La población judía se sentía cada vez más desplazada y privada de su tierra. En el plano religioso la situación no era mejor: Las provocaciones y humillaciones contra los judíos seguían creciendo cada vez más.

Hace unos días escribimos acerca de los tesoros que el ejército romano robó del Templo de Jerusalem, y que esos tesoros fueron utilizados para sanar la economía del Imperio romano, que estaba al borde de la ruina, y llevarla a 20 años de prosperidad.