El rabino Itamar Chaikin, educador de Hadar Goldin y de su hermano gemelo Tzur en la Escuela Secundaria de Ciencias Amit Raanana, me envió el siguiente mensaje esta noche:
Por Sivan Rahav Meir
«Esta noche, Tzur y Yaara se pararán bajo el dosel y entrarán al pacto matrimonial. Será una gran alegría. Como en cualquier boda, llegará el momento vibrante de romper el vaso: ‘Si me olvidara de Jerusalén, que sea olvidada mi diestra. Que se adhiera mi lengua a mi paladar si no he de ascender a Jerusalén como la principal alegría mía’.
Esta costumbre ha venido a enseñarnos que incluso en los momentos de mayor felicidad en nuestras vidas, como lo es el momento sublime bajo el dosel, debemos detenernos por un momento y traer el recuerdo de Jerusalén al frente de nuestra alegría. Esto crea una conexión entre el tiempo presente, la experiencia de la alegría, el tiempo del pasado y el futuro, es decir, la memoria de Jerusalén y la esperanza de reconstruirla. Es una conexión entre la realidad personal-la copa entera de vino de bendición bajo el dosel y la realidad general que aún falta- una copa rota de la memoria de Jerusalén, bajo el mismo dosel.
Bajo el dosel de Tzur y Yaara se agregará otro fragmento a los fragmentos de la copa de vidrio. Los gemelos Hadar y Tzur siempre estuvieron juntos, desde la sala de parto hasta la Operación militar Tzuk Eitan. Allí se separaron. Para mí, en la escuela secundaria, siempre fueron ‘TzurHadar’. Siempre imaginé a Tzur cargando a Hadar sobre sus hombros en su boda, y a Hadar cargando a Tzur sobre sus hombros en su boda. Entonces algo se rompió…
Recemos para que el compromiso ‘Si me olvidara de Jerusalén’ nos recuerde a todos, incluso a los que se han olvidado, de cumplir con nuestro compromiso nacional: el de traer de vuelta a los soldados del campo de batalla.
Y por supuesto nos alegraremos, y cómo nos alegraremos (aunque de vez en cuando una lágrima rebelde salte de una esquina del ojo). Nos regocijaremos con Tzur y Yaara y los bendeciremos con ‘amor, unidad, paz y fraternidad’. Que tengan el mérito de construir un hogar por toda la eternidad.
Mazal Tov».