El documento de Amnistía Internacional que acusa a Israel ser un Estado apartheid y afirma que es ilegítimo por haber sido concebido y creado como Estado judío, no es una lucha de derechos humanos en favor de los palestinos, sino una expresión del antisemitismo de sus autores, nutridos por la demonización de las organizaciones terroristas.
Por: Ana Jerozolimski, Semanario Hebreo Jai
Y no, no lo afirmamos porque consideremos que Israel sea infalible y no se le pueda criticar sino porque el “informe” en cuestión es un lamentable documento repleto de acusaciones infundadas y distorsiones de la realidad, una realidad en la que para Amnistía Israel no es la víctima de agresiones árabes durante décadas y de terrorismo, sino el victimario.
Para analizar el informe, la organización Media Central convocó a una rueda de prensa virtual con el portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores de Israel Lior Haiat y una de las principales investigadoras en la organización NGO Monitor, la abogada Anne Herzberg.
Lior Haiat reveló un elemento relevante: Amnistía Internacional no hizo llegar el informe en cuestión a Israel sino que “hizo todo lo que estuvo a su alcance, para que no nos llegue”. Pero al final Israel lo consiguió y sus expertos jurídicos lo leyeron completo y analizaron.
El vocero de la Cancillería israelí habla de 3 D en cuanto al informe de Amnistía, que entra exactamente en la definición formal de antisemitismo: demoniza al Estado judío, Israel, lo juzga con un doble rasero y lo deslegitima.
“Ya ha habido otros informes acusando a Israel de ser un Estado apartheid, pero en este hay algo más: afirma que la existencia misma de Israel como Estado judío, o sea un país en el que los judíos son mayoría, es un crimen”, recalca Haiat. “O sea que el envoltorio de todo el informe es el problema central, ya antes de analizar todo su contenido”.
La abogada Anne Herzberg, recordando que la acusación de “apartheid” nada tiene de nueva pero que se ha ido radicalizando, señala que el término legal era el que definía las políticas segregacionistas en Sudáfrica, que terminaron en los años 90, presentado como sinónimo del mal y de un régimen ilegítimo. “Con ello se trata de crear la noción que el conflicto se debe a ´racismo judío´, y es imperioso tener presente que acusaciones de racismo son de las peores que uno puede sufrir, y que el apartheid en Sudáfrica era considerado uno de los peores crímenes contra los Derechos Humanos del siglo XX”, recalca.
No menos grave es comprender cuáles son los planes de acción propuestos por el informe: boicots a Israel, aislamiento y finalmente, su eliminación como Estado judío. “Esto fusiona el viejo y nuevo antisemitismo”, afirma Herzberg. Recuerda que la definición de antisemitismo de la IHRA (sigla inglesa para la Asociación Internacional de Recordación del Holocausto) sostiene que negar al pueblo judío su derecho a la autodeterminación es una forma de antisemitismo. Y eso lo hace el informe en cuestión, alegando que la existencia del Estado de Israel es “un esfuerzo racista”.
También es antisemitismo negar los vínculos históricos y religiosos de los judíos con la tierra de Israel. Por todo esto, acusar a Israel de apartheid “es una versión más extrema de la acusación que equiparaba en la ONU a Sionismo con Racismo”, sostiene la representante de NGO Monitor.
Los defensores de Israel solemos afirmar que a Israel se le juzga con doble rasero, tal cual señaló el portavoz de la Cancillería israelí Lior Haiat. Para verlo concretamente, basta con notar qué situaciones Aministía Internacional ni aborda ni investiga, a quiénes no osa condenar por nada, mientras acusa a Israel de lo peor.
“No dicen nada sobre algunas prácticas en varios países musulmanes, como leyes de blasfemia, castigo con la pena capital por convertirse a otra religión, prohibición de portar Biblias y realizar servicios religiosos de otros credos”, detalla Herzberg. “No hablan de los palestinos en Líbano a los que se les prohibe ejercer determinadas profesiones y ser propietarios de bienes inmuebles”. Y en referencia a la condena de AI a Israel por ser un Estado judío, agrega: “No llama a eliminar a más de 56 países con mayoría musulmana o con versiones institucionalizadas de dominio y opresión. Claro que ignoran que la Autoridad Palestina castiga con la muerte a quien vende propiedades a judíos”.
En medio del análisis del contenido, Anne Herzberg aborda también la problemática metodológica del informe:
“Es elocuente que no se diga quién escribió el informe. Atribuyen varias afirmaciones a expertos jurídicos que no dicen quiénes son. Dicen que hablaron con 56 testigos, muchos de los cuales no están identificados, y no dicen nada acerca de cómo los seleccionaron y si estuvieron presentes en una entrevista con Amnistía”.
Y no sorprende que para justificar sus acusaciones de hoy, Aministía Internacional hace caso omiso de la historia.
“El informe plantea una versión del conflicto que es prácticamente una fábula, borrando completamente el concepto de violencia y rechazo de parte del mundo árabe y el rol de los palestinos en la creación y perpetuación del conflicto”, acusa Herzberg. “Presentan la fundación de Israel y políticas como la Ley del Retorno, aunque hay similares en otros países como Irlanda y Grecia, como un pecado original. Ignoran la persecución de los judíos y tanto los esfuerzos internacionales como la base legal para el establecimiento de Israel. Y minimiza los esfuerzos de Israel por lograr la paz”.
NGO Monitor considera especialmente grave la forma en que Amnistía minimiza el papel y la gravedad del terrorismo árabe contra Israel.
“Especialmente escandaloso es la visión del terrorismo, particularmente tomando en cuenta que el informe viene de una organización por los Derechos Humanos. Hace caso omiso del terrorismo palestino minimizando inclusive la campaña de atentados suicidas a comienzos de los 2000, la verdad sobre cómo comenzó el conflicto en mayo del 2021 y dando muy poco lugar a los ataques con cohetes, ignorando que 4.000 cohetes fueron lanzados en 11 días y que varios palestinos murieron inclusive por la caída de cohetes palestinos sobre ellos”.
Probablemente una de las pruebas más contundentes de que lo que interesa a Amnistía Internacional no es que los civiles vivan en paz, es que recomienda a la Autoridad Palestina poner fin a la cooperación de seguridad con Israel. O sea, una coordinación que si bien no está exenta de problemas, tiene como uno de sus objetivos combatir el terrorismo, es para Aministía algo que debe terminar. Pero más allá del contenido en sí ¿qué autoridad tiene Amnistía para recomendar algo así?
El informe de Amnistía Internacional, no es una lucha por los Derechos Humanos de los palestinos sino un escenario de odio contra Israel. No es casualidad que todas las organizaciones terroristas expresaron su beneplácito y felicitaron a Amnistía por el informe.
Han perdido toda la vergüenza. No los terrorista, que nunca la tuvieron, sino Amnistía que hace muchos años era más seria. Ahora, en el mejor de los casos, parece absolutamente infiltrada por detractores antisemitas de Israel. A nuestro criterio, esos elementos son también terriblemente nocivos para los palestinos.