Una roca que reposaba en un sitio de excavación en E-Tell, en la Galilea israelí a orillas del río Jordán, y que sirvió durante mucho tiempo como asiento para el reposo de pasantes y trabajadores, reveló recientemente ser de gran valor histórico.
Fuente: Aurora
La roca plana, de unos 75 cm de largo por 45 cm de ancho, había sido puesta a un lado en el sitio y nadie le había prestado mucha atención, hasta hace poco, cuando al ser volteada reveló una curiosa figura esculpida en su “cara oculta”.
Se trataba, nada más y nada menos, que de una representación de la diosa Luna, que adoraban los paganos del reino de Geshur —contemporáneo con los reinos de Israel y Judea— y que se remonta al siglo 11 aEC, durante la Edad del Hierro. La particular representación de unos tres mil años de antigüedad es hoy celebrada por los arqueólogos, quienes descubrieron que la particular roca era realmente una “estela”, “un monumento que se erige sobre el suelo en forma de lápida, pedestal o cipo”, según el diccionario de la Real Academia de la Lengua Española. La roca formaba parte de un sitio ceremonial que, según los arqueólogos que estudian el sitio, fue en su momento rápidamente desmantelado ante la proximidad de invasores y de una inminente toma violenta de la ciudad, con sus correspondientes consecuencias destructivas de los valores de los habitantes vencidos.
El lugar del hallazgo se cree fue el sitio de la ciudad de Betsaida, donde nacieron los discípulos de Jesús, Pedro, Andrés y Felipe. Es común que los sitios sagrados de la Biblia enfrenten dudas acerca de su verdadera ubicación actual, ya que fueron marcados usando el conocimiento que se tenía hace cientos de años y careciendo de la evidencia arqueológica y científica.
Sin embargo, el sitio estudiado pertenece a lo que se cree fue un lugar de adoración en la muralla de la ciudad. Se piensa que al enfrentarse al inevitable ataque y pérdida de la ciudad, los elementos más sagrados fueron escondidos enterrándolos cuidadosamente para evitar su descubrimiento y profanación. Y debió haber estado protegido por alguna clase de sortilegio porque a pesar de su descubrimiento en 2019, la estela no fue valorada sino hasta hace poco.
La adoración a la diosa Luna es una creencia mesopotámica que se remonta a la Edad de Bronce, esparcida en toda la región mesoriental y poniente. La estela en cuestión es la segunda hallada en el sitio, y desde 2019 las excavaciones en Betsaida [Beit -Tsaida] han encontrado que la antigua ciudad había sido destruida y reconstruida varias veces, sin abandonar el culto a Luna hasta los períodos judíos hasmoneano y herodiano. La ciudad vió su fin durante el período otomano.