(Ilan Shilmaiv/City of David)

En el sello, que fue descubierto en las excavaciones de la Autoridad de Antigüedades de Israel realizadas cerca del Muro Occidental y la Ciudad de David, aparece una figura alada y un nombre hebreo inscrito en escritura paleohebrea. El sello, “uno de los más hermosos jamdescubiertos”, era utilizado para firmar documentos por un alto funcionario de la administración del Reino de Iehudá.

(Comunicado de la portavoz de la Autoridad de Antigüedades de Israel)

Un sello de piedra, extremadamente raro e inusual, de la época del primer Gran Templo, de unos 2.700 años de antigüedad, con un nombre inscrito en escritura paleohebrea y una figura alada, fue descubierto cerca de la muralla sur del Monte del Templo, en el Jardín Arqueológico Davidson, durante las excavaciones llevadas a cabo por la Autoridad de Antigüedades de Israel y la organización de la Ciudad de David.

Según el Dr. Yuval Baruch y Navot Rom, los directores de la excavación en nombre de la Autoridad de Antigüedades de Israel, “el sello, elaborado de piedra negra, es uno de los más hermosos jamás descubiertos en excavaciones en la Antigua Jerusalén y está elaborado al más alto nivel artístico”

El objeto-que fue grabado con escritura de espejo, le servía a su dueño tanto de amuleto como para firmar legalmente documentos y certificados. Exhibe un corte convexo en ambos lados, y un orificio taladrado a lo largo, de modo que se pueda colgar de una cadena y colocarlo en el cuello. En el centro asoma una figura de perfil, posiblemente un rey, con alas; vestido con una larga camisas a rayas y caminando hacia la derecha. La figura tiene una melena de largos rizos que le cubre la nuca, y en su cabeza, tiene un sombrero, o una corona. La figura levanta un brazo hacia adelante, con la palma abierta; tal vez, como para sugerir algún objeto que sostiene. A ambos lados de la figura aparece grabada una inscripción en escritura paleohebrea: “LeYehoezer ben Hoshayahu”

Según el Dr. Filip Vukosavovic, arqueólogo y asiriólogo de la Autoridad de Antigüedades de Israel, quien estudió el sello, “se trata de un descubrimiento sumamente raro e inusual. Esta es la primera vez que se halla un “genio” alado, una figura mágica protectora, que ha sido encontrada en la arqueología israelí y regional. Las figuras de demonios alados son conocidos en el arte Neoasirio de los siglos IX-VII antes de la era común, y eran consideradas una especie de demonio protector».

Los investigadores creen que el objeto, en el que originalmente solamente aparecía la imagen del demonio, se llevaba como amuleto alrededor del cuello de un hombre llamado Hoshayahu, quien tenía un puesto jerárquico en la administración del Reino de Judea. En virtud de su autoridad y estatus, este Hoshayahu se permitía ennoblecerse y exhibir un sello con una figura imponente grabada en él, que encarnaba un símbolo de autoridad. “Parece que el objeto fue elaborado por un artesano local, un judaíta que produjo el amuleto a pedido del dueño. El mismo, fue preparado a un nivel artístico muy elevado”, afirma el Dr. Vukosavovic.

La hipótesis es que después del fallecimiento de Hoshayahu, su hijo Yehoezer heredó el sello, y entonces, agregó su nombre y el de su padre, en cada lado del demonio. Esto lo hizo, tal vez, a fin de apropiarse directamente de las cualidades beneficiosas que creía que el talisman encarnaba como un objeto mágico.

El nombre Yehoezer nos resulta familiar de la Biblia (Crónicas I, 12:7) en su forma abreviada-Yoezer, uno de los combatientes del rey David.

También, en el libro de Irmiahu (43:2), que describe los hechos de este mismo período, es mencionada una persona con un nombre paralelo, “Azaria ben Hoshaya”. Las dos partes de su nombre están escritas en orden inverso al nombre del dueño del sello, y su segundo nombre es el mismo, apareciendo en su forma abreviada. Esta forma de escritura en el texto se ajusta al nombre en el sello recientemente descubierto y de ese modo, es apropiado para esta época.

Según el profesor Ronny Reich, de la Universidad de Haifa, un colaborador de la investigación, señala que “la comparación de la forma de las letras y la escritura con las de otros sellos hebreos y bullae (impresiones de sellos de arcilla) de Jerusalén demuestra que, en contraste con el cuidadoso grabado del demonio, la inscripción de los nombres en el sello fue realizada de manera descuidada. No resulta imposible que tal vez fuero el mismo Yehoezer el que grabó los nombres en el objeto”.

“Esta es una evidencia adicional de las capacidades de lectura y escritura que existían en este período”, dice el Dr. Yuval Baruch, director de la excavación y subdirector de Arqueología en la Autoridad de Antigüedades de Israel. “contrariamente a lo que se suele considerar, parece que la alfabetización en este período no era solamente cuestión de la élite de la sociedad. La gente sabia leer y escribir, al menos, a un nivel básico, para las necesidades del comercio. Sabemos acerca de muchas impresiones de sellos escritos, en escritura paleohebrea, procedentes de los alrededores de la Ciudad de David y el Reino de Judea”.

“La figura de un hombre alado en un marcado estilo neoasirio es singular y sumamente raro en los estilos glíficos de finales de la época del primer Gran Templo. La influencia del Imperio Asirio, que había conquistado toda la región, es aquí claramente evidente”, agrega el Dr. Baruch.

“Judea en general y Jerusalén en particular en esa época, estaban sujetas a la hegemonía del Imperio Asirio y recibían su influencia, una realidad que también se reflejaba en los aspectos culturales y artísticos. El hecho que el dueño del sello eligiera un demonio para ser la insignia de su sello personal, puede dar cuenta de su sentimiento de pertenencia a un contexto cultural más amplio, tal como ocurre hoy en Israel, donde la gente se considera que forma parte de la cultura occidental. No obstante, dentro de ese sentimiento, este Yehoezer también se aferraba firmemente a su identidad local, y por ello, su nombre es escrito en la escritura hebrea,y su nombre es un nombre hebreo, que pertenece a la cultura de Judea. En los últimos años, las evidencias arqueológicas son cada vez mayores, especialmente en las excavaciones de la ciudad de David y en la base del Monte del Templo, e instructivas en referencia al alcance de la influencia cultural asiria en nuestra region, y en particular, en Jerusalén”.