Mi padre, Elie Wiesel

«Quiero contarles cosas que conectan y separan a padres e hijos, de los puentes a la amistad y los espacios que deben cruzar, y de ver a través de lo mejor en las personas».

Por Elisha Wiesel.

Hubo un tiempo en que no podía ver claramente lo que tenía en mi padre. Yo lo amaba, pero vi su voz tranquila como debilidad, no fuerza. Yo no quería ser como él, así que me sentí, así que dije, y así actué. Y fue en esta época, cuando nunca había estado más lejos de él, cuando no había querido nada más que estar libre de la historia de mi familia, que el Rebe de Lubavitch le dio una bendición a mi padre. «Un día -le dijo el Rebe a mi padre-, estarás orgulloso de tu hijo, él estará orgulloso de ti, y entonces ambos estaréis orgullosos de mí». Me siento más orgulloso de mi padre con el paso de cada uno y todos los días, y espero que él y el Rebe estén llevando a cabo sus grandes discusiones filosóficas y disfrutando de la compañía del otro arriba.

Esto es lo que quiero decirte acerca de mi padre: mi padre fue un constructor de puentes a través de generaciones. A través de su amor, alcanzando tanto hacia delante como hacia atrás a través del tiempo, me siento conectado no sólo a él, sino también a mis abuelos. Él era un constructor de puentes a través de culturas y creencias. Enseñó y aprendió de estudiantes hindúes y musulmanes, rompió pan con cardenales y ateos. Valoraba la amistad como un ideal por encima de todos los demás. Tenía una manera de ver lo mejor de la gente que sacaba a la superficie su mejor naturaleza. Y persiguió sus amistades desde una posición de fuerza interior y confianza derivada de saber de dónde venía. A través de su vida entera, él trabajó con un cuadro de su hogar de la niñez en Sighet sobre su escritorio.

Quiero hablarles de las cosas que conectan y separan a los padres y los hijos, de los puentes a la amistad y los espacios que deben cruzar, y de ver a través de lo mejor en las personas. Quiero hablarles de la voz de mi padre, que pondría en el trueno por la justicia frente a los líderes del mundo, pero también podría, en su tranquilidad, hacer que incluso su más escéptico adversario se incline y escuche atentamente. Y quiero hablarles de la persona maravillosa y cálida que era -no cuando estaba en el escenario del mundo, sino cuando estaba involucrado en las interacciones cotidianas con las personas: sus estudiantes, sus amigos, el taxista, el médico asistente, la persona que se sentó a su lado en el avión. Ya sea para decirle que lo admiraba o no estaba de acuerdo con él, siempre le pedía su nombre y se tomaba el tiempo para escuchar su historia.

Estoy en deuda con Eli Saslow del Washington Post por su fuerte y auténtico periodismo al compartir la historia de Derek Black y Matthew Stevenson. Derek Black es el hijo de Don Black, prominente supremacista blanco y operador del sitio web Stormfront. Derek había sido preparado desde la infancia para heredar este legado y ya estaba atrayendo a un seguimiento debido a sus fuertes cualidades innatas como líder. Pero aunque dirigió un programa de entrevistas dedicado a la supremacía blanca fuera del campus, Derek buscó un perfil más bajo en el campus de New College of Florida y no transmitió sus actividades. Fuera de casa por primera vez, estaba decidido a perseguir el pensamiento racional donde quiera que lo llevara.

Asistiendo a la misma universidad fue Matthew Stevenson, un estudiante judío en el campus que tuvo el valor de acoger cenas de Shabbat en un lugar donde no había ninguno. Matthew es en gran medida el producto de sus padres: su padre creía y enseñaba enseñanzas judías de auto-transformación. Su madre, que tristemente falleció el año pasado, creyó fervientemente en el servicio a otros. Y así, Matthew llegó a la universidad con una fuerte base de confianza y valores. Se acercó a otros grupos y creencias -y a los que no lo tenían- e hizo de su mesa un punto focal para la comunión y el diálogo. Y luego un encuentro casual con la música country -sí, finalmente tengo una razón para estar agradecido por la música country- lo reunió a él y a Derek Black.

Matthew vio en Derek un alma que parecía aislada, que había crecido sin culpa propia en un ambiente donde el odio se tejía en la vida cotidiana. Así que cuando Derek se enfrentó a un campus enojado luego de que su identidad fuera revelada por un tercero de ojos agudos, Matthew lo invitó a la cena de Shabbat con algunos de sus amigos. Y a otra. Y a otra después de eso. Y después de estar cerca de Matthew y de sus amigos, gente a la que se le había enseñado a odiar, Derek luchó con lo que pensaba y sintió, y con furia consideró lo que significaría romper con su pasado.

Entonces Derek tomó el paso increíblemente valiente de reconocer su amistad con Matthew y de reconocer que el odio ya no tenía un lugar en su corazón. Y, publicando una carta poderosa a una publicación liberal online, se distanció públicamente de las opiniones que se le habían enseñado desde su nacimiento.

Hay mucho de lo que mi padre habría respondido a esta historia, si hubiera vivido para escucharla. Esta es la historia de cómo lo inesperado puede suceder cuando se involucra con la gente en lugar de cerrarlos. ¿Y ha sido más fácil que en 2017 rodearnos de gente que piensa lo que ya pensamos, cuando se puede eliminar a un amigo de Facebook tan facilmente para decir algo que te ofende?

«Las palabras», escribió mi padre, «pueden a veces, en raros momentos, alcanzar la calidad de los hechos». Mientras Matthew, Derek y sus amigos intercambiaban palabras e ideas entre sí, ¿podría haber habido una conversación más importante en el mundo en ese momento?

Piense en todas las barreras que nos impiden abrirse a las ideas de otra persona, las nociones preconcebidas que podemos tener sobre el otro. Sé que tengo la mía. ¿Cuáles son las suyas?

• «Todos los votantes de Trump apoyaron la `dercha alternativa´ así que no puedo hablar con ellos».

• «A los judíos ortodoxos se les enseña qué pensar, nunca me entenderán».

• «Los sionistas no pueden ser feministas, no pertenecen a este movimiento».

Matthew y Derek rompieron muros como estos para averiguar lo que había al otro lado. Ellos rompieron las etiquetas y preconcepciones, y se encontraron nada más y nada menos que el uno al otro, seres humanos compañeros.

La respuesta después de la carta de Derek fue inmediata. Derek me escribió que su padre experimentó la ruptura de su único hijo del movimiento «como una muerte». Cuando llegó a su familia, ya no era bienvenido, excepto que… su padre todavía quería verlo. Ignoró las objeciones de su familia de estar con su hijo. Derek escribe: «A veces era incómodo, pero … nos pasamos años hablando de política, ciencia, noticias, filosofía, y todavía podíamos hacer eso. Yo estaba ahora `en el otro lado´, pero seguía siendo la misma persona».

¿El padre de Derek sabe lo que tiene en su hijo? El padre de Derek debe estar tan orgulloso de él, de su coraje, de su humildad, de su amor. Estoy profundamente conmovido de que todavía hablan, que el padre de Derek ama a su hijo más de lo que ama su ideología. Aunque no podía estar más en desacuerdo con las vistas odiosas que ha promovido Don Black, me siento inspirado por el hijo que es un crédito al nombre de su padre.

Y habiéndome beneficiado de la bendición del Rebe, la entrego suavemente a la familia Black con la esperanza de que encuentre un hogar allí. Rezo esta noche para que el padre de Derek vea el verdadero valor de su hijo más rápidamente que las décadas que me llevó a ver el valor de mi padre. Ruego que se unan a su hijo para renunciar al odio. Pido que cuando ocurra ese momento, Derek se sienta orgulloso de su padre, su padre se sienta orgulloso de él, y ambos estarán orgullosos de Elie Wiesel, un hombre que creía profundamente en la paz, en el diálogo y en el amor entre padres e hijos.

Fuente: Itón Gadol

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