Taller de cooperación para adolescentes judíos y árabes de la Escuela de Circo de Israel, Kfar Yehoshua. Foto: A New Way Foto: A New Way

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La hija de décimo grado de Avital Elyakim se preparó para su examen de ingreso a educación cívica de una manera inusual: junto a sus compañeros de clase en una secundaria judía en Tel Aviv participaros de sesiones de estudio y proyectos con compañeros de un colegio de la ciudad árabe israelí de Taibeh.

Por: Abigail Klein Leichman, Israel 21c

Los padres fueron invitados a la reunión final del año y allí los facilitadores dividieron a todos en pequeños grupos de discusión.

“La sensación general fue de cercanía y cooperación. Una de las amigas de mi hija había dudado en participar y su padre estaba en mi grupo. Vi la diferencia, el cambio en ella debido al encuentro personal”, le contó Elyakim a ISRAEL21c en Español.

Cuando termino esa jornada, Elyakim le preguntó a la directora del programa cómo podía participar en la organización patrocinadora, A New Way (Una nueva manera).

Al año siguiente se abrió un puesto de marketing en la organización y Elyakim dejó la empresa de alta tecnología donde había trabajado durante 11 años para sumarse.

Sí, la mujer comenzó a trabajar allí en julio de este año luego de que Tikva Bracha, fundadora de A New Way, ganara el premio William Berelson de la Universidad Ben Gurion del Néguev por la promoción del entendimiento judío-árabe en memoria de Yitzhak Rabin (primer ministro de Israel asesinado en 1995).

Conectarse sin odio

Erez Bar, director ejecutivo de A New Way, afirmó que la fundadora de la entidad vio que judíos y árabes podían conectarse sin odio y que creía que la calidad de las relaciones entre ambos dos grupos determinaría en gran medida a la sociedad y el futuro del Estado de Israel.

“Todo comenzó en 1998 como un grupo de activistas sociales y académicos que hablaban sobre las relaciones árabe-judías en Israel, cómo sería el futuro y de qué forma podrían desempeñar un papel en su configuración. Durante casi dos años fue más como un grupo de expertos”, destacó Bar.

Luego surgió la Segunda Intifada, un levantamiento árabe marcado por ataques terroristas mortales durante más de cuatro años. “En ese momento, Tikva empezó a cambiar el concepto: dejar hablar y empezar a hacer. Así, se dirigió a la municipalidad del poblado árabe de Kfar Kassem para empezar a conocer gente, especialmente en las escuelas. Todo empezó ahí”, recordó el hombre.

Niños, padres, maestros y funcionarios

Los encuentros de A New Way promueven la tolerancia y la comprensión a través de disciplinas como el teatro, los deportes, la música, los debates y las actividades de voluntariado dirigidas por 25 facilitadores capacitados de diversos orígenes.

Con el apoyo del Ministerio de Educación y diferentes municipios, A New Way conecta a un promedio anual de 5.000 participantes en 40 ciudades.

La organización trabaja con cuatro “círculos” de actividad, según describió Bar.
El primero son los estudiantes de cuarto a undécimo grado. El segundo son los educadores. “Este año dictamos un curso de educación continua de 30 horas para maestros y fue tan exitoso que el Ministerio de Educación nos pidió que hiciéramos uno más”, dijo Bar, que añadió que el foco estuvo puesto en la formación de la empatía en el aula y creando iniciativas sociales para encuentros multiculturales.

En ese sentido, expresó que muchos maestros dijeron que había sido uno de los cursos de educación continua más singulares que habían tenido.

Los padres son el tercer círculo. A New Way organiza al menos 12 reuniones cada año de 30 a 40 grupos de padres. “Al principio, algunos no quieren que sus hijos participen pero luego de las sesiones para padres quieren hacer más y conocer más. Tenemos muchos padres que se unen como voluntarios”, contó Bar.

El cuarto círculo son los alcaldes y funcionarios educativos municipales.
Entre el 40 y el 50 por ciento del presupuesto de A New Way es financiado por las comunidades de acogida “Cada círculo interactúa con los demás, y esto permite que se produzca un impacto”, dijo Bar.

Taller de desafíos de la naturaleza en el bosque Carmel para niños judíos y árabes. Foto: A New Way

La crisis del COVID y la guerra

La pandemia detuvo muchas de las actividades conjuntas. Sin embargo, cuatro de los municipios más grandes donde trabaja la organización -Migdal HaEmek, Nazaret y Nof Hagalil en el norte, y el Consejo Regional de Yehuda cerca de Jerusalén- siguieron financiando programas en unas 20 escuelas incluso durante la crisis del coronavirus.

“Antes de la pandemia, dos niñas de 11 años, una en Ramat Hasharon y la otra en Kfar Kassem, se conocieron en nuestras sesiones grupales y se hicieron buenas amigas. Durante la crisis, se las arreglaron para reunirse. Y me enviaron una foto en la casa de la niña árabe con sus familias reunidas y hablando juntas en un momento en que muchos judíos tenían miedo de ir a las ciudades árabes debido a las altas tasas de COVID”, contó Bar.

La fundador de A New Way, Tikva Bracha, proviene de Ramat Hasharon y comenzó la iniciativa en Kfar Kassem. La amistad de las chicas completó el círculo.

“Podemos ver que ayudamos a reducir los prejuicios y estereotipos no solo entre los niños sino también entre sus familias”, manifestó Bar.

La organización sin fines de lucro también tuvo que enfrentar enfrentamientos raciales que estallaron en varias ciudades israelíes mixtas en mayo de este año.
Una de esas ciudades es Lod, donde hace dos años un grupo de madres inició un nuevo capítulo de A New Way.

Niños de las ciudades mixtas israelíes de Ramla y Lod que participan en A New Way. Foto: A New Way

“Durante los violentos eventos de mayo, A New Way encuestó a estudiantes de octavo y noveno grado en nuestras comunidades”, dice Bar.

Los resultados mostraron que los participantes de A New Way sentían un 25 por ciento menos de odio y un 16 por ciento menos de ira hacia “el otro” en comparación con sus compañeros que no participaron.

Niñas árabes y judías se ofrecieron juntas como voluntarias para limpiar los escombros de un bosque en el Día de las Buenas Acciones en Israel. Foto: A New Way

Además, el 28 por ciento de los participantes de A New Way dijeron que los conflictos los volvían más dispuestos a colaborar y el 23 por ciento indicaron que estaban más dispuestos a reunirse.

“Esos números muestran por qué el modelo de los cuatro círculos y el aprendizaje de la experiencia crea cambios, especialmente cuando hay violencia. Me emocioné al ver cuán grande es la diferencia”, le dijo Bar a ISRAEL21c en Español.

Promover la comprensión

La profesora Sarah Abu-Kaf, titular del Programa de Resolución y Gestión de Conflictos en la BGU y miembro del Comité del Premio Berelson, también quedó impresionada.

“A la luz de los recientes eventos en el país y las difíciles experiencias por las que todos hemos pasado, el Premio Berelson es muy importante como un reconocimiento diseñado para dar aprecio y respeto a las organizaciones que promueven las buenas relaciones y fortalecen los lazos entre judíos y árabes. El mensaje importante que transmite A New Way es que hay excelentes formas de promover el entendimiento, la familiaridad y las buenas relaciones entre los diversos grupos de la sociedad israelí”, declaró Abu-Kaf.

Un ejercicio de “círculo de confianza” en Jerusalén. Foto: A New Way

Bar, que obtuvo su maestría en el Programa de Liderazgo Social Mandel en BGU, observó que las personas que realmente creen en una sociedad compartida están hoy más comprometidas. “En septiembre veremos más efectos. Somos muy profesionales y sabemos cómo trabajar con los escépticos”, indicó.

Bar recordó que durante el conflicto de mayo  también hubo mucha gente haciendo “hermosos gestos entre sí” que no fueron bien cubiertos por los medios.
“Por ello tenemos que continuar con nuestro trabajo, expandirnos y llegar a más personas porque es muy importante cambiar las opiniones de las personas. Queremos recaudar más fondos para permitir que participen más escuelas y comunidades”, finalizó.

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