Los conflictos todos son experiencias complejas llenas de angustias. Pero también en ellos hay grados. Y hay momentos que se convierten en icónicos, en símbolos de lo vivido. Puede ser por la esperanza. Y puede ser por el horror.
Por: Ana Jerozolimski, Semanario Hebreo Jai
Uno de ellos es el ejemplificado en la foto que es portada de esta nota, en la que el palestino Aziz Salha muestra orgulloso a la multitud palestina enardecida, sus manos rojas de la sangre de uno de los reservistas israelíes a los que acababa de asesinar, parte del linchamiento en el que participaron varios hombres, entre ellos también policías palestinos. mientras centenares más vitoreaban desde abajo, festejando la sangre.
Fue hoy hace 21 años, el 12 de octubre del 2000, poco después de estallada la segunda intifada palestina contra Israel. Fue un día en el que quedó claro que hay en este mundo quienes no merecen ser llamados “gente”. La verdad, la palabra “animales” tampoco les va bien. Pobres animales….¿qué tienen que ver?
Vadim Nurzhitz y Yosi Avrahami, dos reservistas israelíes que viajaban en un coche civil y estaban en camino a una base del ejército junto a Beit El en Cisjordania, se equivocaron de camino y entraron en la aldea Bitunia aledaña a la ciudad palestina de Ramallah.
Policías palestinos, en lugar de indicarles que den media vuelta y salgan del lugar, o de entregarlos a la oficina de enlace con Israel, los sacaron de su auto por la fuerza y los llevaron al edificio de la policía en El Bireh, donde fueron atacados. Rápidamente corrió el rumor que había dos soldados israelíes en el lugar. Una multitud de palestinos rodeó el lugar. Varios hombres subieron al segundo piso, acuchillaron y golpearon a los dos israelíes y se ensañaron con sus cuerpos. A uno de ellos lo prendieron fuego, no está claro si cuando aún estaba vivo. Fueron lanzados por la ventana hacia abajo, donde continuó el ensañamiento.
Vadim se había casado hacía pocos días con Irena, que cuando intentó llamarlo para saber si había llegado bien a su base, oyó ruidos raros y la llamada se cortó. Irena ya llevaba en su vientre el hijo de ambos que jamás conoció a su padre. A la esposa de Yosi le respondió uno de los terroristas: “Acabo de degollar a tu esposo”.
El símbolo de ese ataque terrorista fue la imagen captada por un equipo de la televisión Mediaset de Italia, de Aziz Salha mostrando a la muchedumbre sus manos ensangrentadas.
Son varios los niveles del horror.
El linchamiento en sí.
El deseo de sangre.
La convicción de que la gente que estaba allí agolpada, disfrutaría de la escena.
Es difícil encontrar las palabras para describirlo.
Todos los involucrados fueron detenidos tarde o temprano por Israel y condenados a prisión.
Aziz Salha, el máximo símbolo del linchamiento, fue excarcelado en el 2011 en el marco del acuerdo entre Israel y Hamas para liberar al soldado Gilad Shalit secuestrado por la organización terrorista y cautivo en Gaza durante más de cinco años.
Somos de los convencidos que hay que tratar de lograr la paz. Pero prohibido bajar la guardia. Prohibido ser ingenuos. Abiertos al diálogo , siempre, pero sin descuidar la seguridad.
Las imágenes son duras, pero no podemos dejar de compartirlas aunque las explicaciones no tienen traducción.