egipcio Anwar el-Sadat, 1977.

Esta es la segunda parte de una serie de dos partes. La primera parte examinó los errores que nosotros los árabes cometimos en nuestras interacciones con Israel.

Es mucho lo que podemos hacer para mejorar nuestra relación con Israel – si lo queremos – y hay buenas razones para pensar que, si lo hiciéramos, sería en nuestro interés, tanto a corto como a largo plazo. El cambio más importante está en el enfoque. Cambiarlo comenzaría a reparar la base de la relación y proporcionaría una base para el mutuo respeto y la confianza, sin los cuales cualquier solución seguiría siendo frágil.

Comprender a Israel

Debemos ver el verdadero Israel, en lugar de la monstruosidad que los árabes, lavando cerebros, han hecho ver. Tenemos tanto miedo de llamar a Israel por su nombre real que nos referimos a él como la “entidad sionista”. El nombre es “Israel”; como está escrito en Haaretz, “Israel ha sido el nombre de un grupo étnico en el Levante que se remonta, por lo menos, a 3.200 años”.

La narrativa árabe estándar acerca de Israel es que es el resultado del colonialismo occidental. Este lenguaje también ha sido adoptado por muchos, que afirman que “el colonialismo de los asentamientos se inició con la Nakba… en 1948”, implicando que todo Israel es una colonia. Esta afirmación no es cierta, y ninguna relación sana se puede construir mientras un lado siga repitiendo mentiras acerca del otro.

Israel es el Estado-nación del pueblo judío, un pueblo con una larga y compleja historia en esa tierra. Los intentos de matarlos y exiliarlos provienen de muchas fuentes a través de los siglos, incluyendo los asirios, los babilonios, los romanos y los cruzados. Estos son hechos históricos.

La entonces Primer Ministro de Israel, Golda Meir, dijo en 1973, “Nosotros los judíos tenemos un arma secreta en nuestra lucha con los árabes – no tenemos ningún lugar a donde ir”. No importa cuanta presión ejercen los árabes sobre los judíos para que se vayan, ellos no irán a ninguna parte; de hecho, esa presión solo endurece su determinación. Israel es su hogar.

Debemos mirar a Israel no como una presencia extranjera, lo que no es, sino como un componente singular y notable del Medio Oriente que enriquece a la región.

No es nuestro enemigo

Debemos dejar de llamar a Israel nuestro enemigo. Nosotros escogimos deliberadamente hacer a Israel nuestro enemigo cuando lo atacamos, en lugar de aceptar la existencia de un pequeño estado judío en medio de nosotros.

Israel (incluyendo los anexados Altos del Golán y Jerusalén Oriental) es sólo el 19% de la Palestina del mandato británico (que incluía Jordania), en el que, en 1924, Gran Bretaña prometió construir un “Hogar Nacional Judío”. Israel es tan pequeño que tendría que ser multiplicado 595 veces para cubrir todo el mundo árabe.

Hemos tomado decisiones contraproducentes en nuestra relación con Israel, basadas en la creencia de que es nuestro enemigo y que sólo podemos tratar con él por medio de la fuerza – pero el pequeño estado de Israel no es una amenaza para el mundo árabe.

Cada año, los palestinos realizan manifestaciones, a menudo violentas, para conmemorar la Nakba (“catástrofe”), que es el nombre que le dan a la derrota árabe en la guerra de 1948/1949. Portan llaves, que simbolizan las llaves de las casas de sus antepasados de las que huyeron durante esa guerra. Esta conmemoración, al igual que mucha de la retórica árabe acerca de Israel, es una visión unilateral que demoniza a Israel, mientras que absuelve a los árabes de toda responsabilidad por iniciar y continuar un conflicto que dio lugar a décadas de violencia, así como a desplazamientos de árabes y judíos.

Esta falsa narrativa no deja mucho espacio para la paz con Israel. ¿Cómo puede ser aceptable la paz para los árabes si son repetidamente alimentados con la falsa narrativa de que todo es culpa de Israel, cuando, de hecho, “todo” no es “culpa de Israel”?

Admitir los errores nunca es fácil, pero sin admitirlos, estamos tejiendo una narrativa artificiosa que contradice los hechos históricos. Construir un futuro positivo requiere aceptar que el pasado se ha ido y no puede ser restaurado.

A pesar del Holocausto, Alemania es, hoy en día, uno de los mejores amigos de Israel, pero esto fue posible sólo porque Alemania admitió su fracaso moral. Aunque nuestra negativa a aceptar a Israel no es moralmente equivalente a la del Holocausto, fue sin duda un fracaso moral, y seguir adelante nos permitiría establecer relaciones constructivas con Israel.

Resolver la cuestión palestina

Para obtener una resolución satisfactoria de la cuestión palestina, debemos entender los pocos temas fundamentales en los que Israel no puede transigir. En la actualidad, el mundo árabe, y particularmente los palestinos, muestran tan poca comprensión de las cuestiones fundamentales de Israel, que la fe del público israelí en las negociaciones de paz es baja. Como informó el Jerusalem Post, “la mayoría de los israelíes (67,7%) no cree que las negociaciones traerán la paz en los próximos años y menos de un tercio (29,1%) piensa que nunca producirán ese resultado”.

La capacidad de Israel de seguir siendo un estado judío y un refugio para los judíos de todo el mundo es su forma más básica de necesidad existencial. Sin ella, Israel sería solamente un nombre. Por esta razón, el Primer Ministro israelí, Binyamin Netanyahu, declaró de manera inequívoca que “no hay margen de maniobra” respecto de la demanda palestina de un “derecho de retorno” para los descendientes de los refugiados palestinos. No sería razonable esperar que países relativamente pequeños y débiles como Líbano, Siria y Jordania absorban a todos los refugiados que residen allí, pero los países ricos del Golfo tienen la capacidad de ayudar. Si Europa puede absorber a millones de refugiados musulmanes, ¿por qué nosotros no podríamos hacerlo también?

Una segunda necesidad existencial para Israel es su necesidad de fronteras defendibles, como se explica en un extenso informe. Israel ha estado defendiendo su propia existencia contra los ataques árabes durante siete décadas. Ha sido atacado desde todos lados utilizando todos los métodos imaginables, desde misiles, cinturones suicidas hasta túneles. Israel no considera a las líneas de armisticio anteriores a 1967 como defendibles, como fue explicado ya en 1977 por el entonces Primer Ministro Yitzhak Rabin, ampliamente considerado como un moderado pro-paz.

Un tercer punto fundamental es el acceso judío a los lugares sagrados, empezando por el más importante, la Ciudad Vieja en Jerusalén Oriental. Los judíos ven su victoria en Jerusalén Oriental. en la guerra de 1967. no como una conquista, sino como la liberación y reunificación de su hogar histórico desde la época del rey David, alrededor del año 1000 AEC. Aunque los gobiernos israelíes, tanto en 2000 como en 2008, ofrecieron ceder el control sobre parte de Jerusalén, no se debe asumir que una oferta similar será probable en el futuro. En junio de este año, el PM Netanyahu prometió que, “La idea de una ciudad dividida, separada, herida, es algo a lo que nunca volveremos”. Otras cuestiones como las fronteras, la compensación para los refugiados, la eliminación de algunos asentamientos, y el nivel de soberanía palestina parecen ser negociables. Netanyahu afirmó además que “Israel quiere la paz. Yo quiero la paz. Quiero renovar el proceso diplomático para lograr la paz”.

Pero nosotros, los árabes, debemos entender que esto sólo puede ser posible dentro de las limitaciones de las tres cuestiones fundamentales.

La Iniciativa de Paz de la Liga Árabe

Una iniciativa de paz fue respaldada por la Liga Árabe en 2002 y nuevamente en 2007, pero esta iniciativa se queda corta de dos maneras, primero en su sustancia y segundo en su forma.

La iniciativa exige que Israel vuelva a las líneas de armisticio anteriores a 1967. No sólo Israel no considera esas fronteras defendibles, sino que durante los cincuenta años que han transcurrido desde entonces, Israel ha construido grandes bloques de asentamientos en la Margen Occidental. Nosotros, los árabes, habíamos expulsado previamente a los judíos que eran nativos de esa tierra, y no es realista esperar que Israel acceda a victimizar a sus propios ciudadanos judíos una vez más.

La iniciativa declara que los estados árabes rechazan “todas las formas de patriación palestina que entran en conflicto con las circunstancias especiales de los países árabes de acogida”, lo que implica que Israel y el nuevo estado palestino serían responsables de absorber a los descendientes de todos los refugiados palestinos. Para el nuevo estado palestino, sería una enorme carga añadirlo a la tarea de construir un nuevo estado, ya que significaría un aumento de su población de 6 millones a 9 millones. Esto dejaría a que Israel reciba a los refugiados, cosa que no hará.

Tampoco es realista la casual referencia de la iniciativa de “crear un Estado Palestino Independiente y Soberano”. La creación de un estado palestino bajo las actuales circunstancias es probable que resulte en un estado dominado por Hamas que es violentamente hostil hacia Israel. La Autoridad Palestina debe convertirse en una entidad pacífica y estable antes de que pueda esperarse que gobierne un estado.

El mayor problema con la iniciativa de paz de la Liga Árabe, sin embargo, es la forma en que ha sido emitida. Fue presentada como un hecho consumado y fue lanzada hacia Israel sin discusión. La Liga Árabe ni siquiera respondió a la oferta del entonces Primer Ministro israelí, Ariel Sharon, de asistir a la cumbre de la Liga Árabe de 2002. Más recientemente, Netanyahu sugirió un método para que la iniciativa de paz funcione, pero el Secretario General de la Liga Árabe, Nabil al-Arabi, lo rechazó de plano. No es así como se construyen relaciones armoniosas entre naciones.

No había ninguna necesidad de redactar este documento en absoluto. Todo lo que la Liga Árabe tenía que hacer era declarar que los estados árabes están abiertos para hacer la paz con Israel, aceptar la oferta de Sharon de asistir, después enviar una delegación a Israel como una señal de buena voluntad. No había ningún compromiso en ese gesto, pero habría mostrado que la Liga Árabe es seria. Así es como el Presidente Egipcio Anwar El Sadat se acercó a la paz con Israel.

Sadat en Sus Propias Palabras

Deberíamos inspirarnos y seguir el ejemplo de Sadat, un líder árabe que dio un paso audaz hacia la paz y logró un acuerdo de paz que incluso el gobierno de la Hermandad Musulmana de Egipto se sintió obligada a respetar 35 años más tarde.

Sadat sabía que tomar medidas hacia la paz requiere más que simplemente escribir documentos y hablar desde lejos, por lo que fue a Israel para presentar su visión. Le dijo a la Knesset israelí, “Hay momentos en la vida de las naciones y de los pueblos, cuando es responsabilidad de los que son conocidos por su sabiduría y claridad de visión dejar atrás el pasado, con todas sus complejidades y pesados recuerdos, dando un audaz giro hacia nuevos horizontes”.

Sadat demostró que entendía algunas de las cuestiones fundamentales de Israel cuando dijo: “¿Qué es la paz para Israel? Significa que Israel vive en la región con sus vecinos árabes, en seguridad y a salvo”.

Sadat entendió el beneficio de la paz para todos los pueblos del Medio Oriente, incluidos los árabes, y comprendió el deber de los líderes en hacer que la paz sea una realidad. Dijo: “Les debemos a esta generación y a las generaciones futuras no dejar una piedra sin remover en nuestra búsqueda de la paz… La paz y la prosperidad en nuestra zona están estrechamente vinculados y relacionados”.

Una Nueva Página

El mundo árabe tiene un pésimo historial en materia de derechos humanos, está sumido en guerras internas, y continúa con una hostilidad sin sentido hacia Israel, un vecino que está, científica y económicamente, muy por delante nuestro, y de la que podríamos beneficiarnos enormemente.

Debemos asumir la responsabilidad por nuestras acciones pasadas hacia Israel, y debemos hacer los cambios necesarios para dar vuelta la página. En palabras de Sadat, “Todos debemos elevarnos por encima de toda forma de fanatismo, autoengaño y obsoletas teorías de superioridad”. Depende de nosotros.

*****Fred Maroun, un árabe de izquierda con sede en Canadá, es autor de artículos de opinión para New Canadian Media, entre otras publicaciones. Entre 1961 y 1984 vivió en el Líbano.

https://www.gatestoneinstitute.org/8597/arabs-israel-renewal

Por: Fred Maroun

Fuente: gatestoneinstitute.org / Extraído de la página: Por Israel

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