La esperanza estadounidense de que se reanuden las conversaciones, y las conversaciones en sí mismas, les da a los iraníes más libertad de acción.
Por el general (de la reserva) Yaakov Amidror
Además, restringen la actividad estadounidense en respuesta a las crecientes provocaciones.
Después de varios meses en los que dejó perplejos a los negociadores estadounidenses, Irán anunció su regreso a las conversaciones a fines de noviembre.
Se trata de un regreso incondicional, contrario a la posición expresada anteriormente por Teherán, que exigía una flexibilización de las sanciones impuestas sobre ellos antes de que pudieran tener lugar las conversaciones.
Por lo tanto, la concesión iraní es un aparente éxito estadounidense. Aun así, no está claro si este es el caso, ya que la terquedad iraní en las negociaciones podría retrasar las conversaciones nuevamente, y las cosas podrían terminar en el punto de partida.
Además, Irán amenaza ahora abiertamente con que las conversaciones fracasarán a menos que Estados Unidos ofrezca garantías que comprometan el comportamiento de las futuras administraciones. Sin embargo, cualquier intento de consagrar el acuerdo como un tratado formal requeriría la ratificación del Senado; y la mayoría necesaria de dos tercios no está a la vista.
La táctica iraní de retrasar el regreso a las conversaciones fue ideada posiblemente para hacer que los estadounidenses se entusiasmen tanto con la mera reanudación de las negociaciones que acepten la demanda iraní y alivien las sanciones durante la duración de las conversaciones.
La respuesta a por qué Irán está regresando a las conversaciones es así de simple: el liderazgo actual en Teherán tiene un claro interés en regresar al acuerdo de 2015 porque es un buen acuerdo para los iraníes que buscan desarrollar armas nucleares. Los iraníes entendieron que el acuerdo nuclear era bueno para ellos, y ahora aún más, a la luz del rápido progreso en su programa de enriquecimiento.
Además, retrasaron la reanudación de las conversaciones porque se dieron cuenta de que no existía una opción militar, ni en la administración actual ni en la anterior. La ausencia de una opción militar fue la principal debilidad que sintieron los iraníes cuando la anterior administración estadounidense se retiró del acuerdo nuclear.
Fue un error importante retirarse del acuerdo sin trazar una opción militar viable y demostrar la determinación de usarla si fuera necesario. Los iraníes se dieron cuenta de que no importaba lo que hicieran, a excepción del montaje de una bomba detectada por los estadounidenses u otros servicios de inteligencia, Estados Unidos no quería usar la fuerza militar para detener el proyecto nuclear.
La percepción iraní de que no hay una opción militar sobre la mesa también será su suposición básica en futuras negociaciones.
Por lo tanto, los iraníes saben que Estados Unidos no tiene más alternativa que volver al acuerdo, por lo que no se apresurarán a rendirse, y es posible que primero intenten eliminar las sanciones y obtener otros beneficios económicos.
Los iraníes también observaron que después de lanzar ataques con aviones no tripulados [drones] contra una base estadounidense en al-Tanf en el este de Siria, el mes pasado; Estados Unidos no respondió de manera seria. Aunque no hubo víctimas, este evento demostró la determinación y la lectura de Irán del comportamiento estadounidense. No es así como debería comportarse una superpotencia, pero los iraníes asumieron que el ataque no los dañaría.
Esta falta de una respuesta estadounidense señaló que Estados Unidos quiere volver a las negociaciones a casi a cualquier precio. Pero, desafortunadamente, también podría llevar a Irán a concluir que puede continuar con su comportamiento agresivo en el Medio Oriente siempre que haya perspectivas de nuevas conversaciones.
Además, la debilidad estadounidense percibida motivará a los iraníes a dejar correr el reloj a través las negociaciones. La esperanza estadounidense de que se reanuden las conversaciones, y las conversaciones en sí mismas, dan a los iraníes más libertad de acción. Restringen la actividad estadounidense en respuesta a las provocaciones, incluso los actos elementales de protección por la fuerza, y por lo tanto dañan la disuasión.
Estados Unidos enfatiza que el regreso al acuerdo nuclear es solo un primer paso, tras el cual tiene la intención de entablar conversaciones para lograr un acuerdo mejor y más duradero. Sin embargo, las posibilidades de llegar a un acuerdo de este tipo son nulas, porque entonces Estados Unidos no tendrá ninguna influencia sobre Irán.
Israel no puede ni debe interferir en las conversaciones estadounidenses con Irán. Aun así, Israel debe obtener de Estados Unidos el compromiso de completar las negociaciones en corto tiempo y no dejar que los iraníes pospongan las cosas durante meses.
Israel debe saber cuál será la respuesta de Estados Unidos si resulta que no hay posibilidad de llegar a un acuerdo y cuál puede ser el calendario para intentar llegar a un acuerdo más extenso y sólido.
De cualquier manera, Israel debe prepararse para la posibilidad de defenderse porque un Irán nuclear no es una opción que Israel pueda aceptar. Como lo declararon y acordaron algunos presidentes estadounidenses; Israel debería poder defenderse por sí mismo.
Un esfuerzo para evitar que Irán se convierta en nuclear no será simple y quizás incluso peligroso, pero necesario.
Fuente: JISS – The Jerusalem Institute for Strategy and Security