El pequeño Daniel Tragerman, de tan solo cuatro años y medio de vida, falleció trágicamente justo hace siete años, cuando un misil lanzado desde una base de Hamás en una escuela de la ONU en la Franja de Gaza impactó en la casa de su familia en el vecino kibutz de Nahal Oz. En el quinto aniversario de la pérdida que marcó para siempre a su familia, Aurora conversó con el abuelo del pequeño, Marcelo Tragerman, para dar testimonio del sentir de su familia.
Fuente: Aurora
¿Qué sentís hoy, justo cinco años después de la trágica pérdida de su nieto Daniel?
Exactamente igual que todos los días de estos años. La falta de Daniel es algo que marcó a toda la familia. A nosotros como abuelos, a los padres, a los tíos, a los primos… tenemos a Daniel presente día a día.
Ustedes son de origen argentino, pero emigraron a Israel hace 52 años. ¿Toda su familia está aquí en Israel?
Tenemos 4 hijos varones, el mayor y el segundo viven en el Moshav Sdei Avraham. El mayor tiene cinco hijos, el segundo 3, el tercero vive en Ramat Ishai, y a Doron y Guilad, los padres de Daniel, les ofrecimos que vivan aquí, pero no solo por Daniel, sino en general y especialmente después de lo que pasó con su hijo, no quieren vivir en la zona, viven en Beit Kama.
Imaginamos que no son pocos los que les preguntan: “¿Cómo podéis seguir viviendo ahí, delante de Gaza?”
Nosotros nacimos en Argentina, hicimos «aliyá» porque creemos en medinat Israel, que es nuestro país. Si nosotros no cuidamos la tierra, no va a ser nuestra. No solo la tierra, tanto yo como mi señora nos educamos en movimientos juveniles sionistas en la Argentina, hicimos aliyá con razones ideológicas, no por ningún otro tema. Vivimos en el pasado en un kibutz, y no tenemos otro país, otro lugar como judíos, y vinimos a trabajar la tierra, hasta la fecha trabajo en agricultura. Este es nuestro destino, no vamos a dejar nuestra profesión, nuestra casa, la industria que durante tantos años hemos construido.
¿Celebrarán un acto de recuerdo para Daniel con sus familiares y amigos?
Si. Primero de todo, lo hacemos según la fecha hebrea, no el día del calendario internacional, que sería mañana. La fecha según el calendario hebreo sale la semana que viene, el 27 de Av, como los últimos 5 años. A parte de la fecha que lo conmemora en todo Israel, nosotros nos reunimos nuestra familia y la de Ilah, la madre de Daniel, así como amigos y compañeros del moshav.
Lamentablemente, el conflicto en la frontera sur de Israel con la Franja de Gaza sigue latente. Más allá de consideraciones políticas, ¿qué opinión tiene sobre sus “vecinos” palestinos?
Cuando nosotros empezamos el moshav en el 1980, trabajamos con obreros de Rafah y otros lugares de Gaza. Teníamos unas relaciones como de familia, nosotros íbamos a las fiestas de ellos, y ellos a las nuestras, incluidos casamientos de hijos. Todo estaba perfecto hasta que empezó la Primera Intifada (1987). Los civiles no son culpables de la situación. El gobierno de Hamás, con un poco de ayuda del gobierno de Israel, no llega a un acuerdo, y creen que por la fuerza pueden lograr algo.
Ese contacto humano entre los dos lados se perdió. Tras el golpe de estado de Hamás en Gaza, Israel y Egipto impusieron un bloqueo sobre la franja.
De todos modos, trabajaron con nosotros 10 o 15 años casi sin ningún problema. Nosotros viajábamos por cuestiones de negocios, y ellos se quedaban aquí trabajando, sin ningún problema. Teníamos una familia que los hermanos trabajan aquí, y el mayor que dirigía a todos los obreros, me decía: “yo como de tu mismo plato, así que tengo que cuidar de ti y a tu familia”.
Dejaron de venir cuando Hamás les amenazaban de que si venían tenían que atacar a la familia, porque sino sufrirían represalias. Mantuvimos contacto telefónico mucho tiempo, él no podía cruzar ni yo tampoco, pero hablábamos en el límite. Se fue apagando todo, por el tiempo… pero en general la gente en la Franja de Gaza tiene miedo de volcar todo el sentimiento contra Hamás.
¿Se le despertó un sentimiento de venganza tras la pérdida de su nieto Daniel?
La venganza no va a devolver a Daniel, no sé lo que yo daría para que él esté aquí con nosotros… El jueves, un día antes de su muerte, estuvimos jugando juntos. Hubo una alarma roja, saltó, me agarró de la mano, y me llevó a un refugio cercano. Me dijo: “ahora estamos tranquilos, no pasará nada”. Le animé a salir. Me dijo que esperáramos un poco más. Finalmente, salimos y le dije que volvamos a casa porque su madre estaría preocupada.
El viernes fue cuando murió. Y si tengo que reprochar a alguien es al gobierno de Israel, aquellos que sabían que en una escuela estaba la base de Hamás y no la atacaron, y permitió que bombardearan el kibutz y mataron a un niño de 4 años que jugaba con su hermana. Y él era el primero que siempre corría al refugio.