Fuente: Porisrael.org

Por: Israel Winicki

Veo un vídeo en Youtube. Un grupo de soldados israelíes junto a un vehículo militar. Frente a ellos un niño de unos cuatro años enarbolando una bandera palestina se acerca a los soldados.

Detrás del niño se ve la figura del padre que incita a su hijo a arrojarles piedras a los militares. El niño toma un guijarro y lo arroja. Sigue aproximándose hasta llegar junto a los soldados. El padre sigue gritándole que les arroje piedras. El niño les arroja un poco de arena. El comandante del grupo le extiende la mano a la criatura y estrecha la del niño ante los gritos histéricos del padre.

Veo una serie de fotos y vídeos de una angelical niña palestina de cabellos rubios y ojos celestes que ataca a soldados israelíes, les arroja piedras, los muerde, los insulta, los desafía, eso sí, siempre frente a las cámaras de Betselem, (ahora esa niñita es célebre, es una “heroína”, Ahed Tamimi. Me pregunto cuando cometerá el atentado suicida que ponga fin a su vida).

Veo vídeos de la TV palestina, un programa infantil. Niños de cara angelical proclaman su voluntad de convertirse en mártires.

Veo vídeos de una clase en una escuela palestina, donde se enseña que los judíos deben morir.

Veo vídeos de las manifestaciones en la frontera de Gaza. Niños y adolescentes en la primera línea lanzando cócteles molotov y cometas incendiarios

Y esos niños salen a arrojar piedras (las piedras hieren y matan).

Más adelante en lugar de piedras usarán cuchillos para asesinar judíos, sin que importe la edad, o lanzarán un vehículo contra gente que espera un autobús. En el mejor de los casos serán detenidos, en el peor, morirán.

Les enseñan a odiar, les enseñan que lo mejor es morir matando “enemigos” (mujeres, niños, ancianos, civiles, militares, no importa).

¿Quién es culpable que generaciones enteras de niños palestinos se conviertan en asesinos? Por supuesto que primero debemos señalar a sus dirigentes, que utilizan al pueblo como carne de cañón y herramienta política, mientras ellos disfrutan de sus fortunas obtenidas mediante el robo de la ayuda internacional.

Pero hay otros culpables. Los que lloran lágrimas de cocodrilo por los “pobres niños encarcelados en Israel por arrojar piedras”. Periodistas mal intencionados como en El País de España o Haaretz de Israel, que hacen propaganda a favor del terrorismo. Organizaciones como Betselem que siempre está dispuesta a poner sus cámaras a disposición de cualquier montaje de Palywood que quiera “denunciar la crueldad de Israel”, o los miembros de Shovrim HaShtika (Rompiendo el Silencio), que recorren el mundo ensuciando a Tzahal.

UNICEF, que hace la vista gorda mientras a los niños de las escuelas y colonias de vacaciones de Hamas se los entrena para realizar actos de terrorismo (esto no es nuevo, cuando en 1952 la ONU estableció escuelas en los campos de refugiados, fueron copadas por terroristas que las transformaron en campos de entrenamiento de fedayines).

La dirigencia palestina puede estar bien tranquila, tienen grupos de individuos que los van a apoyar ciegamente, mientras ellos destruyen el futuro de miles y miles de niños palestinos, creando nuevos Ahed Tamimi.