Un chiste judío propone que los antiguos israelitas marcharon de Egipto a Canaán por la tartamudez de Moisés. Dios le ordenó: “Lleva mi pueblo a la Tierra Prometida, la tierra que mana leche y miel; llévalo a Canadá”, y Moisés repitió a sus columnas con gran esfuerzo: “¡Vamos a Can… can… na… án!”. Y allí los encajó.

Para Meir Kahlon, presidente de la Organización Mundial de Judíos de los Países Árabes, esta es una semana histórica. Por primera vez, Israel ha reconocido oficialmente su sufrimiento, el de su familia y algunos otros 850.000 judíos que se exiliaron, fueron expulsados o huyeron de sus hogares en Siria, Libia, Marruecos, Argelia, Túnez, Irán, Irak, Yemen, Egipto, Líbano y otros países árabes y musulmanes en la época de la fundación del Estado de Israel y después.