Superficialmente, pareciera que la gira de julio del presidente estadounidense Joe Biden a Arabia Saudita, luego de su visita a Israel, no cumplió con las expectativas sobre un progreso tangible hacia la creación de una alianza militar similar a la OTAN en el Medio Oriente.
Por Yaakov Lapin
Sin embargo, detrás de escena, probablemente era poco realista en esta etapa esperar que Riad hiciera públicas todas las formas potenciales en que podría, o ya ha comenzado, a cooperar con Israel en el ámbito de la defensa, contra el adversario común: Irán y su eje regional radical chií.
Arabia Saudita, cuyas ciudades, aeropuertos y sitios petroleros han sido objeto de ataques regulares con misiles y vehículos aéreos no tripulados por parte de los hutíes respaldados por Irán en Yemen, está claramente interesada en ver a Irán contenido, y al mismo tiempo evitar una guerra total con la República Islámica.
La estructura social conservadora del Reino de Arabia Saudita, aunque cambió bajo el liderazgo del príncipe heredero Muhammad Bin Salman, también significa que el país no puede cambiar su orientación pública hacia Israel de la noche a la mañana, de la misma manera que lo hicieron los Emiratos Árabes Unidos y Bahréin tras haber firmado los Acuerdos de Abraham de agosto de 2020.
El liderazgo saudita ha indicado que requiere progreso en el frente israelí-palestino antes de que pueda avanzar más en la normalización.
Si bien llevar a Riad a la mesa de los Acuerdos de Abraham es un objetivo estratégico principal de Israel, debido al poder militar, económico y político que ejerce el estado saudita en la región, la capacidad de Israel y Arabia Saudita para cooperar de manera más tranquila contra Irán probablemente sea significativa y más profunda de lo que parece.
El traspaso de septiembre de 2021 de Israel del área de responsabilidad del Mando Europeo de las Fuerzas Armadas de EE. UU. (EUCOM) al Mando Central (CENTCOM), este último responsable de Oriente Medio, marcó un hito importante en el desarrollo de una arquitectura de la región.
Ha permitido la coordinación mucho más sustancial liderada por Estados Unidos de las actividades militares operativas entre Israel, los estados pragmáticos del Golfo y las fuerzas estadounidenses en el Medio Oriente contra el eje iraní-chií.
Eso hace que un enfoque colectivo en la región hacia las amenazas comunes sea más fluido entre Israel, los Emiratos Árabes Unidos y Bahréin, pero también, probablemente, con Arabia Saudita.
El establishment de defensa israelí ha estado trabajando en estrecha colaboración con CENTCOM durante años antes del traspaso de Israel a su área de responsabilidad; pero ahora que las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) son un socio formal de CENTCOM, se han abierto nuevas oportunidades.
Esto incluye ejercicios conjuntos de entrenamiento marítimo y aéreo, planificación estratégica y trabajo en la elaboración de doctrinas de cooperación regional. El intercambio de inteligencia sobre la actividad enemiga y la transferencia de capacidades tecnológicas probablemente estén sobre la mesa, como lo ilustra la reportada compra por parte de Marruecos del avanzado sistema de defensa aérea y antimisiles Barak MX de la Industria Aeroespacial de Israel en febrero de 2022.
El traspaso de Israel a CENTCOM formaliza ejercicios militares conjuntos que involucran a las fuerzas estadounidenses, árabes e israelíes, creando una plataforma que se puede utilizar para desarrollar la cooperación común de defensa antimisiles, así como la cooperación en seguridad marítima, ciberdefensa, contraterrorismo y operaciones especiales.
Esto puede formar la base de un bloque anti-iraní, ya sea oficial o no.
Si bien cada nación en este bloque es responsable, ante todo, de crear soluciones a sus desafíos individualmente; la creación de acuerdos regionales ya está en marcha entre Israel y los estados sunitas del Golfo, a pesar de que cada país tiene su propia percepción del perfil de la amenaza en lo que al eje iraní se refiere.
Sin duda, las FDI pueden proporcionar una serie de capacidades a este bloque.
Así como Arabia Saudita ahora otorga derechos de sobrevuelo a aviones civiles que vuelan en su espacio aéreo, teóricamente podría hacer lo mismo para los vuelos de la Fuerza Aérea de Israel (FAI), al igual que otros estados del Golfo que están cerca de Irán.
El entrenamiento conjunto cada vez más íntimo, como el simulacro conjunto de la armada de EE. UU., Israel, Emiratos y Bahréin en noviembre de 2021 en el Mar Rojo, forma el pilar clave de este bloque emergente.
La adquisición de sistemas de defensa aérea israelíes, como la Cúpula de Hierro (Iron Dome), por parte de los estados del Golfo sigue en la agenda, así como la transferencia de otras tecnologías de defensa israelíes.
A medida que pasa el tiempo, la ventaja comparativa de cada socio en esta alianza se vuelve más clara para todos.
Israel está bien posicionado para proporcionar capacidades de intercepción de drones (VAN) a sus nuevos amigos del Golfo, mientras que todos los países que están bajo el área de responsabilidad de CENTCOM pueden compartir información de seguimiento de drones y la actividad de misiles por parte de Irán y sus apoderados, creando una red regional de defensa aérea.
Se puede esperar que muchas de estas actividades ocurran fuera de la vista del público y, por lo tanto, las declaraciones oficiales de los jefes de estado, incluida la de Arabia Saudita durante la reciente visita de Biden, probablemente solo reflejen una parte del panorama completo.
En general, los Acuerdos de Abraham se están convirtiendo cada vez más en una herramienta diaria para facilitar las operaciones conjuntas israelíes y árabes y en el marco para promover la estabilidad regional frente a la agresión iraní. La cooperación de ejército a ejército entre Israel, los Emiratos Árabes Unidos y Bahrein se está volviendo cada vez más estrecha, y las operaciones diarias de las FDI se están integrando cada vez más con marcos regionales liderados por CENTCOM.
Fuente: Alma Research and Education Center