En 1948 David Ben Gurion declaró la independencia del Estado de Israel y 8 meses después Golda Meir fue nombrada embajadora de Israel en la Unión Soviética, aquel día de 1949, Golda Meir bajó del avión en Moscú con una misión: llevarse a los judíos rusos a vivir al estado de Israel, y es que éste sería un beneficio mutuo ideal, el Estado de Israel necesitaba judíos y los soviéticos querían libertad.
Sin embargo, Stalin no se dejó convencer, y a los pocos meses de ese primer aterrizaje, Golda volvió con las manos vacías y con la misión fallida; la Unión Soviética era una enorme presión de la que nadie salía.
Pero el que la diplomacia haya fallado no significaba que el Estado de Israel dejaría de intentarlo, y el gobierno de Ben Gurion ordenó una peligrosísima misión: El espionaje.
En 1957 hubo un evento deportivo internacional en Moscú. El festival de las juventudes socialistas de todo el mundo y por supuesto que Israel no perdió la oportunidad de mandar a su delegación, pero entre aquellos atletas jóvenes y entusiasmados iban algunos espías infiltrados.
Aquel, fue el primer acercamiento entre los israelíes y los judíos rusos, y a pesar del terrible riesgo que implicaba que judíos rusos e israelíes se acercaran más de lo permitido, comenzaron a comunicarse y los israelíes les dieron a los judíos rusos algo a lo que no tenían acceso: libros de historia judía, diccionarios de hebreo y hasta libros de rezo.
Sin embargo, el régimen soviético no era un juego y obviamente, hubieron judíos que fueron descubiertos, los castigos por esto fueron severos, lo que dejaba claro que aunque Nikita Jrushchov condenó las políticas de Stalin cuando subió al poder, las mismas políticas represoras continuaban como si nada hubiera cambiado de aquellos tiempos, en los que gobernaban en Rusia los Zares autoritarios y violentos.
Agradecemos a Nadia Cattan y Enlace Judío por la producción de este vídeo.