(AP/Nasser Shiyoukhi)
Palestinian President Mahmoud Abbas. (AP Photo/Nasser Shiyoukhi)

De nuevo están los palestinos celebrando el asesinato de un judío. Esta vez, el de Dvir Sorek, un soldado de 18 años que se encontraba fuera de servicio cuando fue fatalmente apuñalado y cuyo cuerpo se encontró el pasado día 8 en un paraje pedregoso del bloque de Gush Etzion, cerca de Belén.

Por Basam Tawil

Ni un solo palestino ha condenado el despiadado asesinato de un adolescente. La Autoridad Palestina (AP), cuyo líder, Mahmud Abás, ha declarado oponerse al terrorismo, al parecer no ha sentido la necesidad de denunciar el asesinato de Sorek.

En su lugar, la AP ha seguido emitiendo declaraciones en las que condena a Israel por “violar la legalidad internacional” con la construcción de unidades residenciales para familias judías en la Margen Occidental. Las declaraciones, emitidas horas después del ataque terrorista en Gush Etzion, no hicieron referencia al asesinato del adolescente judío.

A los ojos de los líderes de la AP, la inauguración de un nuevo barrio en un asentamiento es un “gran crimen” que ha de ser presentado ante la Corte Penal Internacional. Esto es lo que el portavoz de Abás, Nabil Abu Rudaineh, tenía que decir a cuenta de las viviendas construidas en el asentamiento de Bet El, al norte de Ramala:

Este hecho es condenado y rechazado y viola resoluciones internacionales, incluida la 2334 del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, que dice que la actividad en los asentamientos constituye una flagrante violación de la legalidad internacional. Estas provocaciones continuas y actuaciones hostiles ameritan decisiones concretas.

Mientras las fuerzas de seguridad israelíes llevaban a cabo la búsqueda del terrorista o los terroristas que mataron al adolescente judío, Abás instruyó a su ministro de Exteriores para que presentara una denuncia contra Israel ante la Corte Penal Internacional por su política de construcción en los asentamientos. Asimismo, instruyó a su enviado ante las Naciones Unidas, Riad Mansur, para que efectuara consultas con miembros del Consejo de Seguridad a fin de convocar una sesión de urgencia en dicho organismo en la que se condenara la actividad israelí en los asentamientos.

Las instrucciones de Abás se publicaron en los medios oficiales palestinos mientras el cuerpo del muchacho judío era llevado al cementerio. De nuevo, los medios de Abás decidieron ignorar totalmente un ataque terrorista que se había cobrado la vida de un joven judío.

Nadie esperaba que Abás ofreciera sus condolencias a las familia de Sorek, o que enviara oficiales palestinos al funeral. Pero al guardar silencio sobre el brutal asesinato y publicar declaraciones condenatorias de Israel el mismo día del ataque, Abás –y la AP– dejó meridianamente claro su formidable desprecio por la vida humana.

Mientras tenía lugar la persecución para la captura del terrorista (o de los terroristas), la facción gobernante Fatah de Mahmud Abás llamó a los palestinos a la formación de “comités de vigilancia” para “desbaratar” cualquier posible ataque de los colonos. El llamamiento de Fatah no fue sino la continuación de la incitación palestina contra los judíos que viven en la Margen Occidental.

Ni que decir tiene que los colonos judíos, la mayoría de los cuales son ciudadanos respetuosos de la ley, no lanzaron represalias contra los palestinos tras el descubrimiento del cuerpo de Sorek. Los judíos residentes en el bloque de asentamientos de Gush Etzion han mantenido siempre buenas relaciones con sus vecinos palestinos, muchos de los cuales trabajan en los propios asentamientos y en empresas de la zona de propiedad judía.

El silencio de la AP ante este asesinato envía un claro mensaje a la sociedad palestina: está bien matar a un judío. El silencio de Abás, de hecho, incitó a muchos palestinos a mostrar alegría por el ataque terrorista.

Tan pronto como se conoció el fatal apuñalamiento, las organizaciones terroristas palestinas parecieron lanzarse a una competición por ver quién ensalzaba más a los autores. La Yihad Islámica, Hamás y una serie de facciones de la OLP, entre ellas el Frente Popular para la Liberación de Palestina (FPLP) y el Frente Democrático para la Liberación de Palestina (FDLP), emitieron comunicados para “saludar” la “heroica operación”. Asimismo, urgieron a los palestinos a incrementar sus ataques terroristas contra soldados israelíes y colonos de la Margen Occidental.

En un intento de impedir que las fuerzas de seguridad israelíes capturaran a los terroristas, las facciones y los activistas palestinos pidieron a los palestinos residentes en la zona donde tuvo lugar el ataque que borraran de inmediato las grabaciones de las cámaras de seguridad de sus hogares y comercios.

En la Universidad Bir Zeit, los estudiantes celebraron el asesinato repartiendo dulces y ensalzando a los terroristas. Y numerosos palestinos acudieron a las redes sociales para celebrar abiertamente la muerte de Sorek.

Algunos palestinos compararon a la víctima con “el cordero de Eid el Adha”, la Fiesta del Sacrificio musulmana, donde se ensalza la disposición de Abraham a sacrificar a su hijo en un acto de obediencia a Dios –pero finalmente Dios le procuró un cordero para que lo sacrificara en su lugar–. En Twitter, hubo palestinos que llamaron a Sorek “la oveja de Eid el Adha” porque fue “sacrificado” en vísperas de dicha celebración. Tras conocerse el asesinato de Sorek, algunos palestinos dijeron que iba a ser un “feliz Eid”. Otros se mostraron encantados al conocerse que el abuelo de Sorek, el rabino Benjamín Harling, superviviente del Holocausto, fue igualmente asesinado por unos terroristas hace 19 años. “Benditas sean las manos de los combatientes de la resistencia palestina que mataron al soldado, cuyo abuelo fue ultimado en un operativo en el año 2000”, escribió uno en Twitter.

Es difícil encontrar un solo palestino que mostrara su repulsa por el ataque terrorista. Pero tiene todo el sentido. ¿Por qué iba a salir un palestino a hablar contra el terrorismo cuando sus líderes callan o celebran jubilosos el asesinato de un adolescente judío?

He aquí el odio a Israel y a los judíos que se ha instilado en los corazones y las mentes de los palestinos. Si se apresuran a relacionar el asesinato de un adolescente judío con la tradición de sacrificar un cordero, claramente ha llegado la hora de que los palestinos se miren gravemente al espejo; y si no están dispuestos a hacerlo, quizás habría de ponérselo delante la comunidad internacional.

© Versión original (en inglés): Gatestone Institute
© Versión en español: Revista El Medio