Durante los siglos posteriores a la destrucción del Templo, los judíos se sentían abatidos, pero a pesar de ello, hicieron implementaciones al judaísmo que se adaptaron a la ausencia del Templo.
Escribieron reglas, muchas reglas morales y sociales, y compilaron estas reglas en un documento llamado Mishná, sobre aquellos lineamientos los grandes judíos eruditos debatieron, y estas valiosas aportaciones de opiniones también formaron otro texto, el cual fue llamado Guemará.
De pronto, en el siglo V fue terminado el sagrado Talmud, que contenía en su interior la Mishná y la Guemará, es decir, muchos lineamientos y sus respectivos puntos de vista interesantes y complejos.
El Talmud no les garantizaría a los judíos la más mínima tranquilidad, pues por los siguientes mil años los perseguiría el antisemitismo, expulsiones y masacres caracterizadas por una extrema crueldad.