Tras una noche de verdadero infarto en Estados Unidos, Donald Trump, candidato del partido republicano, ha ganado las elecciones presidenciales en Estados Unidos.
Sorpresa mayúscula la que se ha vivido durante la madrugada del martes a miércoles en Estados Unidos. Todo parecía indicar, según la práctica totalidad de las encuestas, que Hillary Clinton se convertiría en la próxima presidenta de Estados Unidos, pero el recuento de los votos ha dicho lo contrario.
La noche comenzaba con un vuelco inesperado tras la victoria de Trump en Florida por dos puntos. Otro revés para Clinton, este esperado, lo sufrió en Ohio, Carolina del Norte y Michigan, tres de los Estados claves. A esa hora los Clinton comenzaban a entender que las posibilidades de derrota crecían.
A medida que pasaba la noche la cosa solo hacía empeorar para Hillary Clinton. El New York times a media noche americana daba un 95% de posibilidades a Donald Trump como ganador. A esa hora los fervientes seguidores de la candidata demócrata no disimulaban sus rostros de tristeza y preocupación.
Donald Trump será el próximo presidente de Estados Unidos tras una campaña muy agresiva y polarizada. Su labor a partir de ahora será unir a una sociedad rota.
Las elecciones americanas han dicho que lo que necesita Estados Unidos es cambio, tras no haber calado el discurso de continuidad de Hillary Clinton. Curioso el dato que nos pasa un buen analista político americano que nos indica que Donald Trump ha vencido en los principales feudos pobres. El multimillonario venció sin duda gracias a los votos de aquellos americanos desamparados por un sistema que no les representaba. Sin embargo, Hillary Clinton, más cercana a posiciones más socialistas, ha vencido en los Estados ricos. Curiosidad de la cual se hablará mucho en los próximos días.
Los mercados, con total seguridad, abrirán mañana en rojo, con fuertes descensos. El cambio anunciado por Donald Trump es tan grande que los bancos y las principales empresas americanas estarán varios días a la espera de escuchar un mensaje tranquilizador de Trump, que llegará, tarde o temprano. Otra cosa es saber qué es lo que hará al final.
La máxima prioridad para Trump son los intereses nacionales de Estados Unidos. Trump pone a la economía real por delante de Wall Street y considera la recuperación económica y la reducción de la deuda pública como sus principales objetivos Trump es muy posible que eleve los tipos de interés, haciendo que los préstamos sean más caros y menos accesibles para la mayoría de la sociedad. Como resultado, los bancos –cuya principal fuente de ingresos es la deuda de los ciudadanos– se asfixiarán todavía más y finalmente quebrarán. No obstante, esto podría suponer la salvación de la economía estadounidense.
Con respecto a Israel, Donald Trump ha prometido un sin fin de cosas, muy favorables a Israel, que esperemos que cumpla. Entre otras, el traslado de la Embajada de Estados Unidos a Jerusalem, ampliar la ayuda para la defensa del Estado Judío, la continuidad del veto en favor de Israel en Naciones Unidos, y no aceptar un Estado Palestino hasta que no se sienten a negociar ambas partes, y no la comunidad internacional.
En resumen, comienza un periodo de incertidumbre en Estados Unidos, que poco a poco irá despejando el futuro Presidente de Estados Unidos. Un futuro Presidente sin experiencia política, sin experiencia de gestión en la administración y que, con total seguridad, deberá relajar su tono, si quiere verdaderamente ser el Presidente de todos, y ser un país de referencia a escala mundial.
Desde Unidos con Israel le deseamos suerte, y esperamos que las relaciones con el Estado judío se refuercen, y que la confianza entre ambos vuelva a sus mejores momentos.
Unidos con Israel