Los misiles aliados atacaron el corazón del arsenal sirio de armas químicas, con el objetivo de castigar al gobierno de Assad por un supuesto ataque con gas nervioso contra civiles, para disuadirle del posible uso futuro de tales armas prohibidas.
El teniente general Richard Newton, ex comandante adjunto del personal de la Fuerza Aérea de los EE. UU. discute si este intento tendrá éxito.