Tras una excepcionalmente aspera campaña electoral, el primer ministro Benjamin Netanyahu salió victorioso el martes por la noche después de ganar 30 de los 120 escaños de la Knesset, una amplia mayoría sobre los 24 escaños recibidos por su principal rival.

El primer ministro elogió la lista de candidatos que resultó de las internas del Likud y la calificó de “fantástica”. Netanyahu tiene sus motivos: la mayoría de los candidatos que apoyó lograron un lugar suficientemente alto como para asegurarse un escaño en la próxima Knéset, y a gran parte de los candidatos que no respaldo les fue bastante mal.