Janucá es una de las fiestas más alegres del calendario hebreo. Durante ocho noches encendemos velas, se comen sabrosos pasteles fritos (sufganiot), los niños juegan (sebibón) y reciben regalos.
Por: Rabino Yosef Bitton
Pero ¿por qué tanto festejo?
Porque hace mas de 2,000 años atrás ocurrió un gran milagro: el aceite de la Menorá, el candelabro del gran Templo de Jerusalem, que tenía que alcanzar para mantener encendidas las velas un solo día, fue suficiente para que las velas se mantuvieran encendidas por 8 días.
Todo esto es muy conocido. Pero es solo una muy pequeña parte de la historia de Janucá. El significado de esta fiesta es muy profundo y se relaciona con la lucha por la libertad religiosa y la supervivencia de nuestra Torá en un momento en el que el judaísmo estuvo a punto de desaparecer.
Esta parte de la historia de Janucá es, increíblemente, no muy conocida. No se habla mucho de la heroica rebelión armada de Matitiyahu y sus hijos, sus triunfos, sus derrotas, y todos los milagros que nuestro pueblo experimentó en esos tiempos tan difíciles.
La historia de Janucá es una combinación del heroísmo judío, la voluntad de sacrificarlo todo por preservar nuestra Torá y la permanente intervención Divina que acompañó a nuestros antepasados en cada batalla.
En estos próximos días quisiera contarles una versión un poco más completa de la historia de Janucá. Y se me ocurrió dividir este relato en 8 capítulos y mencionar 8 milagros que debemos tener presente en Janucá para celebrar la fiesta de Janucá con mucha alegría. Para sentirnos muy orgullosos de nuestros heroicos antepasados. Y para que nuestro corazón se llene de una inmensa gratitud al Todopoderoso por todo lo que ha hecho y hace por nosotros.
על הנסים ועל הפורקן ועל הגבורות ועל התשועות
ועל המלחמות שעשית לאבותינו בימים ההם בזמן הזה